21 "Control remoto"

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Nora

Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliiiiiiizz.

—Felicidades, Franco—le digo y le doy un pico.

—Gracias, Catwoman—sonrío y pongo los ojos en blanco, al principio me repelía ese apodo, ahora me encanta, claro que solo si viene de la boca de Franco.

—Bueno, ahora vamos a jugar a algo ¿no?—Guerrero siempre pensando en lo mismo.

—A ver ¿qué excusa te vas a inventar ahora para pillar cacho?—le dice Laila picándole.

—Venid un segundo las dos porfa—nos dice a Laila y a mí intentando susurrar, cosa que no consigue.

Nos separamos un poco de todos para escucharle, miedo me da lo que nos vaya a decir. Guerrero se muerde las uñas nervioso, mirando a los lados, buscando a saber qué.

—A ver ¿cómo os lo digo...?—nos mira como con miedo y yo me pongo un poco tensa, ¿qué nos tiene que decir para ponerse así?

—Directo, que me estás poniendo nerviosa—Laila siempre tan impaciente.

—Bueno... ¿Os acordáis de la fiesta de disfraces?

—¿La que hicimos en mí casa?—pregunto confusa.

—Sí—cierra los ojos y se pone rojo, ¿Guerrero rojo? ¿En qué mundo paralelo estoy?

—Vale, ¿qué pasa con esa fiesta?

—Bueno... Os acordáis que me acosté con Mónica ¿no?—se rasca la nuca nervioso, y ya me imagino lo que nos va a decir.

—Sí, por desgracia me acuerdo—dice Laila con cara asqueada.

—Me encanta lo agradable que eres, Laila—dice este sarcástico.

—Sería más maja si te hubieras tirado a otra—desde ese mismo día en el que Guerrero se lió con Mónica, Laila y él no han dejado de picarse. Ya lo hacían antes, pero ahora con más razón, a mí me hacen gracia sus piques.

—¿Te juzgo yo por tirarte a Robles?

—No es lo mismo, él es tu amigo y es maravilloso, no ha roto un plato en su vida—dice está defendiendo a su novio.

—Ya, lo que tú digas—se echan una mirada asesina y yo pongo los ojos en blanco, son los dos muy contestones y cabezotas.

—Bueno, dejad de pelear, ¿qué pasa con Mónica? ¿Te la quieres tirar otra vez?—pregunto para que responda mis sospechas.

—No, ósea sí, pero no—le miro confundida y después miro a Laila para ver si ella entiende algo, pero está igual que yo.

—Guerrero, intento entenderte, pero estoy muy perdida—digo intentando contener la risa, el alcohol no ayuda.

—Dios, chicas, espabilad.

—Dilo de una vez, Dios mío—dice Laila ansiosa, sacudiéndole los hombros, a duras penas porque él le saca cincuenta cabezas.

—Laila, dale su tiempo—digo comprendiendo como se siente, le cuesta contarlo, Guerrero es el típico que siempre está de broma y hablando un montón, pero cuando tiene que contar algo que de verdad le importa, le cuesta mucho soltarlo.

—Sí...no es tan fácil.

—Espera—digo y me voy un segundo a la cocina, vuelvo enseguida y le doy un chupito—Bébetelo y nos lo cuentas.

—Buena idea—se lo toma y lo suelta de una—Me gusta Mónica.

Laila y yo nos miramos shockeadas.

—¿Pero te gusta de gustar, gustar?—dice Laila con la boca abierta y pronunciando el último "gustar" con más énfasis.

Lo Último que se Pierde es la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora