Capítulo 42

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Samira Rockefeller 

Mi pecho dolía, estoy segura de que era por escuchar que ella seguía detenida, todo fue en defensa y la culparon de hacerlo por venganza, no merece eso y nadie merece esto. Sentí en estos meses que la poca fuerza que tenía abandonaría mi cuerpo y la depresión ganaría la batalla. Tanto así que ver el rostro de Sebástian todos los días empotrado en una cama y sin poder decir una sola palabra me lastimaba aún más.

¿Era justo?

No lo creo, todo comenzó con mi presencia en su vida, primero mi universo de penas y dolor se vino abajo destrozando todo mi ser, luego tener que ver el hombre que, por desgracia, ha robado mi corazón, en una cama de hospital por la estúpida familia que tengo, creerlo y verlo es algo duro.

— ¿Entonces la verán? — Preguntó Carolayn.

Quiero verla, tengo miles de preguntas que hacerle, y claro, Sebástian iría conmigo, me dolerá verla de la forma que está, y espero en Dios que siga siendo la misma niña alegre que conocí, por desgracia todo en esta vida es una porquería, nada en la vida cambiará, jamás he escuchado que me digan que la situación mundial cambiará para mejor, siempre dicen que la situación va de mal en peor, si es por presidentes algunos votan por el que creen que podrá hacer algún cambio en el país y luego de tenerlo en el poder se quejan y dicen que son corruptos ¿Entonces? ¿Hay base para decir que la situación en la que vivimos cambiará? Me hierve la sangre y me come el cuerpo por dentro al pensar que todo lo que ha pasado es por mi culpa.

¿Qué es lo que tengo? ¿Qué buscan todos de mí?

— Mi amor. ¿Quieres ir a verla? — La suave voz de Sebástian terminó la intensa lucha que sostenía con mi mente, sus ojos me miraban en busca de una respuesta y al ver que en su rostro se dibujó esa sonrisa, que pocas veces mostraba, hacía que mi corazón palpitara de alegría.

— Si amor, iremos a verla.

Carolayn suspiró.

— Menos mal, pensé que tendría que llevarlos a la fuerza. — Habló ella.

— Ni que nos negáramos, solo lo pensamos. — Contesté.

— No se diga más, hay que visitar a Mimase, seguro ya en el instituto informaron que iremos. — Dijo Luis.

— ¿Hay que avisar para visitarla? —Pregunté dudosa.

— Claro Samira, es doloroso lo que te diré, pero a Mimase la encerraron en el área de los chicos más peligros ya que ella mato a alguien.

— ¡Pero si ha sido en defensa propia! — Grité enojada.

— Lo sé, — dijo Carolayn — pero ella declaró que no fue así, no podemos cambiar su testimonio.

— Ella solo quería protegerme de él, no es su culpa.

— Cariño, lo sé, pero ella cree que es la causante de todo.

— Cuánto ansío verla.

— La verás pronto Samira, así que pongamos en marcha ya que Abby está muy juguetona últimamente.

Carolayn soltó una risita risueña, Luis está últimamente al tanto de todos los movimientos de ella, él solo observaba fascinado como el vientre de Carolayn se movía, esta se quejaba, pero él disfrutaba bastante al verla. Comencé a cargar las maletas y salir del hospital, ya estaba cansada de ver las mismas paredes color azul cielo todos los días.

— El embarazo te sienta bien, Carolayn — Miré su vientre.

— Ni te creas, últimamente estoy más llorona de lo normal, mis antojos son tacos mexicano con mucho picante, pepinos con yogurt y jugo de piña con sopa.

Qué asco, si así son los antojos de una embarazada que solo tiene una sola criatura con ella me imagino si fueran dos.

— Aun no entiendo cómo comes pepinos con yogurt ¿Qué gusto le encuentras?

— No soy yo, ella me lo pide. — Señaló su vientre.

— Ella como que no sabe lo asqueroso que se ve comer algo dulce con algo como eso.

— La hace feliz.

Luis puso las maletas en la parte de atrás del auto, él y Carolayn iban en la parte delantera, ella sentada en el asiento del copiloto, yo iba con Sebástian detrás, mientras Luis manejaba. Sebástian comenzó a dejar pequeños besos en mi cuello, encendiendo esa llama que se había extinguido, sonreía y él continuaba.

— Aquí no. — Susurré en voz baja.

— ¿Aquí qué?

— Sebástian, deja... — lo aparté.

— A mí no me pones reglas mujer, estuve durmiendo por cuatro meses.

— Tres. — Le corregí.

— Bueno tres, y lo único que soñaba era verte y saber si estabas bien, así que no me pongas peros, no me apartes de ti o me enfureceré bastante. Además olvidé gran parte de todo lo que pasó y unas cosas mas si no es por que me lo dicen no me lo creo.

«Hombre estoy agotaba, deprimida, dudosa y melancólica ¿Y tú quieres fuego?»

— Te amo con todo lo que tengo y lo sabes, pero controla a la bestia cariño.

— La controlaré después dulzura.

Nos dimos un pequeño beso esquimal.

— Ustedes dos ¿Iremos donde Mimase o aun motel primero? En mi auto no se calienten, justo donde están mi princesa se sentará. — Habló Luis.

— ¿Y a ti cuando se te dio lo del padre protector? — Preguntó Sebástian.

— Cuando supe que todo el amor que le metí a Carolayn germinó en una pequeña semilla y que ahora es una rosa que en pocos meses nacerá.

— Bonita y elegante descripción de tu hija.

Y todos reímos, por lo menos teníamos a estos dos tremendos comediantes para sacarnos una sonrisa.

— A todo esto ¿Por qué decidiste cambiar de ese modo solo por una hija? No me malinterpretes, es que eres uno de los primeros Fantinys que hacen eso tengo entendido. ­ — Preguntó Sebástian, y era cierto, ni el desgraciado del padre de Sebástian cambió al tener hijos según tengo entendido.

— Verás, cuando sabes que tu vida no es la mejor, por así decirlo, y no me refiero a los lujos y el dinero, todos sabemos que nuestra familia está podrida, tu más que nadie. — Dijo Luis.

Sebástian me miró con su sexy cara de deseo, a la cual respondí mordiendo mi labio.

— Lo tengo bien claro. — Respondió él.

— ¡Si van a empezar los dejaré aquí! — Habló Luis.

— Continúa primito — Dijo Sebástian riendo.

— Degenerados... — Habló Luis con su sarcasmo — Pues como iba diciendo, al saber que no eres la mejor persona y que en tu hija se puede ver reflejado lo que eres, te entra un sentimiento extraño que te impulsa a alejarla de lo que tú ya pasaste. Y dirán "entonces vas a criar a una futura monja".

— Es lo que harás ¿No? — Lo interrumpió Sebástian.

— En realidad le daré a mi hija la libertad que necesite, mientras más estricto eres con un hijo, más inquieto sale, quiero que ella experimente todo lo que sea posible por su cuenta, claro, la guiaré, pero solo para que aprenda a tomar decisiones. — Dijo mientras acariciaba el vientre de Carolayn.

Quedé un tanto atónita, y Sebástian ni se diga, los Fantinys de por si son muy orgullosos, pero parece que Luis está tomando un camino un tanto diferente.

Después de eso el camino fue un poco más silencioso de lo normal.

Acuerdos [Vol1]  [Trilogía Relaciones Tóxicas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora