Epílogo

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Desperté con el olor a cloroformo en la nariz

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Desperté con el olor a cloroformo en la nariz. Recordaba vagamente forcejear con alguien, una tela sobre mi boca, y luego la oscuridad.

No podía ver mucho a mi alrededor, pero había otra mujer todavía dormida un poco más allá, y por el movimiento y el ruido parecía que estábamos dentro de uno de los vehículos motorizados que a veces usaban en el palacio. Al cabo de unos minutos, el ruido del motor desapareció y nos detuvimos por un rato, tal vez una media hora. Fuera se escuchaban voces de hombres hablando, y se colaba el frío a través de las ranuras de las puertas.

La mujer a mi lado despertó con el sonido de la puerta al abrirse, pero se quedó acostaba donde estaba al ver al hombre que nos miraba desde afuera.

—Por fin —dijo el anciano cuyos ojos blancos brillaban en la oscuridad—. La tenemos.

Cuervo de Cuarzo (DISPONIBLE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora