Target 17: Destinazione

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Tsuna sobrevolaba el cielo ansiando llegar a su destino. Estaba desesperado por no poder ir más rápido, pero tampoco podía hacer nada para acelerar el paso del tiempo. Después de todo, se encontraba en un avión a muchos kilómetros de casa y aunque cada segundo lo acercaba a la hora de aterrizar, sentía que cada instante era una eternidad andante. Tenía unas ganas enormes de correr hacia donde se encontraba su guardián y ver sus ojos verdes. Necesitaba pensar y analizar muy bien la situación porque estaba era probable que Gokudera no quisiera verlo.

–Debe estar muy herido – Su voz apenas resonó en sus oídos, confirmando su naciente preocupación. Aún no sabía las palabras que debía decirle después de haber pasado una situación como la que ellos dos vivieron. Tsuna suspiró porque sabía que, en cualquier perspectiva, él era el malo de esta historia entre ellos dos y si tan sólo hubiera sido menos egoísta y más empático, las cosas no hubieran llegado hasta este punto tan dramático.

–Deja de atormentarte y de pensar en el pasado. Darle vueltas al asunto sólo te hará sentir mal. – Reborn notó su creciente angustia y trató de suavizar un poco las cosas para Tsuna. – Sí, tal vez fuiste un patán con Gokudera, pero si las cosas no hubieran pasado así, no te habrías dado cuenta de tus sentimientos, o peor aún: seguirías en negación.

–Ya lo sé. – Suspiró de nuevo y se perdió mirando las nubes del cielo que pudo ver por la ventana del avión. Reborn tenía razón, no tenía caso recordar una y otra vez que había sido una pésima persona con Gokudera. En cambio, debía pensar qué era lo que tenía que decirle. ¿Debía sólo disculparse?, ¿pedirle una oportunidad?, ¿sólo confesar sus sentimientos? El piloto les pidió que abrocharan sus cinturones porque estaban a punto de iniciar el aterrizaje. Tsuna y Reborn estarían tocando tierra en cuestión de minutos y la última misión del Décimo Vongola estaría a punto de comenzar: traer de vuelta a su amado guardián a toda costa.

Aterrizaron sin ningún problema o contratiempo. En la pista ya se encontraba Iemistsu Sawada esperando por su hijo que descendió del avión y a que abrazó en cuanto vio. A pesar de no frecuentarse mucho por la lejanía en la que vivían, siempre habían sido cariñosos el uno con el otro sin importar que los japoneses no solieran ser tan expresivos en las demostraciones afectivas.

– ¿Y a qué debo la visita de este galante caballero?

– ¡Papá! Pues... quería verte. Hace mucho que mamá y yo no te vemos. – Iemitsu hizo un ademán y el chofer abrió la puerta del vehículo en el que había venido a recogerlos.

– Anda, ya dime a qué has venido a Japón

– Tu hijo vino a recuperar al amor de su vida. – Tsuna se sonrojó al escuchar las palabras de Reborn y Iemtsu terminó soltando una ligera carcajada.

–Vaya, tiene que ser una chica importante si viniste desde Japón hasta acá. – La cara de Tsuna se deformó en una mueca de terror. No esperaba tener que hablar con su padre sobre el motivo por el cual había solicitado un avión privado de Italia a Japón.

–No es una chica, papá. Es mi mano derecha: Hayato Gokudera. – Tsuna tomó el valor necesario para decírselo. De pronto se hizo el silencio. Tsuna cerró los ojos y esperó la reacción de su padre.

– ¿Y es guapo?

– ¿Qué?

– ¿Qué si es guapo? Digo, mi hijo es todo un galán.

– ¿O sea que no te molesta?

–Es tu vida, eres el jefe de la mafia Vongola y es tu pareja, no la mía. Yo elegí a tu madre y soy muy feliz porque te tenemos. A quién tú escojas, es tu decisión... o tu problema, dependiendo de cómo lo veas. – Tsuna se quedó anonadado al escuchar a su padre. Le parecía increíble que todos aceptaran tan fácilmente su decisión de amar a otro chico y que el único que ponía objeciones era él mismo.

El secreto de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora