XIX

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Llevaban casi dos meses juntos por lo que el tiempo que comparten vale mucho para ambos. Cada instante es tan preciado que si fuera por el lo guardaría dentro de su corazón bajo miles de llaves para que nadie mas pueda verlo. Hacia días que se encontraba intentando decir lo que sentia muy dentro de su pecho pero le parecía que simplemente no se le facilitaba el momento. Habían compartido fines de semanas enteros en su departamento que fueron pura fantasía para él. Que solo le confirmaban que lo que le sucedía con ella era más intenso de lo que creía posible. Consiguieron perderse siempre que tuvieron la oportunidad en otras playas, mas lejanas y en hoteles un poco más sofisticados gracias al aumento de su sueldo. No podía creer todavía como su vida cambio en esos sesenta días desde el momento en que algo divino la puso en su camino.

Se observa en el espejo del baño terminando de alborotar su pelo para acomodar la camiseta azul marino que lleva debajo de la camisa del mismo color a cuadros, además de un sweater oscuro sus jeans y zapatos. Se ha recortado la barba para estar más prolijo en la fiesta de su gran amigo. Es el cumpleaños de Martín quien lo festeja ahora mismo, dentro de una hora, para ser exacto en su casa. Tanto el como Paulina están invitados por lo que le toca esperarla allí para ir juntos. Sabe que ha sido una odisea para ella preguntarle a su madre si le permitía ir, que a pesar de que al principio se nego la ayuda de Juana y su madre fue esencial para que la autorizará. Recuerda que festejaron en la llamada telefónica como si hubieran ganado la lotería. Sonríe para suspirar apoyando sus manos en el lavabo mientras que cierra sus ojos moviendo su cabeza de un lado al otro. Tiene que atreverse por que ya no soportará no decirlo.

Paulina esta viajando directo a su encuentro con una falda bordó oscura que va unos centímetros por encima de sus rodillas, un poleron negro que ha puesto dentro de su falda la misma oculta una musculosa ajustada que tiene debajo, unas medias negras que la cubren del frío y unos zapatos de charol. Se ha planchado su cabello para tomar un mechón y ponerse una hebilla en el costado. También ha decidido cambiar de labial poniéndose uno más oscuro remarcando sus labios. El no tiene ni la más mínima idea pero ella tiene un plan muy claro para el después. No tiene ninguna intención de regresar a su casa por lo que deberá de alojarla en su departamento. Sonríe para perder su mirada por la ventanilla viendo la cantidad de jóvenes que van y vienen por las veredas. Algunos corren, otros cantan a toda voz y luego ríen creyéndose invencibles. El móvil suena dentro de su bolso diminuto por lo que se apresura a tomarlo para abrir el mensaje que acaba de llegarle.

"Cuando estés cerca escribime. Ya quiero verte. Te he echado de menos"

La sonrisa que tenía dibujada en su rostro se hace más amplia al leerlo. Siempre dulce y tan atento que se roba varios latidos de su corazón. No podría haberle tocado uno mejor. Decide responder rápidamente:

"Estoy a unas cinco cuadras guapo. ¿Me esperas en la vereda?. Yo también te he extrañado tantísimo ya quiero verte"

Muerde su labio inferior sin intención para enviar el mensaje. Sus pulsaciones se alteran como todo su interior que se precipita al saber que lo vera en unos segundos.

Ha leído el mensaje unos minutos después por lo que se apresura a salir de su apartamento con el saco en su mano para ponerselo dentro del ascensor. Casi que tropieza cuando corre a la puerta de entrada para verla de pie del otro lado observando hacia adentro. Le sonríe con amplitud para verla que le devuelve el gesto. "Joder que guapa se ve" piensa cuando la mira con descaro de pies a cabeza. Impecable como siempre. No puede dejar de ver que lleva una falda mostrando sus piernas cubierta por unas medias negras de solo pensar en acariciar justo allí siente que vuela. Lo matara de un ataque al corazón que ya se encuentra desbocado por su presencia. Abre la puerta mordiendo su labio inferior para verla como se precipita sobre sus brazos cuando la cierra a su espalda. Rodea su cintura con fuerza para sostenerla sintiendo sus manos en su cuello acariciando su piel para alejarse a verlo.

Tú NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora