5.- Piper

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PIPER

La música alta, los vítores y la admiración me corren por las venas y no puedo evitar emocionarme. Por primera vez siento una chispa de esperanza. ¡Tiene que haber algún patrocinador dispuesto a escogerme!, estoy tan segura como que me llamo Piper.

El largo vestido negro que uso se ondea con el aire. Los zapatos rojos que llevo están casi ocultos bajo el vestido.

Mucha gente me dice que estoy guapa pero para ser sincera nunca he sido el tipo de chica que prefiere usar vestidos y lacitos. Pero gracias a la ayuda de Anabeth estoy preciosa.

Conforme gano confianza, llego a lanzar algún que otro beso a los espectadores; la gente del Capitolio se ha vuelto loca, nos baña en flores, grita mi nombre, mi  nombre propio, ya que se han molestado en buscarlos en el programa.

Alguien me tira una rosa roja y yo la cojo, la huelo con delicadeza y lanzo un beso en dirección a quien me la haya tirado. Cientos de manos intentan capturar mi beso, como si fuese algo real y tangible.

--¡Piper! ¡Piper! --Los oigo gritar mi nombre por todas partes.

Todos quieren mis besos.

Los doce carros llenan el circuito del Círculo de la Ciudad. Todas las ventanas de los edificios que rodean el círculo están abarrotadas de los ciudadanos más prestigiosos del Capitolio. Nuestros caballos nos llevan justo hasta la mansión de la presidenta y allí nos paramos. La música termina con unas notas dramáticas.

La presidenta una mujer alta con cabello castaño, nos da la bienvenida oficial desde el balcón que tenemos encima. Las cámaras enfocan las caras de todos los tributos durante el discurso.

Cuando termina el discurso, suena el himno y los carros recorren el círculo de la ciudad una última vez antes de desaparecer en el Centro de Entrenamiento. En cuanto se cierran las puertas, nos rodean los equipos de preparación, que farfullan piropos apenas inteligibles. Miro a mi alrededor y veo que muchos de los otros tributos me miran con odio, especialmente las chicas.

El Centro de Entrenamiento tiene una torre diseñada exclusivamente para los tributos y sus equipos. Éste será nuestro hogar hasta que empiecen los juegos. Cada distrito tiene una planta entera, sólo hay que subir a un ascensor y pulsar el botón correspondiente al número del tuyo. Fácil de recordar.

He subido un par de veces en el ascensor del Edificio de Justicia del Distrito 12, una para recibir la medalla por la muerte de mi padre y otra para cuando firme por mi primera tesela (la provisión de la tesela me duro un mes exactamente y a cambio de pedir más teselas, tenías que añadir más veces tu nombre a la cosecha, ahora mi nombre aparecía 49 veces en la urna de la cosecha)

Sin embargo, aquél era una cosa oscura y ruidosa que se movía como un caracol y olía a leche agria. Las paredes de este ascensor están hechas de cristal, así que puedes ver a la gente de la planta de abajo convertirse en hormigas conforme sales disparada hacia arriba.

Al parecer, las tareas de Desiree no concluyen en la estación, sino que ella y Jefry nos supervisaran hasta que lleguemos al mismísimo estadio.  En cierto modo, es una ventaja, porque, al menos, se puede contar con ella para que nos lleve de un lado a otro  a tiempo.

            Según Desiree conoce a todas las personas importantes del Capitolio y ha estado hablando bien de nosotros todo el día, intentando conseguir patrocinadores.

-Pero he sido muy misteriosa -dice, con los ojos entrecerrados-, porque, claro, Jefry no se ha molestado en contarme su estrategia. Sin embargo, he hecho todo lo posible con lo que tenía: la belleza de Piper y los buenos modales de Kriz.

Los Juegos del Hambre (Primer Vasallaje)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora