Parte 11

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Kaede se encontraba sentada en el comedor, leyendo un libro con un té de manzanilla a su lado.

¡Esto es muy aburrido! ¡Es como hacer tarea! – Se quejó la joven y futura madre, dejando a un lado el libro sobre matemática junto a unas evaluaciones que hacía, se estiro las manos y piernas en su sentado – Ju – Exclama como un resoplido – al menos me alegra que Nacuyo Sensei, haya reparado el baño de la casa – Se dijo recordando que para evitar que también salga afuera, la alvina tuvo que reparar una de las habitaciones cerradas que era un baño indispuesto para su uso y recordó también que le dijo, de que ese sería la primera y última vez que lo aria y que sería su responsabilidad de ella, si se malograba y que ella tenía que repáralo – como siempre tan tierna, mi Sensei – Pensó con una gota en su nuca y un sarcasmo – al menos me alegra que ella no esté aquí y lea mi mente, porque si no... – Pensó con miedo, luego lanza otro suspiro pesado y se juró a sí misma, de que tendría cuidado con lo que pensaba – creo que me tomare un baño, después de haber leído y estudiado solo... 3 libros – Dijo con cierto aburrimiento, mirando a la montaña de libros en la mesa del comedor – después de todo, tengo que cuidar de mi salud y limpieza – Dijo acariciando su plano vientre con cierta tristeza, aún no digería del todo, el hecho de su embarazo, pero no quería que le pasara nada malo a un bebé, que no tenía la culpa de nada, aún tenía miedo como nacería.

A Kaede aún le temía como nacería él bebé, si deforme o no, sabiendo del todo la diferencia de los orígenes que tenía. Pero no quiso pensar en eso y solo se procuró cuidar del proceso, ella no sabía nada del embarazo y menos de este tipo, era una primeriza en todo. Dio gracias a su malhumorada maestra, que dejo entre tantos libros, un guía donde explicaba el cuidado de un embarazo... Humano.

Sera mejor que me dé un baño, mañana empezare con mis rutinas de entrenamiento – Se dijo Kaede dirigiéndose al baño.

Tras un relajante baño que tuvo la joven, para quitarse por momento de la mente los embrollos que tenía en su cabeza, ella regresa a la sala ya cambiada y con una toalla alrededor de su cuello por encima del anillo metálico, se pudo secarse el pelo con la toalla, mientras revisaba en la nevera algo que comer o tomar. Vio un jugo de naranja que lo cogió y se fue a la mesa a sentarse para servirse en un vaso la bebida, tras terminar de tomarlo se dedicó a volver a estudiar los libros.

Así estuvo por dos días enteros, no perdía un tiempo de su día en relajarse, solo se dedicó a los entrenamientos básicos que tenía que hacer y en los estudios de los libros que le dejo, la alvina... Hasta que el tercer día...

La joven se encontraba limpiando unos platos después de desayunar, cuando la puerta del comedor se habré de golpe, haciendo que la chica no solo grite, si no salte cual gato asustado por el repentino sonido de la puerta y agarrando una sartén como reflejo para defenderse.

¿Qué haces con esa sartén, mocosa? – Pregunto la alvina extrañada, al ver a la chica sosteniendo muy aferente el objeto.

N – Nacuyo Sensei – Dijo Kaede aliviándose al ver que era ella – por dios Sensei, casi me matas del susto ¡Creí que era un monstruo, que entro! – Le dijo dejando la sartén en su lugar.

Créeme mocosa, soy peor que uno – Dijo con indiferencia la alvina, dejando en la mesa una bolsa con contenido dentro.

B – Bienvenida a casa, Nacuyo Sensei – Le reversio la joven con respeto.

Hm – Solo exclamó la alvina, ignorando el saludo de la joven.

Kaede solo suspiro con pesadez, no avía remedio con ella.

¿Qué trajiste, Sensei? – Pregunto la joven, al ver a la alvina sacar de la bolsa que trajo algo.

Libros – Dijo la ojidorado, simplemente dejando en la mesa del comedor cada libro que sacaba.

Mirmo Zibang (FLOR MARCHITA)Where stories live. Discover now