Target 5: Note musicali

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¿Cuánto más vas a soportar, Gokudera? Regresar a la escuela ha sido una tortura para ti. Tus pocos amigos te ven como una persona fuerte y valiente, pero estás aquí llorando una pena de amores. Patético, ¿no? ¿Qué fue lo que hiciste?, pedirle a un compañero que te cambie el lugar porque "perdiste tus lentes y no puedes ver de lejos". Excusa barata porque bien sabes que tus lentes son para leer y ver de cerca... al menos sirvió y así le sacaste la vuelta a sentarte al lado de la persona que amas y que no te ama. Le prometiste al Arcobaleno que no le hablarías, pero las ganas te queman las entrañas. Quisiste correr a su lado cuando escuchaste que no había hecho su tarea y fue castigado. Quisiste ser el primero en apuntarse acompañarlo a la biblioteca; en cambio tuviste que humillar a todo el salón con tu calificación perfecta y fingir que no te interesaba lo que le pasaba al Décimo, a tu querido y adorado Décimo Vongola, Tsuna Sawada...

– Psst... Gokudera, Ya terminaron las clases, ¿te vas a quedar aquí? – La voz de Yamamoto lo sacó de sus reflexiones. Le echó una mirada rápida al salón para ver que ya nadie quedaba ahí. Guardó sus cosas en la mochila y se levantó para dejar el salón junto al guardián de la lluvia.

–Vámonos, me perdí pensando.

– ¿En Tsuna?

–Sí... en él. – Escuchar su nombre lo afligía, pero ya no le daba pena ocultarlo. Verlo salir junto a Kyoko y a Hana le partía el alma –No sé si pueda acostumbrarme a este cambio tan rápido.

–Te entiendo... ¿vamos a mi casa a comer?

–Te tomaré la palabra. No tengo ganas de cocinar. – Y dicho esto ambos se fueron a casa de Yamamoto. Los chicos caminaron en silencio, en ocasiones Yamamoto trataba de sacar alguna plática, pero al ver que su amigo no estaba muy responsivo, optó por respetar su silencio. Siguieron caminando hasta que se encontraron a Haru en el camino.

– ¡Chicos, qué bueno verlos!

–Hola, Haru. – Yamamoto saludó con esa sonrisa amable que lo caracterizaba y Gokudera sólo esbozó media sonrisa y meneó la cabeza a modo de saludo.

– ¿Han visto a Tsuna?– ambos negaron con la cabeza. Yamamoto, al ver el semblante incómodo de Gokudera, trató de salir del paso.

–No, pero dinos, ¿qué haces por aquí? Esta no es la ruta que sueles tomar para ir a casa.

–No, pero quedé de verme con Kyoko y Tsuna para que me ayudaran con algo. –

–Pues no los hemos visto. – Contestó Gokudera un poco cortante. No le gustaba ver a su amado junto a las dos chicas que lo pretendían y que no le eran para nada indiferentes. Si tan sólo pudiera ser él, si tan sólo el Décimo no lo hubiera dejado...

– Bueno, seguiré buscándolos. Aunque, tal vez puedan ayudarme.

– ¿Ayudarte?

– Sí. Me acaban de nombrar coordinadora del festival de primavera de mi escuela y estoy buscando ayuda con un par de cosas. – La chica les extendió un papel donde venía una lista de preparativos. Entre las faltantes venían "Música, postres, decoración."

– ¿Música?, ¿en vivo? – Yamamoto preguntó intrigado. – Tal vez Gokudera pueda ayudar. Él toca el piano.

– Si serás idiota. De seguro su escuela quiere una banda de rock o algún numerito con bailarines.

– ¿Gokudera sabe tocar el piano? Escucharlo en el festival sería hermoso. Este año dejaron de responsables a varios profesores extranjeros y creo que tener a un pianista nos daría un aire elegante y sofisticado entre los números musicales que se van a presentar. – Gokudera miró con descontento a Yamamoto por abrir la boca, y éste se hizo el desentendido. Haru le extendió al exguardián de la tormenta una pequeña tarjeta.

El secreto de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora