El dolor de cabeza estaba matándome, la luz de la pequeña ventana que daba al corredor me molestaba en mis ojos. Me moví con esfuerzo, como si fuera que algo me atropelló anoche. No recuerdo cómo llegué a mi casa, ni cómo logré dormirme en mi cama. Bajé, sintiendo cómo todo daba vueltas en mi cabeza y tomé mi celular viendo tantos mensajes de mis amigos que me daba más jaqueca, luego respondería. Fui a la cocina, donde noté que alguien estaba sentado en la mesa esperándome que despertará.
-¿Qué haces aquí?-le dije cortante, hasta mi voz sonaba forzada ¡Qué mal estaba, carajo!
-Tienes una gran hermana, Georgia-dijo Ares, sin mirarme solo jugaba con una navaja entre sus manos-. Quería saber si llegaste bien, si lograrías despertarte.
-Sí, ya ves-dije, señalando mi cuerpo entero-. Estoy completa, con una resaca horrible.
-¿Recuerdas algo de anoche?-dijo con cuidado.
-Sí, tomé como desquiciada-dije.
-No debes mezclar alcohol con drogas- aconsejo, arquee una ceja-. Me sorprende que sigas viva.
Busqué unos remedios para el dolor de cabeza, ignoré la presencia del dios. Tragué las pastillas con agua, luego serví café ya caliente. Fui a sentarme a la mesa, casi termine en el suelo al intentar poner mi culo en la silla. Miré a Ares, bebiendo mi café con calma. Ya quería saber que mierda le dijo a Lara para dejarlo pasar tan tranquilo. Nadie dijo nada, entonces Ares dejó su navaja sobre la mesa frente a mí, abierta. Fruncí el ceño.
-¿Para qué quiero tu arma?
-¿Qué sientes?-dijo él-. Al verla...
-Simplemente, tiene aspecto de perforar a una persona.
-¿Eso quiere decir que tiene una hoja afilada?
-Sí, obviamente-dije, bufando- ¿Por qué me preguntas esto? ¡Qué sé yo sobre navajas o espadas! Nunca tuve una y no pienso tenerla.
-Intento descubrir algo.
-Dices eso todo el tiempo, desde que me obligaste a pegarte sin resultados, claro.
Ya acabé con el café, me levanté para tomar otro poco y saqué una bolsa de papas. Volví a sentarme delante de Ares, vi la navaja estudiándola en silencio y negué, parecía estúpido que yo pudiera reconocer un arma tan solo verla, sin leer un manual o preguntar por sus características.
-Cógela-ordeno el dios, seguro de su siguiente jugada.
-¡Ya basta, Ares!-le inquirí, apoyé con fuerza la taza sobre la mesa derramando un poco de café- ¡Vete de mi casa, es suficiente! ¿Acaso no ves que estoy mal, y vienes con tus cositas de dioses? ¡Carajo!
-No me hables así-dijo molesto, se puso de pie y agarró su navaja, guardándola en su chaqueta-. Te dejaré que te recuperes, solo quiero que entiendas mi intención.
-¡VETE, IDIOTA!
Ares no se opuso, solo me miró ofendido y algo cabreado. Cruzó la sala, azotando la puerta y eso me jodió, mi cabeza me dio una punzada horrible por el ruido del desgraciado. Terminé de desayunar, almorzar, no sé. Busque una toalla, ropa y respondí los mensajes de mis amigos siendo sincera, que el maldito de Ares vino a buscarme y me fui con él. Imaginaba que vendrían miles de preguntas luego, ya vería que hacer. Me bañe, intentando no llorar de pena de mi misma. Al salir de la ducha, sentí una brisa helada calarme los huesos, me vestí rápido y fui a mi sala para ver tv hasta sacarme las cosas de la cabeza. Jordan me llamó para avisarme que un nuevo pedido llegaría la semana que viene, eran libros de geografía mediterránea. Subí mis piernas contra mi pecho, mientras veía The Avengers y la era de Ultrón.
Me desperté por el timbre, me quedé dormida viendo películas. Fui a recibir a mi visitante, era mi cuñado con un bol en sus manos. Deje que pasará al interior, dejo la fuente sobre la mesa y sonrió. Creo que era sopa, no me gustaba mucho y supongo que la necesitaba, además era un lindo gesto. Fui por un cuenco y una cuchara para comerla, mi cuñado se sentó a la mesa con tranquilidad.
-¿Cómo estás de la resaca?-pregunto, me hundí de hombros.
-Voy bien.
-Ayer el taxista llamó a casa, tuve que cargarte dormida hasta tu cama.
Ahí estaba mi respuesta. Le agradecí con una sonrisa, me daba vergüenza que me viera tan mal. Me serví la sopa, di un cucharada notando que estaba bien, seguí comiendo. Mi cuñado me observaba en silencio, suspiré y dejé de comer.
-¿Qué?
-Ese chico...Ares-dijo él, asentí con la cabeza-¿Es tu novio?
-¡Ni loca!-dije automáticamente- Todavía pienso en Bill, hace tres semanas rompimos.
-Lo siento, solo que se veía muy preocupado por ti-continuó, intentaba hacerme sentir bien.
-Somos amigos por parte de Jordan.
-Creí que Jordan no tenía hijos.
-No tiene-correspondí, seguí comiendo-. Su esposa nunca quiso tener hijos, asique...Solo, es un cliente conocido, a veces ayuda en la tienda.
-Claro-asintió mi cuñado, se puso de pie- Volveré a casa, avísame si necesitas algo.
-Está bien, gracias por la sopa.
-No es nada, somos familia ¿no?
-Sí, eso creo...
Mi cuñado se fue, por lo menos cerró la puerta con cuidado, no como la bestia de Ares. No quería pensar, me sentía fatal. Por más que intentará hallar respuesta no tendría nada. Guardé el resto de la sopa en la nevera, luego fui a mi dormitorio para dormir más tranquila.
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Georgia
FantasyNadie cree en ellos, han dejado pasos y hechos que reconocemos como mitos. Georgia se cruza con uno de ellos, desde ese momento, ya todo comienza a ser sospechoso y todo recobra un giro inesperado. "Encuentra la verdad detrás de los secretos y fals...