「25」

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» Entonces, ¿Eres feliz ahora?

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La madre condujo rápidamente con una gran sonrisa en su rostro, miraba a todas direcciones para poder calmarse ya que se sentía extrañamente eufórica.

Estaba tan emocionada que ni siquiera podía pensar en que su hijo mayor se encontraba al borde de la muerte, ahora aquello era insignificante en comparación a sus pensamientos sobre el otro hijo.

No lograba recordar la última vez en la que sonrió de la misma manera, tampoco recordaba haber sentido algo parecido, un remolino de fuertes emociones que se mezclaron, formando una tormenta en su corazón.

La sincera sonrisa se borró de su rostro y se convirtió en terror al ver que al final de la abandonada autopista había un coche destrozado que aparentemente había chocado con un ancho tronco, el mismo coche en el que iba el joven al que perseguía. 

Salió del coche a toda prisa mientras se sacaba los tacones para correr con el sucio cemento bajo sus pies, sin importarle que las ramas y piedras se clavasen en sus pies y que el frío clima invadiese el territorio, pues tan solo quería ver que su amado hijo estaba bien.

Cuando llegó al coche comenzó a llorar con desesperación mientras buscaba alguna señal de vida en el vehículo, encontró al joven adolescente con los ojos entrecerrados en la parte delantera. Tenía varios cristales clavados en el rostro y la sangre no tardó en comenzar a salir de las heridas.

Abrió la puerta y sacó al chico que tenía el ceño levemente fruncido, todavía seguía consciente a pesar de tener los ojos cerrados, se maldijo por no haber muerto al instante. Su cuerpo ardía tanto que no lograba saber con precisión de dónde venía ese dolor tan molesto.

Hubiese cerrado los ojos eternamente, si no hubiese escuchado aquella voz tan angelical llamando su auténtico nombre.

— ¿Taejong? ¿De verdad eres t-tú? — preguntó la señora mientras apoyaba el cuerpo desfallecido del joven en su regazo.

Su vista se encontraba borrosa a pesar de que no se encontrase llorando, pero no era necesario la vista para saber de quién provenían aquellos sollozos y palabras.

— ¿... M-Mamá? — musitó intentando mantener los ojos abiertos, se le dificultaba la respiración y cada vez se sentía más cerca de quedar inconsciente, pero no podía creerlo, su querida madre había dicho su nombre 

— Oh dios mío... ¿Dónde estuviste? No puedo creerlo... ¡No pu/ — el hijo interrumpió la voz de su madre, tan solo quería asegurarse de algo, quería saber que si lo que lo estuvo torturando años atrás tan solo fue un pensamiento estúpido que creó su mente en contra de él

— E-escúchame. — elevó su brazo acumulando todas las fuerzas restantes que le quedaban y retiró los mechones de cabello que tapaban el rostro de su madre

— ¿...Q-Qué? — susurró levantando la cabeza para verlo con sus ojos llorosos

— Entonc-ces... ¿N-No me olvidaste?

— Claro que no, cariño... Siempre pensé en ti y nunca te olvidaría por nada del mundo — cuando escuchó aquellas palabras junto a la delicada voz de su madre comenzó a llorar.

Él había sido todo un estúpido, durante toda su vida estuvo presente el resentimiento hacia a su hermano, no tan solo porque él había provocado el accidente, lo único que le importaba era su madre.

Entonces, ¿Con qué propósito provocó tanto dolor? ¿Con qué propósito le disparó a su hermano? ¿Con qué propósito rompió su promesa?

"No le haré daño a nadie nunca más."  

Pero en su corazón volvió a florecer el pequeño Jong, tras largos años con el alma oscurecida, había vuelto a creer.

Y ahora, era el momento de irse finalmente, después de haber vivido tantas cosas.

— Esas son las únicas palabras q-que siempre quise escuchar. — susurró en un hilo de voz débil.

Ahora tenía el corazón y la mente en paz, pero no en su totalidad.

— No puedes irte ahora. — pidió la madre mientras sacudía levemente el cuerpo de su hijo, en el cual cada segundo que pasaba la vida se perdía cada vez más y más. 

— No llores, mamá. — habló con los ojos cerrados — No quiero que lo último que logre escuchar de ti... Sean tus llantos causados por mi culpa.

narra Jong

Ya no tengo fuerzas. El yo en el que todos tomaban por fuerte, se convierte en un débil trozo de cristal con incontables grietas.

Mi vista se hace cada vez menos clara, la voz de la persona que tanto amé se va desvaneciendo y hago un intento para poder escuchar lo que dice.

Escucho mi nombre, alguien me llama, pero ahora ya soy capaz de distinguir la voz  por mucho que lo intente, y finalmente, me rindo mientras espero a que todo termine de una vez por todas, mientras espero a mi último suspiro.

Una pregunta ronda continuamente mi mente, y sigue rondando por los últimos momentos de mi vida; ¿Qué sería ahora mismo de mí si no hubiese salido de ese coche?

Si no hubiese querido salvaros.

Si supiese que de todas formas ibais a sobrevivir.

Si en vez de pensar que fui olvidado, hubiese intentado volver.

¿Me hubiese convertido en lo que soy ahora?

¿Mi final hubiese sido más feliz?

Pero no es posible volver al tiempo, como dicen, el pasado es pasado.

Y ahora que lo pienso bien, no soy un monstruo.

Yo siempre me preocupé por las personas a las que quería, las mismas personas que se preocuparon por mi, pero yo era demasiado ciego y pesimista para verlo.

Puede que en algunos momentos estuviese solo, pero eso era por mí, porque yo creía que estar solo era lo mejor para mí. O tal vez porque no me esforcé en buscar la compañía de alguien.

Mi vida no fue perfecta, pero tampoco fue aburrida.

Entonces sí, tal vez mi final no ha sido como yo lo deseé.

Pero al menos, sí será feliz, desde mi punto de vista. Así que ahora soy capaz de sonreír sin sentir que sonrío para ocultar lo que de verdad siento.

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- R.

my shadow † kth † #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora