XVI

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¡Hola! Bueno digamos que finalmente pude terminar de escribir y revisar el capítulo antes de subirlo. Les pido perdón desde ya por haber tardado tanto. Lo que me ocurrió es que el fin de semana hice de todo menos escribir y fue mi error teniendo en cuenta que es cuando más tiempo disponible tengo para dedicarle a esto. Es cuando más consigo avanzar en los capítulos por más que siempre tengo la idea de lo siguiente que quiero contar. Fuera de esta extendida explicación espero que les guste  ya que de a poco se les abren otro frentes a este par con lo que tendrán que lidiar. Les agradezco por leer, votar y comentar siempre.

Sólo agregare que espero que ustedes anden bien y cuidandose de este virus que parece no morir jamás.

¡Lxs leo!

Saludos,

Vero.

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El tiempo pasa demasiado lento cuando no esta a su lado. Más aún cuando esta trabajando codo a codo con su madre que no ha perdido ni medio segundo sin dejar de indagar sobre que ha hecho el fin de semana con su novio. Ha enloquecido del todo si cree que ella podría alguna vez contarle en detalle lo que ha pasado entre ellos. Sabe de ante mano que si se lo dijera sería capaz de llevarla ante el cura de la Colonia para que la bendiga y perdone sus pecados. Pone sus ojos en blanco mientras que la oye comentar sobre algún evento del fin de semana de una de las familias de por allí. Ella decide ignorarla para  concentrarse en el ramo que esta armando. Es para la pareja con la que la madre habla sin parar entretanto que le regala miradas incisivas. Es para un cumpleaños de una hermana de la mujer por lo que han elegido una mezcla divertida de astromelias rosas, lilas y unas rosas blancas junto con una mezcla de eucalipto. Por ser un presente ha tomado el papel más caro para envolverlo de color rosado pastel y blanco. Termina de hacerle la moña con doble cinta para mostrarles y decirle a la madre que les cobre. Deja el ramo sobre la barra para avanzar sobre el salón debe de  cambiar algunas flores de los distintos jarrones de vidrio de las mesas. Esta entretenida en el asunto cuando un niño ingresa empujando la puerta con dificultad. Paulina lo observa unos segundos viendo como va en dirección a la caja. Por el uniforme que lleva puede deducir que es un repartidor de correspondencia. Es bastante habitual que el mismo venga los dias lunes por lo que ella vuelve a centrarse en lo suyo. Decide recoger su cabello para despejar su rostro consiguiendo de esta forma trabajar más cómoda. Esta sacando las flores para cortarles apenas un centímetro o dos de sus tallos para que puedan continuar hidratandose con el agua cuando lo oye finalmente hablar.

- Buenos dias señora -dice el joven para sonreirle-.

- Buenos días - responde Virginia para bajar un poco sus gafas y mirarlo -Dime ¿en que puedo ayudarte?-.

- Estoy buscando a la señorita -dice para revisar en el listado y leer en voz alta- Paulina De La Mora -.

Virginia frunce el ceño por qué no tenía idea que Paulina estuviera esperando una carta o paquete del correo. Se encuentra a punto de comentar algo cuando su hija la interrumpe justo a tiempo.

- Soy yo -dice Paulina para acercarse a él secando sus manos en el delantal-.

- Pues, señorita Paulina tengo un paquete para usted -dice el niño para abrir su bolso y tomar una caja en forma de cuadrado mediana color plateada con un moño que la cruza en forma de cruz de color negra-.

- Oh... Gra-gracias- dice ella viéndola mientras que piensa que sera- ¿Necesitas que te firme?-.

- Si, si por aquí- dice el muchacho para darle la lista y señalar donde- Necesito su nombre completo, su número de cédula y la firma -le informa sonriendo con amabilidad-.

Paulina se acerca con la planilla hacia  la barra para apoyarla de esa manera estará mas cómoda para completar sus datos y devolversela sin dejar de sonreír. Nunca le habían enviado un regalo por correo eso la entusiasma a niveles casi infantiles por que no puede borrar la enorme sonrisa de su rostro. Cuando el niño se va apoya finalmente con delicadeza la caja en la barra para observarla unos segundos en silencio. Como si estuviera tomando valor para abrirla. Virginia no le ha quitado su mirada atenta de encima. Está casi tan expectante como ella para ver que es lo que hay dentro. Buscando aprovechar el instante para decir palabras de más. Esas que siempre sobran.

Tú NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora