13,. Charlie

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CHARLIE

            Alguien me sacude el hombro y me susurra que tenemos que movernos. Intento ignorar que me están hablando cuando recuerdo que estoy en Los Juegos del Hambre. Me levanto de golpe y Zabri me hace una señal que indica que debemos correr. Tomo mi daga y corremos entre los pasillos y la enorme hiedra. No nos detenemos hasta después de media hora. El largo pasillo sigue recto y bajamos la velocidad hasta trotar. Todavía sigue oscuro cuando escuchamos los gritos.

            El sonido se escucha cerca de donde estamos y comenzamos a movernos. Zabri intenta buscar de donde provienen hasta que escuchamos el cañonazo. Los gritos no se repiten y eso quiere decir que la persona que gritaba está muerta.

            -Por aquí- dice una silueta y señala con su dedo un pasillo que está más adelante

            -Colega, casi no veo nada, todo es sombras- contesto

            Zabri no me contesta y se mueve deprisa hacia el pasillo que me señalo. Antes de que los gritos cesaran al parecer mí aliado logro identificar de qué pasillo provenían. Se pega al borde del pasillo y asoma su cabeza con cuidado. Veo una sombra que se mueve y cuando abro mi garganta para gritarle a Zabri que hay alguien, el sonido de pesadas rocas moviéndose interrumpe mí grito. El piso se mueve y caigo.

Me golpeó la cabeza contra el muro y me está doliendo. Me pongo en pie y me acerco a Zabri cuando descubro que su cuerpo está en el piso. Alzo la vista para buscar a su asesino cuando un haz de luz me da en la cara. Mis ojos se cierran instantáneamente y alzo la mano para protegerme pero algo me golpea la cabeza.

El golpe me tira al suelo mientras escucho una extraña risa.

El desconocido me empieza a patear todo el cuerpo e instintivamente llevo mis manos a la cabeza. Sus patadas me duelen cada vez más y siento que estoy perdiendo la conciencia.    

-¿Por qué no me matas de una vez?- suplico

-El público quiere un espectáculo y yo se lo daré- responde el desconocido.

Intento defenderme pero solo logro que me siga pateando con más fuerza. En un intento desesperado por salvarme, agarro su pie a media patada y lo jalo hacia mí cuerpo con la poca fuerza que me queda.

El movimiento desequilibra a mi oponente y hace que caiga al piso. Con las manos busco rápidamente mi daga hasta que la encuentro cerca de mí. La cojo con la mano derecha mientras veo que mi atacante todavía está en el piso. Cuando me acerco para clavarle la daga, me da un puñetazo en la cara. El dolor me atraviesa todo el cuerpo. Caigo sentado en el piso y me levanto lo más rápido que puedo. Mi atacante igual se levanta y carga contra mí.

Esquivo su embestida moviéndome a la izquierda y cuando se da cuenta de que su maniobra fallara, es muy tarde para que frene. Mi mano derecha le clava la daga en la espalda y el desconocido grita de dolor. Lo pateo con toda la fuerza que me queda y  cae al suelo.  Me lanzo sobre su cuerpo mientras busco la daga. La agarro con ambas manos mientras escucho sus gritos de agonía. No tengo piedad de él.

Pateo con todas mis fuerzas y el chico sigue gritando a cada patada. Intenta defenderse agarrándome el pie, pero le corto la mano con la daga. Rápidamente él agarra su mano. Decido acabar con su sufrimiento y le clavo mí arma en el abdomen.

El cielo empieza a clarear y observo a mi atacante.

Cabello rojizo, piel pálida y ojos negros. Lo recuerdo del centro de entrenamiento. Es el chico que intento hablar con los demás tributos pero nadie le hizo caso.

De pronto me surge su nombre. Lo recuerdo porque el chico se me acerco y me pregunto si quería ser su aliado. No le conteste.

Tono.

Su nombre era Tono.

Los Juegos del Hambre (Primer Vasallaje)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora