Capítulo 43

727 48 0
                                    

Sebástian Fantiny

El auto se detuvo frente a una tienda de ropa para damas y niñas, a Samira se le ocurrió comprarle algunas prendas a Mimase y uno que otro regalos.

Yo mientras me quedé con Luis fuera, sentía una fuerte jaqueca, no se lo dije a Samira para no preocuparla, sentía como si no recordara algunas cosas, me esforzaba en recordar pero no podía, era como si tuviera un gran paño blanco frente a mis ojos, el cual era difícil de quitar, y justo así sentí como mi memoria se extinguió, dejándome en un limbo extraño.

— ¿Quieres uno, Fantiny?

— Dámelo.

— ¿Y si Samira se entera?

— Se enterará después, son mujeres, tardaran una hora comprando.

— O más.

Prendí el cigarro, sé que estoy loco por estar fumando después de salir del hospital, pero no me queda de otra, algún día moriré y si muero haciendo lo que me gusta y estando con las personas que quiero, moriré feliz y sin remordimientos.

— Entonces, ¿serás padre, Luis?

— Sí — Suspiró — aun no me lo creo, pero sí pasará, es algo extraño de ver, jamás me imaginé a mí con hijo y familia, solo pensé que algún día moriría y ya.

— Vaya, jamás pensé que te escucharía tan serio.

— Las personas cambian.

— Me doy cuenta.

Dejé salir el humo del cigarro y continuamos la charla.

— Entonces... ¿Ella qué tal está? — Le pregunté.

— Pues, no está totalmente bien que digamos.

— ¿Tan mal está?

— No te aseguro, pero ella ya no está como antes, cuando la veo, no veo la niña que vi en esa foto que Samira me enseñó, ya no es igual.

— Me da mucha pena con Mimase, nada de esto es su culpa. Si hubiera despertado antes se que habría ayudado con todo y ella no seguiría en ese lugar. 

— Todos lo sabemos Fantiny, no soy quién para juzgarla por lo que hizo, pero tampoco diré que lo que hizo estuvo bien.

— No vi, tampoco sé cómo pasó ya que, por desgracia, estaba inconsciente.

— ¿Aún no sé cómo sobreviviste? Hombre, tienes cabeza de acero y no te quedo ninguna cicatriz en el rostro. 

Por unos cortos minutos reímos.

— Creo que no soy tan mala persona como para que Dios acabe con mi vida, es todo.

— ¿Eso crees?

— Sí, Luis.

Los minutos seguían pasando y las chicas estaban tardando una eternidad, Luis y yo decidimos entrar para buscarlas, aunque son mujeres, sus santuarios son las tiendas.

— Tu por la derecha y yo por la izquierda — Le hablé a Luis.

— Esta bien, por la izquierda.

— No idiota, tu por la derecha.

— ¿Derecha?

— No me digas que te graduaste de medicina y ni sabes cuál es la derecha.

— Si lo sé. — Bufó.

— Pues ándale hombre, ve a buscar a tu mujer.

— Está bien me voy por la... — Miró los dos pasillos de la tienda — Por aquí.

Acuerdos [Vol1]  [Trilogía Relaciones Tóxicas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora