Paulina recostó su cabeza en su hombro en cuanto subieron al ascensor para seguir perdida en las sensaciones. De sus caricias sobre su polerón que ya le molesta casi tanto como toda esa ropa que lleva. Cuando el ascensor se detiene en el quinto piso el se remueve para abrir la puerta y dejarla que salga primero. Caminan por el pasillo llenos de una ansiedad que los recorre van pegados para separarse solo cuando busca la llave para abrir la puerta. En cuanto la cierra a sus espaldas la ve como se quita el bolso para colgarlo junto con su polerón dejando a la vista la musculosa negra de tiras finas al cuerpo que lleva. Se queda atónito, perdido en lo que ve, como si estuviera dentro de un conjuro que lo deja tonto. Embobado. Ella voltea a verlo justo cuando su mirada la esta recorriendo mientras que se quita el sweater por la cabeza para colgarlo a su lado. Paulina lo recorre con sus ojos intentando no perder ningún detalle para alzar una ceja al notar que sonríe.
- Realmente te quedarás toda la noche aquí- dice para rodear su cintura y tironear para atraerla contra su cuerpo.
- Pues si -rodea su cuello para enredar sus dedos en sus rulos y rozar sus labios con los suyos - ¿Te arrepientes?.
Alcanzó a terminar la pregunta para que segundos después José María capture sus labios con desesperación. Desde que la ha visto de nuevo solo podía pensar en besarla de esa manera. Paulina se precipitó sobre el de un salto sintiendo que la sostenía de sus muslos para no perder el equilibrio por el impulso. Se abrió paso dentro de su boca con su lengua mientras que se removia sobre el muy despacio. Iba a enloquecer si no terminaba ahora mismo en la cama con ella. Habia estado toda su adolescencia creyendo que las mujeres con las que habia estado eran ardientes pero ha estado engañado. Nunca habia sentido el nivel de necesidad que le genera esta mujer. Avanza sin mirar mucho más allá recordando cada sitio de su departamento mientras que siente como roza su pecho con el suyo. Mordisquea sus labios tironeando asi consigue que un gemido se escape de su boca. Toma su rostro para ver el brillo de sus ojos claros que la ven como si fuera lo más maravilloso del mundo. Ella muerde su labio inferior y se baja de encima en cuanto llegan a la habitación. El la rodea con sus brazos para cerrar sus ojos unos segundos intentando controlar sus latidos.
- Pau... -se atreve a decir mientras que la ve como se aleja para quitarse la remera por encima de su cabeza- tengo que decirte algo.
Paulina lo observa extrañada. No entiende porqué de golpe se ha puesto tan serio. La observa como si lo que fuera a decir es decisivo para él. La adrenalina y necesidad que sentía se opacan de un golpe cuando su mente no deja de pensar muy rápidamente. Una idea tras otra. Una peor que la anterior. No sabe bien que ha hecho mal. Si fue algo que dijo o quizás toda esa situación con aquel tipo.
José María nota su cambio de semblante paso de estar entusiasmada a ponerse seria. Retuerce sus manos delante de ella mientras que intenta descubrir que es lo que le sucede.- ¿Vas a dejarme? -consulta de la nada en un murmullo con un nudo en su garganta.
Puede sentir que se le va salir el corazón de los nervios que siente. Como si un frío la recorriera de pies a cabeza consiguiendo que tiemble.
- ¿Qué? -dice precipitado para tomar sus manos- ¿por que piensas eso?.
Lo observa en silencio para intentar expresar lo que tiene en mente pero resume toda esa tormenta interna en un encogimiento de hombros. Las lágrimas caen por su rostro mojando sus labios con agua salada.
- Joder, Pau - dice para tironear de sus manos y abrazarla con sus brazos.
Ella reposa su cabeza en su hombro para intentar calmar las lágrimas.
- ¿Cómo puedes pensar que te dejaré? -levanta su mentón para intentar descifrar que tiene en su mente- Jamás haría eso. Ni siquiera tengo motivos ¿por que has pensado eso? -seca con sus manos las lágrimas que caen aún por su rostro.
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Tú Nombre
RomanceJosé María Riquelme cumple veintiún años en un pais extranjero que hace seis meses que habita por decisión y necesidad de huir de una familia que nunca ha estado conforme con sus decisiones. Paulina De La Mora tiene tan solo diecinueve años cuando s...