Capítulo 14

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Sebástian Fantiny

La observaba con atención, cada uno de sus movimientos capturaba mi mirada. En un instante, sus piernas flaquearon, y por poco cae, pero sus ojos y los míos se conectaron de una manera que podría describirse como la visión de su alma y la mía.

Un breve lapsus de distracción y sus delicados labios estaban sobre los míos. Se apartó, disculpándose, pero en ese momento, esperaba una reacción así o diferente. Le he entregado toda mi confianza, y ella se avergüenza por un beso.

—Confío en ti —me dijo, tomando mis manos.

Su cuerpo, sus labios y su mirada me hablaban en un lenguaje claro: anhelaban que mis labios la devoraran, que olvidáramos todo y nos encontráramos en un beso. La atraje hacia mí para abrazarla de nuevo, pero esta vez le obsequié un pequeño pero sensual beso. Ella respondió, su cuerpo rozando el mío, despertando una urgencia insaciable en mí, la necesidad de estar con ella, de romper la cama o cualquier otro objeto cercano, era abrumadora.

¿Por qué con ella? ¿Por qué me siento tan vulnerable?

Todo era extraño. Continué besándola, explorando cada rincón de su cuerpo, que ahora sería mío. En ese dulce y deseado momento, deduje que se estaba entregando por completo, ya no había contratos ni acuerdos.

Su rostro era angelical, cálido, y a la vez, provocador.

Éramos solo ella y yo en ese instante, el tiempo se detuvo, los minutos y segundos dejaron de existir. Sentía cosas que nunca había experimentado con ninguna otra mujer.

Era hora de comenzar la fiesta.

La cargué y ella rodeó sus piernas en mi cintura.

—Quiero... —murmuré mientras besaba su cuello—, que no tengas miedo y te entregues a mí.

Mis labios recorrían su cuello con desesperación, acercándome a ella, sintiendo mi erección contra su cuerpo. Su respiración se aceleraba gradualmente. La excitación me consumía y ardía en mi piel, una extraña calidez y comodidad emanaba de ella, una sensación tranquilizadora y relajante.

—Eres tan hermosa —le dije.

La tumbé en la cama con destreza, quitando sus ajustados jeans con habilidad. Ella permanecía en silencio, y yo no permitiría que dijera una palabra. La besé apasionadamente, sus labios tibios y dulces, su lengua jugando con la mía, aumentando el deseo de poseerla por completo. Despojé su cuerpo de toda su ropa, quedando solo sus bragas por retirar. Su piel seguía erizada, y al morder su labio, un ligero gemido escapó de sus labios.

Un gemido que excitó aún más al Sebastián erótico que estaba a punto de liberarse. Ansiaba dominarla, estar dentro de ella y embestirla con pasión, saciarme de su piel inocente una y otra vez.

—Yo... —comenzó a decir, pero no le permití continuar, sellando sus labios con los míos.

Ella sonrió, y yo continué con mi dulce pero excitante tortura, descendiendo hasta llegar a sus bragas. Con delicadeza, las fui quitando con mi boca, dejándola completamente expuesta y a mi merced. Abrí sus piernas, preparando el terreno para cuando estuviera dentro de ella, quería que se sintiera cómoda y lista para mí. Una amalgama de sensaciones invadía mi cuerpo, necesitaba ser uno solo con ella, saborear su sexo con mi lengua, presionar sobre él mientras sentía sus manos enredadas en mi cabello.

—¡Quiero devorarte por completo! Comenzando justo aquí... — Mis palabras se deslizan entre jadeos entrecortados.

—¡Detente, por favor! — Su voz se quiebra mientras cierra las piernas con firmeza.

Acuerdos [Vol1]  [Trilogía Relaciones Tóxicas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora