En uno de los galpones clandestinos de Wayne´s Enterprise, las cosas se habían salido de control, y estaban muy mal para el Joven Robin y Batwoman. Efectivamente, ahí estaban Lucy y Roman, pero con una cantidad enorme de secuaces. Sí, ellos sabían que se encontrarían con un grupo de personas que respaldarían a los dos maleantes, pero no tantas.
¿Cuál era el plan de estos dos? Robar el equipamiento armamentístico perteneciente a Bruce, muchas de estas armas eran solo experimentales y algunas de destrucción masiva. Todas habían quedado ahí, en medio de la nada. Desde que el murciélago había desaparecido, todo lo que podría ser de él, también había “desaparecido”. Entonces, el objetivo de estos dos, era obtener todo esto para venderlo y poder controlar la ciudad. Por lo menos este era el plan de Roman, Lucy tenía un plan de venganza un poco más personal.
Los dos héroes intentaban dar lo mejor de sí, pero eran demasiados. Mientras derribaban a algunos, los otros se ponían de pie. Ella estaba intentando no usar armas de fuego, pero ya era demasiado. Robin le miró con esa sonrisa pícara que le caracterizaba, sabía que esto era una invitación libre para perder el control. Cuando la primera oleada de malhechores de acercó a ellos, las cosas se volvieron salvajes. La rapidez de Batwoman manejando el armar era increíble, pero más increíble era ver la habilidad que tenían estos hombres para esquivar las balas, no era normal, ella nunca fallaba. Por su parte, Robin, demostraba sus dotes y habilidades para la brutalidad, sabia cuáles eran los puntos en los que tenía que golpear para causar dolor, para paralizar. Se sentía libre, no había nadie que le detuviese. O al menos eso creía, ya que otra oleada de maleantes se fue sobre él, pero todos juntos, golpeándole con fuerza e inmovilizándole. Batwoman intentó detenerlos, acertando algunos tiros de gracia, pero estos también fueron hacia ella, dejándole en la misma posición que Robin. De pronto, la voz aguda de una chica se escuchó desde el nivel superior.
—¡Deténganse! –Les gritó Lucy a sus hombres- No tan rápido, le quitan la diversión a todo. –Empezó a bajar las escaleras seguida por Roman y su tétrica máscara negra- Esto es fantasioso y tan divertido. –Expresaba con risas- ¿No crees Romi? –Le tomó el rostro a Roman y alzó un poco la máscara para darle un beso-
—Eww, esto es tan desagradable. –Dijo Robin con una visible expresión de asco en su rostro. Lucy volteó a mirarle e hizo gestos a uno de sus matones para que le golpearan. Este hombre le propinó un puñetazo en la mejilla-
—Es mejor que hagas silencio. –Esto sonaba como una amenaza. Dejó a Roman de un lado y empezó a caminar hacia Batwoman.- ¡Batwoman en persona! No tienes idea de lo mucho que deseaba este momento. –Sonrió- Recuerdo que cuando escuché sobre ti, me pareció tan ridículo. Una imitadora del murciélago. Luego lo pensé mejor, una mujer haciendo el trabajo de Batman podría ser mucho mejor, resaltaría el valor de las mujeres en esta maldita ciudad manejada por la testosterona. –Roman aclaró su garganta exageradamente- No te ofendas Romi, sabes que tengo razón. –Vivió su mirada hacia la heroína- Podría decir que hasta llegué a admirarte, pero… Cometiste un error, uno enorme. –El rostro angelical de la joven rubia, cambió. Se veía la ira, la rabia- Supe que fuiste tú, que tú lo asesinaste. Y ahí perdiste todo el poco respeto que podría tener por ti. –Batwoman sonrió-
—Que linda historia. Pero lamente decepcionarte, yo no asesiné al maldito Joker. Sí, estaba ahí, y aunque no me faltaron ganas, él mismo se lanzó al vacío.
—Estás mintiendo.
—¿Mintiendo? ¿Qué gano mintiéndote? Tu sabes toda la verdad. Sabes que fue él quien se inculpó en el caso de Bruce. Así que no te tendría que sonar extraño que él se haya suicidado. Y no por ti, ni por la loca de tu madre, lo hizo por su hermano. –Robin escuchaba sin comprender ¿De qué hablaban? -
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(Bat) Family Business 🦇
Fiksi PenggemarCon la ahora sí confirmada muerte del Joker, toda la ciudad Gótica se había vuelto un caos. Los exponentes del mundo criminal estaban saliendo a la luz para reclamar el lugar que alguna vez perteneció al príncipe payaso del crimen. No había nadie qu...