XXVII: Cambio De Perspectiva

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Estaba empezando a comprender a Bo, y no sabía cómo sentirme al respecto

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Estaba empezando a comprender a Bo, y no sabía cómo sentirme al respecto. Era como si la chica que había puesto un cuchillo en mi garganta hubiera decidido que ya no era necesario llevar una máscara, y que podía relajarse en el sillón aterciopelado de mi habitación. Mientras más la conocía, más confundida conmigo misma me sentía, y aunque a veces la incomodidad de preguntarme si yo misma no estaba usando una máscara me pesaba, su personalidad me resultaba casi adictiva, y una parte de mi esperaba que no se recuperara tan rápido de sus heridas para que no tuviera que irse.

Bo era todo lo que en el palacio no tenía cabida: tenía mal carácter, era competitiva, hablaba sin tapujos sobre lo primero que se le ocurría, nunca bajaba la voz, se reía sin disimular su ruidosa y extraña risa, se saltaba la etiqueta, disfrutaba su comida y muchas veces dejaba los cubiertos olvidados sobre la mesa, bromeaba como lo hacen los chicos, hacía preguntas difíciles y llevaba el cabello corto, como si no le interesara para nada toda la carga social que conllevaba una cabellera larga.

Y sus ojos cambiaban de color.

Me avergonzaba lo mucho que me había tardado en notarlo, especialmente porque después de que me di cuenta, los cambios se habían hecho ofensivamente evidentes. Todavía no lograba descifrar el patrón, pero sospechaba que algo tenía que ver con lo que estaba sintiendo en un determinado momento. Normalmente, sus ojos eran del azul del cielo cuando anochece y todo está quieto por un momento, lo que no dejaba de parecerme irónico, ya que parecía imposible que Bo se quedara quieta por mucho tiempo. El tono cambiaba cuando reía, cuando se ponía pensativa, cuando algo la irritaba... iban del azul cielo, al turquesa del río en verano y luego al índigo del amanecer. A pesar de que había visto a hechiceros y magos hacer grandes trucos con fuego, flores y colores, nada se comparaba con Bo.

¿Es que acaso así se sentía tener una amiga? Me sentía culpable por preguntármelo, siempre había considerado a Lily una amiga, y no solo una amiga, sino la única. ¿Pero qué otra cosa podría ser? Esperaba cada día a que llegara para pasar tiempo con ella, y sentía que podía hablar con ella por horas, o incluso mirar sus ojos cambiar por horas. Incluso en este momento quería cancelar mis planes e invitarla a pasear, pero la Mascarada del Eclipse no era algo que se pudiera posponer, ni por mis deseos ni por los de mi padre. Era una fiesta para agradecer a la Estrella por un buen año y darle ofrendas para que el próximo fuera igual de próspero. Después del Solsticio de Verano, era la fiesta más grande en el reino, y mi favorita absoluta. Todos los nobles y algunos altos cargos de la guardia se reunían con nosotros en el jardín interior, donde el legionario presidía una hermosa ceremonia religiosa que luego era seguida por bailes, pirotecnia, barriles de licor de luna y una enorme cantidad de deliciosa comida. La mejor parte eran las máscaras, en las que artistas Arceses trabajaban por meses para que nosotros las lleváramos durante la fiesta. Este año, además, las expectativas eran enormes, dado que como invitados especiales tendríamos a la familia real de Chiasa, y todos -yo incluida- estábamos muriendo de ganas de ver qué sorpresas nos traerían.

Cuervo de Cuarzo (DISPONIBLE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora