El mejor amigo de papá (Robert Downey Jr.)

Jallesie Ryee

El Mejor Amigo de Papá

Capítulo 74

|Jallesie Ryee|

Seis meses después.

Hemos comprado muchísimas cosas para nuestro bebé, le llamamos "Bebé" simplemente porque aún no sabemos si es niño o niña. Me han hecho varios ultrasonidos pero queremos saber que será hasta el día en que nazca, que creo que será pronto porque sólo faltan dos semanas para el parto que al parecer será cesarea, dicen que no puedo tener a bebé por parto normal porque mi embarazo ha sido un poco delicado. Alicee vino a visitarme un ratito pero se fue rápido porque tenía que ir a trabajar. Así que yo mejor fui a la lavandería y comence a sacar la ropa de un canasto para meterla en la lavadora. Fui a la cocina para hacer mi almuerzo, hice fideos con albondigas, tengo antojo de comer albondigas. 

Los últimos meses han sido sufridos para Robert y gloriosos para mí, los antojos han sido insaciables pero mi hermoso prometido siempre me complacía con todo lo que le pedía, desde que me abrazara, me comprára un helado e incluso masaje de los pies y espalda, que son lo que más me duelen. Bebé pesa demasiado, antes pesaba 47 kg y ahora 50 kg, es mucho para un bebé. 

Termine de cocinar y luego me fui a la sala para sentarme un rato, ver televisión y comer cuando el plato con spaghetti se me cayó de las manos por una fuerte patada que me dio Bebé en el estómago. Gruñí del dolor y me puse las manos sobre mi estómago.

—Bebé, no hagas eso... A mami le duele. —Dije en voz alta para que me escuche, dicen que los bebés escuchan así que Bebé tiene que entender.

Sentí otro dolor más fuerte. De acuerdo, estas no son pataditas de Bebé, son demasiado fuertes para que Bebé las haga. No quiero imaginar las contracciones. De nuevo otro golpe me hizo gritar y esta vez decidí ir por el teléfono para llamar a Robert. Camine lo más rápido posible al teléfono y de nuevo otro movimiento.

—Jodido Bebé, sólo espera a que nazcas y te daré tu primer castigo. —Le dije y agarre el teléfono. Llame a Robert y no respondió hasta la tercer llamada.
—Kate, ¿Qué sucede? Te dije que hoy era el día del examen de los cadetes. —Dice Robert al otro lado del teléfono.
—Pues apresúrate a examinarlos a todos y ven rápido a la casa, creo que Bebé ya quiere nacer... 
— ¿De qué hablas? —Pregunta preocupado.
—Tengo unos movimientos un poco fuertes, creo que no será cesarea, si estos movimientos se vuelven contracciones... Creo que será parto natural. —Dije rápido. Creo que el último movimiento fue contracción porque ya paso un poco de tiempo y no he sentido nada. Robert se quedo mudo, en este momento debe estar petrificado. — ¿Robert? —De repente sentí como si me hubiera orinado. —Robert apresúrate, de los nervios que tengo hasta me hice pipí.
—No es pipí Kate, rompiste fuente. Ahora voy para allá.
—Pero date prisa...
— ¡Ya voy!

Termine la llamada y me quede helada. Acabo de romper fuente, eso significa que sera parto normal.
Subí como pude a la habitación, me cambie de bragas y el vestido que traía puesto porque también se mojo un poco. Agarré una maleta que ya habíamos arreglado con Robert unos días antes y baje de nuevo a la sala. Al pasar unos diez minutos sentí un golpe de nuevo, son contracciones.

A la pasar un rato vi a Robert entrar por la puerta. Él corrió y llego hacia mí.

—Kate, ¿Estás bien? —Pregunta preocupado.
—No, carajo. ¡Esto me esta matando! —Grite alterada y él no sabía que hacer.
—Bueno, vamos... —Él me agarró de la mano para levantarme del sofá pero no pude al sentir otra contracción. Grite y él se puso más nervioso.
—No puedo Robert, siento que ya viene... Ya lo siento. —Grite con lágrimas en mis ojos.
—Te llevaré rápido al hospital, ya llame al doctor y me dijo que comenzarían a preparar la sala de partos.
—Es que no puedo ni siquiera levantarme, tienes que hacerlo tú.
— ¿Qué? ¿Yo? No, no, yo no puedo. Yo soy un capitán no un doctor... —Dice Robert con nerviosismo.
— ¡Ahhhh! —Grite fuerte. Ya no podía hacer nada, sentía un dolor infernal. — ¡Sacalo ya! —Grite.
—Pero Kate... —Tartamudea. —Esta bien.

Con sus manos temblorosas agarró mis tobillos y abrió mis piernas para poder quitarme las bragas, nada fuera de lo común pero esta vez era para hacer algo diferente. 

—Bueno... Supongo que ¿Tienes que pujar?
—Aja... —Gruñí y comence a pujar.
—Vamos Kate, ¡Puja!

Seguí pujando y gritando. Comence a sudar y Robert también por sus nervios. Me detuve a respirar un momento y volví a pujar. Agarre con mis manos muy fuerte los cojines del sofá.

—Sigue Kate, creo que veo algo. —Dice Robert emocionado. 
—Ah! Ya me canse... —Jadee. 
—Vuelve a pujar, creo que veo su cabezita. —Respide profundo y volví a pujar. — ¡Aquí viene Kate! ¡Ya veo a Bebé!
— ¡Carajo Bebé! ¡Nace YA! —Grite y volví a hacer más fuerzas que antes. Sentí algo grande salir de mi vagina y grite más fuerte.
—Aquí tengo su cabezita, Kate... ¡Cielos! Respida y vuelve a pujar.
— ¡Me duele! —Grite.
—Vamos nena, ya tengo su cabezita. 

Volví a pujar más fuerte y seguí sintiendo como salía el resto del cuerpo de Bebé. Este dolor es infernal... ¡No puede ser!

— ¡Ya no, Robert! —Jadee y lágrimas corrieron por mis mejillas. —Me duele...
—Niña, sólo faltan sus piernitas, una última vez... Por favor, prometo que será la última.

Asentí y volví a pujar. Cerre mis ojos, esta vez sentí como salía por completo Bebé y al fin deje de sentir tanto dolor por tenerlo atravesado en mi vagina. Suspiré y sentí alivio al escuchar llorar a Bebé.

—Hola Jallesie Ryee, bienvenida al mundo. —Escuche a Robert decir. —Es una niña, Kate, hicimos una hermosa niña.
—Al fin, sentí que no iba a terminar. —Susurre y abrí mis ojos para ver a Robert con Ryee en sus brazos.
—Saluda a mami. —Dice Robert a Jallesie y ella sólo se dedica a llorar.
—Es hermosa... —Digo al verla en los brazos de Robert llorar cubierta de sangre. —Quiero cargarla. 
—Nena, no creo que se pueda. El cordón es corto y no puedo cortarlo hasta que venga el doctor. Lo llamaré para decirle que venga aquí.
—Ok... —Susurre y cerré mis ojos mientras trataba de normalizar mi respiración.

Robert llamó al doctor y al parecer le dijo que llegaría lo más rápido posible. Yo saque de la maleta una toalla blanca de manos para que Robert limpiara a Jallesie. El Doctor llegó rápido, fue una buena idea de Robert elegir un hospital cerca de casa. Él llegó a cortar el cordón, me dieron a que cargara a Jallesie sólo para verla. Es bellísima, se nota que es una Graham por sus lindos ojos verdes y se nota que es Downey por su piel muy pálida.

Nos llevaron al hospital en la ambulancia que iba el doctor, tenían que poner a Jallesie en una incubadora para que recibiera el calor que necesitaba y a mí me tenían que canalizar suero, había perdido mucha sangre en el parto y el suero me iba a estabilizar un poco. 

Desperte, sin darme cuenta me había quedado dormida. Suspiré y recorde a mi linda Jallesie, muero por verla y tenerla en mis brazos. Presione el botón para llamar al doctor y él llegó de inmediato.

—Hola Kate, ¿Cómo te sientes?
—Me siento bien, gracias. Quiero ver a mi niña. —Pedí.
—Por supuesto, ya estuvo el tiempo necesario en la incubadora. Le pediré a una de las enfermeras que te la traiga.

Asentí y él se retiró. Después de unos minutos Robert entró con Jallesie en sus brazos. 

—Hola mi amor. —Saluda Robert al entrar.
—Hola querido, ven, quiero ver a Jallesie. —Pedí y él se sentó al borde de la cama y con cuidado puso a la bebé en mis brazos.
—Ten cuidado por el canalizador, no debes doblar tu muñeca o el angiocath te lastimará.
—Ok... Hola mi amor. —Salude a Jallesie al verla. —Dios, mírate. Eres hermosa. 
—Tiene tus ojos. 
—Lo sé, se nota que es una Graham. —Dije orgullosa.
—Es identica a ti, cuando naciste eras así. —Sonrie. 
—Es rubia, ¿Por qué sera?
—Tú tenías cabello rubio cuando naciste, luego se puso marrón. Yo igual era rubio pero ahora se oscureció un poco. 
—Hay que cuidar su cabello para que no se oscurezca. —Dije y él asintió. Le di un beso en la frente y la volví a ver.
—Ustedes dos son las mujeres más importantes en mi vida. —Susurra y le sonrió.
—Tú el único hombre más importante y que más amaremos siempre. —Respondí y él se acercó a darme un corto beso en los labios.