× Inesperado ×

188 11 1
                                    

Tragué saliva, sentí aquello, de verdad que lo sentí.

Pero debía guardar mi compostura. Me estaba corrompiendo, casi no reconocía mis propios sucios pensamientos.

-No sé a qué te refieres.

-Oh... Claro que lo sabes- Acarició mi rostro y enseguida se levantó dejándome sin palabras. -Vámonos ya, han pasado días ... O semanas incluso desde que nos fuimos. Y no quiero que piensen que te he enterrado.

Me levanté, resultaba extraño tener mi vestido en dos piezas, pero a su vez era algo más cómodo. Aunque no me acostumbraba a llevar el vientre al aire.

-Incluso pareces de esta época así vestida, no está nada mal.

-¿Lo rompiste tú?- Pregunté con cierto tono de enfado.

-Por supuesto que sí, ¿Cómo iba a vendarte sino?

Me crucé de brazos -Como sea, volvamos a casa.

-Te estás tomando demasiadas confianzas conmigo. A demás me he perdido, no sé cómo volver. Y Jack seguro que está más que muerto.

-A mí que demonios me importa Jack. Sólo quiero estar en paz.

No dijo nada, tal vez se sentía herido de verdad, tal vez le importaban los demás.

Me agarró del brazo -Vas a acabar con mi poca paciencia, niña.

-Tengo cientos de años más que tú.

-Pero eres inmadura y caprichosa.

-Insolente.

-Mimada.

-Desaliñado.

-Te detesto, nunca nadie se había atrevido a hablarme así.

-Me da exactamente igual lo que se hayan atrevido a decirte.

Me sujetó con fuerza ambos brazos y me tiró hacia él poniendo su rostro muy cerca del mío -¿Acaso no me temes? Sólo mira este monstruoso rostro.

Sus ojos con los párpados cortados fijaban la mirada en mí, toda su cara estaba llena de cicatrices, cortes y quemaduras, acompañados de unos brillantes ojos azules y unas enormes ojeras.

-Al menos di algo, nisiquiera expresas nada facialmente- gruñó.

Acaricié su rostro y miró a otro lado -No puede ser que no tengas miedo— se entristeció.

-He visto rostros más bonitos que me han hecho más daño.

-¿Después de como te he tratado?

-Finjes muy mal, aunque seas un maleducado.

Volvió a mirarme -Eres tan canija -Agachó su cabeza y soltando uno de mis brazos puso su mano en mi mandíbula.

Todo mi cuerpo estaba temblando y no precisamente de miedo.

-Eres demasiado hermosa- Sentenció acercando sus cortados y ensangrentados labios a los míos.

Y cerrando esa conversación con un agradable y excitante beso que parecía ir a más.

-No sé cómo has podido calentar mi gélido cuerpo- Sus manos acariciaban mi cintura sin rozar mis heridas -Pero soy despiadado, así que aún no te daré lo que quieres.




El diario de Alice Liddell [ Jeff The Killer X Alice Madness ] COMPLETADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora