CAP 20

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Seungmin...

Después de perseguir a Jisung por toda la casa, en medio de carcajadas y de recoger el desastre que dejamos a nuestro paso, me senté a la mesa junto a Felix; uno frente al otro. Tomé la cucharita que venía dentro de la cajita y me dispuse a probar de ese delicioso trocito de pastel de vainilla con cobertura de chocolate y decoraciones hechas del mismo; era simplemente como probar la gloria, sabia tan de maravilla que podía jurar que nunca, jamás me iba a cansar de probarlo.

Embelesado por el sabor de aquel rico pastel y completamente sumido en mis pensamientos, dejé de prestarle atención a la realidad, mi cerebro estaba fijo en lo que me estaba comiendo y en el chico que se encontraba frente a mí con una tierna sonrisa en el rostro; en ese momento el resto del mundo no existía para mí. Una vez más, volvía sentir aquella sensación de calidez y esas mariposas en el estómago, que más que mariposas parecía una estampida de elefantes que me hacían la cabeza y el corazón un lío. Después de un rato de estar comiendo lenta pero animadamente, Felix tomó una servilleta y muy diligente mente decidió limpiar el desastre que surcaba mi rostro por culpa del pastel que me estaba comiendo; el verle allí, tan cerca, me hizo sentir al borde del colapso. Sin dudas, aquella atmosfera no podía ser más perfecta pues eran de esas sensaciones que estaba seguro qué nunca me iba a cansar de sentir. Pero, claro está, como en esta vida siempre me toca repetirme a mi mismo que de eso tan bueno no dan tanto, y nuevamente la atmosfera fue destruida.

- ¿Qué esta pasando aquí? -escuché la voz del enano gruñón a mi espalda-

Felix y yo volteamos en dirección del emisor de aquel reproche; mi cara le hacia competencia a los tomates, mientras que la de Felix estaba tan pálida que parecía como si hubiera visto al mismísimo diablo en persona, perfectamente se podía confundir con las paredes. Todos quedamos congelados en ese momento, y cuando digo todos, me refiero también a nuestros habituales espectadores, también allí presentes.

- ¿Qué acaso nadie piensa responderme? -dijo con una mirada oscura-

- Emm... ¿Pues que quieres que te digamos exactamente? -respondió Minho quien se encontraba mirando a Changbin con una cara completamente seria-

- Podrías empezar por explicarme ¡Por qué rayos nadie me dijo que había reunión aquí? -inquirió mirando a Chan con los ojos entre cerrados-

- Pues, tu estabas encerrado en tu habitación, así que decidimos no interferir en tu meditación -respondió Chan excusándose-

- ¡Claro! Y se les iba a caer un pulmón si entraban para decirme que dejara de jugar con el celular y viniera con ustedes -dijo caminando hacía la cocina- Pero no se preocupen, por esta vez lo dejaré pasar -soltó tratando de aliviar un poco los ánimos-

- Pensé que estaba molesto por la escenita de estos dos -mencionó impertinentemente Jisung a Minho-

- ¿Por qué debería molestarme? -respondió Changbin fríamente desde la cocina- Después de todo, ellos dos son libres de hacer lo que se les venga en gana, no es mi problema si quieren ir derramando miel por donde pasan -explicó sirviéndose un poco de cereal-

Aquellas palabras eran como esa cruda realidad que te da un puño y se ríe de ti cuando estas hecho añicos después de la paliza.; esa voz que refleja dolor y resignación ante lo que sucedía. Sentí un escalofrío correr por mi espalda a la par de que el color rojo intenso que azotaba mi cara se iba de golpe, la culpa se hacia presente y llenaba mi interior hasta el más recóndito rincón; era como si sus palabras indirectamente me dijeran "No es como si a estas alturas algo me vaya a salir bien en esta situación, así que me resignado ante la posición en la que no tengo nada para hacer". Sentía como cuando le mientes a alguien muy importante para ti y súbitamente se entera de lo que hiciste; tú conciencia se remueve como una babosa en medio de una piscina de sal, me sentía así, justo como esa babosa.

Seunglix: Nuestra HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora