26|La trampa

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— ¿Qué haces aquí? —pregunté más que sorprendida. Nada más y nada menos que Alex Calvatti se encontraba parado frente a mi apartamento.

—Necesito hablar contigo. —Dice sin más. Viste un traje muy elegante de color negro completo con el cabello peinado hacia atrás.

— ¿Cómo sabes dónde vivo?

—Eso no es lo que importa ahora.

—Pues yo diría que sí importa. —Respondo algo irritada— Lo volveré a repetir, ¿cómo sabes dónde vivo?

—Escúchame. —Dice, seguido me hace a un lado y entra al apartamento como si fuera de él.

— ¡¿Quién te ha dado permiso de entrar?!

— ¡Cállate y Escúchame! —Dice en voz alta lo cual me hace dar un pequeño salto del susto, se vea irritado, tal vez más que yo y empecé a preocuparme. Algo tenía que haber pasado si Alex había venido a buscarme.

—Está bien, cálmate. No tienes por qué gritar. —Dije más calmada, entré por igual y cerré la puerta tras de mí. Tomé asiento en el sillón y le invité a hacer lo mismo.

Alex camina hacia el sillón de enfrente y toma asiento, ambos mirándonos fijamente, me miraba como si estuviera molesto por algo, como si estuviera harto de mí. No era ningún secreto que desde que el primer en que día Alex y yo nos conocimos no nos llevamos bien, y el hecho de que saliera con Nick solo había empeorado la relación.

—Necesito que te alejes de Nick. —Suelta de repente. Lo miro estupefacta, ¿acaso oí bien?

— ¿Que?

—Ya me escuchaste. Aléjate de Nick, no es una sugerencia, es una orden.

— ¿Y tú quién te crees que eres para ordenarme? —Me pare del sillón, estaba empezando a molestarme. ¡¿Quién rayos se creía este tipo?! — ¡Te apareces en mi casa de la nada, entras como si vivieras aquí y para colmo quieres ordenarme cosas! Ayer he tenido un día muy estresante para tener que lidiar contigo ahora. Vete, Alex.

Alex se puso de pie y se acercó a mí haciendo que la diferencia de altura fuera marcada, pues era casi tres cabezas más alto que yo. Supuse que trataba de intimidarme pero no lo iba a permitir.

—No lo entiendes. —Dice al fin, pareció quebrarse por un momento pero rápidamente cambió a ese semblante serio y frio con el que siempre me trataba. —Tú no lo entiendes.

Tomé un suspiro largo antes de responder — ¿Cómo se supone que voy a entender si lo primero que haces al aparecerte es ordenarme cosas? Dame una buena razón que explique todo esto.

—Ven conmigo.

— ¿A dónde? —Pero no responde. Alex me toma de la mano y me saca prácticamente a rastras del apartamento. — ¡Al menos déjame tomar las llaves!

(...)

Alex y yo íbamos en su auto en silencio, desde que me subí no ha vuelto a decir palabra alguna mientras yo me he mantenido con el teléfono en la mano escribiéndole por mensajes de texto a Chloe en caso de que esto fuera un intento de secuestro. Todo esto no hacía más que confundirme pero necesitaba saber por qué me pedía alejarme de Nicholas.

— ¿A dónde me llevas?

—Ya casi llegamos.

Llegamos a un enorme edificio de grandes ventanales. Alex entró por un parqueo en el sótano y al estacionarse bajó del auto. Confundida imite su acción y lo seguí hasta un ascensor que había. El momento fue incómodo, lo único que podía escuchar era su respiración. Tenía la mirada al frente y vi como su pecho se inflaba al respirar mientras subía y bajaba. Inconscientemente llevé mi mirada a su mandíbula y nunca me había dado cuenta de lo perfilado que su rostro era. El recuerdo de la primera vez que nos vimos en el bar invadió mi mente pero volví a la realidad al escuchar que las puertas del ascensor se abrieron y Alex salió dando grandes zancadas. ¿Siempre tuvo las piernas tan largas?

Novia Por ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora