Target 9: Dicotomia

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Seguía dando vueltas en la cama. No podía dormir y no estaba seguro de querer hacerlo porque sabía que soñaría con Gokudera y no quería repetir ese sueño en la azotea de la escuela. Quitó la música de su celular y se quitó los audífonos porque estaba escuchando la lista de reproducción de piano que su querido guardián le había hecho. Hasta cierto punto, estaba maravillado porque no sabía que su guardián podía ser tan tierno. Ahora estaba mostrándole una cara que nunca creyó que podía existir: Gokudera era un auténtico caballero italiano: ternura, romance, atenciones, sonrisas sinceras, ojos soñadores, amabilidad extrema y mucha dulzura. Tsuna se sentó en la cama y a los pocos segundos volvió a acostarse. Sin duda, este Gokudera era sumamente diferente al que había conocido antes. No podía negar que amaba verlo recuperar su ánimo, volverlo a ver sonriente y feliz, pero también le preocupaba los motivos por su cambio de ánimo.

–Soy un monstruo. – Volvió a recriminarse en la soledad de la noche. Cuando besó a Gokudera, ni siquiera pensó en las consecuencias. Hasta podría decir que su cuerpo se movió solo... fue como entrar en el modo "última voluntad", como si una fuerza dentro de él tomara el control de su cuerpo y lo obligara.

– ¿Ya me vas a decir cómo lo convenciste? – Reborn estaba sentado en su pequeña hamaca, viéndolo desde la oscuridad.

– ¿Reborn?, creí que estabas dormido.

– ¿Quién puede dormir si estás haciendo demasiado ruido moviéndote como loco en la cama?

–Lo siento, es que no puedo conciliar el sueño.

– ¿Cómo convenciste a Gokudera?

–Es algo personal.

– ¿Te acostaste con él? Tsuna, eres un pervertido. – Le dijo con evidente tono de burla que Tsuna se atrevió a miró a mirarlo con desprecio y obviar su atuendo de Cupido que lucía a media noche: un pañal de tela, unas alas falsas, un arco y una flecha en forma de corazón.

–No seas idiota, no fue eso.

–Entonces ya, dímelo.

Desde que había llegado de la casa del italiano se había encerrado en su habitación y no había hablado con nadie. Aquella tarde había sido tan surreal que aún le costaba asimilarla. Después de enfrentarse a Luciferio, rogarle a Gokudera que volviera a ser su mano derecha y besarlo, nada a su alrededor parecía tener sentido.

– Décimo, lo amo.

–Gokudera... – Sintió que el peligro en el que se había metido era más grande que enfrentar a Luciferio, pero por un segundo decidió no preocuparse y volver a besar aquellos labios sabor a menta fresca y tabaco hasta que el sonido de alguien tocando la puerta interrumpió su momento.

–Deme un segundo, Décimo. – Le dijo antes de regalarle una gran sonrisa brillante y alegre. Gokudera recibió al repartidor de pizza y después de pagarle, preparó rápidamente la mesa: puso dos platos y dos vasos con refresco de naranja para comer.

–Buen provecho, Décimo. Espero tenga ganas de pizza aunque si no, podemos dejar esto para después y puedo cocinarle algo. Usted sólo pida.

–La pizza está bien. – Le dio muchísima ternura verlo tan complaciente. No era que antes no fuera así, sino que ahora notaba una dulzura que no había visto.

–Y qué ha pasado en estos días.

–Pues no mucho, Décimo. He estado practicando para el festival. Y si le soy sincero... no he dejado de pensar en usted. – Gokudera se sonrojó hasta las orejas cuando se lo confesó. 

A Tsuna le pareció la cosa más adorable del planeta. Por primera vez lo escuchó con atención y pudo notar su forma de ser tan sincera y tan tierna. Se permitió redescubrir la convivencia con su querido guardián. Cuando platicaban, Gokudera siempre era calmado, atento y trataba de mantener su conversación amena y fluida. Como intentando mantener siempre la atención de quién lo escuchaba. Tsuna siempre se sentía maravillado al escucharlo: su guardián y mejor amigo era tan culto y tan cálido. Se sentía bien estar con él, pero por alguna razón no estaba tranquilo. Su corazón quería seguir descubriendo a ese Gokudera, pero su mente le decía que pensara en Kyoko ahora que parecía tener una posibilidad con ella.

El secreto de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora