Capítulo 2 "Nueva vida de mierda"

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Franco

Hoy llegan, se acabó vivir solo en este casoplón, llegué aquí hace dos semanas dejando atrás mi ciudad por ese puto policía que me pilló y lo peor es que llevo horas limpiando la maldita casa, porque como lleguen y este sucia no sé lo que me hará ese loco, porque definitivamente está mal de la cabeza, cuando el juez dijo que tenía que quedarme a vivir con él y hacerle de chacha, empezó a gritar como un loco y a amenazarme, ¿quién se cree?

Me dijo cosas como "eres un hijo de puta" "como te acerques mucho a mi familia te corto los huevos" y seguiría, pero me dijo demasiadas cosas, claro todo esto cuando el juez ya se había ido para no meterse en líos, como si a mí me hiciera gracia tener que estar metido durante un año y medio en una casa con gente que seguro que me odia y sin poder salir salvo para hacer recados porque si no la tobillera que me pusieron al llegar aquí pitaría y no sé qué harían conmigo, prefiero no saberlo. Con lo a gusto que estaba yo en mi apartamento con mi compañero, el cual es un capullo de mierda y en cuanto le vea le asesino, aunque en verdad le voy a echar mucho de menos, no sé qué voy a hacer si él.

El primer día que llegué me hice un tour por la casa y lo primero que pensé fue; voy a tardar una eternidad en limpiarla. Ósea, tú entras por la puerta y tienes unas escaleras que suben al segundo piso, a la derecha una puerta que lleva a la cocina, a la izquierda una que da al que va a ser el despacho del policía, detrás de las escaleras está el salón que es enorme es el doble que mi antigua casa y obviamente el salón tienes unos grandes ventanales que dan a un jardín con piscina, si subes hay dos habitaciones, la mía que está al fondo del pasillo y la que usará la hija del poli que está a la derecha de las escaleras, además de dos baños, uno dentro de la habitación de la hija y otro al lado de mi habitación y por supuesto un mini balcón dentro de la habitación de la hija, su habitación parece la de una princesa Disney, es increíble, luego si subes lo que queda de escaleras hay otras dos habitaciones igual que las de la primera planta, al fondo del pasillo la del hijo y a la derecha de la escalera, la de los padres, luego hay como una boardilla a la que se sube con unas escaleras guardadas en un armario del pasillo. Ósea la casa es alucinante, pero cuando eres tú el que la tiene que limpiar se le va todo el sexapil.

Hace cinco minutos que terminé de hacer la casa y ahora me voy a tirar en el sofá hasta que lleguen, según me ha dicho el policía, llegan en una hora, tiempo de sobra para verme unos cuantos capítulos de Friends, me flipa esa serie, es la única que me hace olvidar de todos mis problemas, por eso me la he visto como unas tres veces, una de ellas estando en esta casa, ya que tengo que estar aquí, al menos aprovecho sus cosas de ricos. A mitad del capítulo escucho la puerta de la calle abrirse y me levanto lo más rápido posible porque como me vean aquí, viendo su televisión, sentado en su sofá... Seguro que el poli me mata. ¿No se suponía que llegaban en una hora? seguro que lo ha hecho para encontrarme desprevenido, pero este no sabe que aun teniendo tan poca edad, soy muy espabilado y aunque no lo parezca, bastante inteligente.

—¿Hola? —Pregunta el poli entrando al salón donde yo estoy haciendo como que limpio la mesa, con un trapo que había cogido por si me pasaba esto mismo, poder disimular.

—Hola, estaba repasando un poco la casa antes de que llegarais—digo rezando porque cuele.

—Vale, te presento a mi mujer Olivia y a mi hijo Nicolás, cuando la señora y yo no estemos tendrás que cuidar de mi hijo y más te vale cuidarle bien—se me acerca a darme la mano. ¿Este tío me va a obligar a hablarle de usted en serio? que cabrón.

—Encantado, bueno yo me voy a subir a mi habitación, si me necesitáis llamadme—digo yéndome, pero no tengo la suerte que me gustaría y el poli no me deja irme.

—No, espera nos tienes que hacer la cena. ¿Qué te crees? ¿qué esto es ser educado y desaparecer? Pues no, vas a hacer todo lo que te pidamos y más te vale esforzarte—que capullo, me encantaría callarle la boca de una hostia, pero eso solo me traería más problemas así que no me queda más que morderme la lengua y sujetarme las manos.

Este año promete.

—Vale, pero os advierto que no he cocinado en mi vida, así que no sé, no os esperéis un plato de chef—lo digo totalmente en serio, antes siempre me hacía la cena mi excompañero de piso, cuando no estaba comía sobras o comida precocinada.

—Más te vale esforzarte entonces y te advierto que te estoy vigilando—me giro hacia la cocina y pongo los ojos en blanco.

Cuando termino de hacerles la cena me cojo la mía y me subo a mi habitación, lo que me espera en esta casa... 

Lo Último que se Pierde es la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora