「09」

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» El Kim perdido.

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Recostado, se encontraba él. El granjero lo había hallado inconsciente entre su cultivo de trigo, por lo que no lo dudó dos veces y se lo llevó hacia a su vivienda para intentar curarlo de la mejor manera posible.

Cuando vio que el chiquillo comenzó a abrir sus ojos se alejó unos pasos atrás para darle un poco de espacio, puso el trapo de nuevo en el cubo y se secó las manos en su camisa de cuadros sucia

— ¿Dónde estoy? — preguntó algo confuso mientras observaba todo lo que había en su alrededor, definitivamente no era su casa

— Estás en nuestra casa. — apareció una anciana sonriente con una cesta de hortalizas entre sus brazos

— Perdonen por molestar, pero creo que debería irme a la mía. — se levantó con algo de dificultad pero el granjero lo detuvo

— Descansa un poco, al menos. — el pequeño pensó por varios segundos, pero después aceptó con una amable sonrisa en su rostro — Y dime muchacho... ¿Cómo has llegado hasta allí? — preguntó tendiéndole un vaso de agua

— ¡Es verdad! — gritó entrando en pánico — ¿Dónde está mi familia? Tuvimos un accidente y/

— Espera un momento... ¿Un accidente? — preguntó la señora mayor con el ceño fruncido

— Sí... — contestó con un tono afligido — ¿Conocen a la familia Kim? — preguntó con una pizca de esperanza

— No, lo sentimos... — contestó el señor tras varios segundos pensando

— ¿Cuánto tiempo llevo aquí? — preguntó

— Uhm... — el señor hizo una pausa — Casi tres semanas. — los ojos del chiquillo se abrieron de par en par

— Debo volver a casa... Mamá, papá y hyung deben estar muy preocupados. — dicho esto se levantó y se reverenció — Gracias de nuevo, se los agradezco mucho. — después se retiró a paso rápido sin que los dos ancianos pudiesen decirle algo más.

Caminó por los valles desiertos mientras observaba lo que había a su alrededor, vegetación y más vegetación. Por parte se encontraba asombrado ya que no acostumbraba a ver tanto color verde a la vez y por otra parte estaba desesperado por volver a su casa, por desgracia él no sabía que su casa se encontraba muy lejos de donde él estaba.

Pero aun así caminó con la esperanza de que volvería ahí.

Pasaron los días, los cuales se los pasó durmiendo acostado en los duros troncos de los árboles y comiendo frutos que crecían de las abundantes plantaciones que lo rodeaban.

Como si de un milagro se tratase para él, llegó a una ciudad que él desconocía por completo, hasta que a su vista apareció un gran cartel con letras marcadas

"¡Bienvenido a la ciudad de Gwangju!"

— ¿Gwangju? — se paseó por las calles buscando algún alojamiento o algo que le sonase familiar — Mamá me habló de ésta ciudad... — sonrió al ver la estación de trenes.

Si voy en tren, llegaré a Daegu en unas horas.

Se acercó a la caja y habló con una señora que atendía ésta

— ¿Hola? — habló la señora mientras lo observaba de arriba a abajo con una mirada juzgadora

— Hola, me po/

my shadow † kth † #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora