Era lunes. Nueva semana, y otra vez, llovía. Tenía un pilotín amarillo patito, que el vecino de la otra calle podía verme. No podía rechazar un regalo de mí madrina que era horrible eligiendo ropa. Entre con la puerta de la persiana, marque el botón y comenzó a subir, deje la parte a un lado. Me senté en mí silla, pasándome alcohol en gel por mis manos quitándome la tierra y la grasa de esa puerta. Me quité el pilotín, dejándolo sobre una silla. Pase mí mano por mí pelo húmedo, no tanto como la última vez que llovió y no tenía con que cubrirme. No podía dejar de pensar que la mitología griega era real, que venía desde siglos pisando los talones de los mortales. Con sus historias, sus cruzadas, todo. Suspiré. Intenté despejarme, miré a mi alrededor pensando barrer un poco. Busqué las cosas de limpieza dedicándome un momento a mantener algo pulcro y ordenado.
A los quince minutos de barrer y limpiar las estanterías, oí mí teléfono sonar desde mí mochila. Atendí, era Jordan.
-¿Qué pasa?-le pregunté, limpiando el sudor de mí frente, al tiempo que la puerta se abría. Vi a Ares entrar. No.
- ¿Puedes traerme el dinero del día? Necesito descansar de las rodillas...
Había dejado de escuchar a Jordan, le respondí sin prestar mucha atención y me despedí. Mis ojos se fijaban en Ares, tenía algo diferente y me clavaba ese par de ojos verde lima, intensamente. Salí del mostrador, acercándome un poco a él y nos miramos, sin hablar. De pronto, sentí aquel sentimiento de comenzar una pelea, cada vez que veía a Ares, tenía esa sensación de dar golpes.
-Avanza, Georgia.
-¿Por qué?
-Obedece.
-No sé qué pasa, solo...- intente rechazarlo- ¡Mierda!- Ares me dio un golpe en la frente como regaño por evadir-. No quiero pelear contigo, no lo haré. Además, no es bueno...
Ares me dio el primer golpe en el estómago con la mano abierta, retrocedí sintiendo que algo nacía, como ¿Rencor? No entendí porque él venía para provocarme. Levanté mí mano, pero no llegue a golpearlo en la cara porque mí mano fue desviada, otro golpe en mí estómago y retrocedí dos pasos más. Intenté nuevamente llegar a darle un golpe, dos, tres. Todos fallaban, cada vez sentía más necesidad de golpearlo hasta que me resigné y Ares me empujó contra la pared, mí cabeza pegó contra está.
-Marcelle era lista para dar golpes, leía a su oponente antes que este le tirará un puñetazo- dijo Ares decepcionado, no sé porque me comparaba con esa mujer-. Era una buena rival.
-No soy ella, Ares- le corté, respire hondo-. Lamento que no puedas verla, podrías convencer a Hades de ver su alma aunque no sería buena idea.
-No te pedí una opinión.
-¿Entonces, qué pasa contigo?
-Eros me comentó algo sobre ti, quería estar seguro de eso...aunque todavía necesito más pistas para comprobarlo.
Ahora, sonaba sospechoso. Alcé una ceja sin entender su objetivo, es decir; qué necesitaba comprobar este dios de mí, exactamente.
Ares pego media vuelta, retirándose del local solo dejando la duda en mí. Estaba algo perturbada, desde la pelea sin sentido hasta ahora, era una prueba de algo que no sé. Fui a buscar agua, tomé de la botella mientras pensaba regresarle la llamada a Jordan, disculpándome por cortarle tan rápido, diciéndole que Bill apareció en la tienda. Una pequeña mentira, pero se enojaría con Ares por golpearme y persuadirme con ese sentimiento de rencor.
Más tarde estaba cerrando la tienda y tomé el dinero que Jordan me pidió porque se sentía mal. Baje la persiana, tomando la puerta para cuando estuviera en el final, colocarla. Ya tenía mí pilotín amarillo y mí mochila, dónde decidí llevarme un libro de historia de la Antigua Grecia. Quería conocer un poco más sobre esos tiempos, que creían de los dioses realmente, cuáles eran sus ofrendas y sus pedidos.
Tras cerrar correctamente la librería, me encamine al metro dónde iría al barrio de Jordan, cuarenta minutos. Ya estaba comenzando a llover. Tiré mí capucha, tenía una bolsa impermeable para mí mochila. Me gustaba estar enterada de las cosas y estar preparada para ello, odiaba las sorpresas tan planificadas como a mis quince años, mis padres hicieron una fiesta familiar e invitaron a Cole que, habíamos perdido el contacto porque él se mudó a Francia y volvió por emancipación. No me gustaba que me ocultaran cosas, eso me cabreaba.
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Georgia
FantasyNadie cree en ellos, han dejado pasos y hechos que reconocemos como mitos. Georgia se cruza con uno de ellos, desde ese momento, ya todo comienza a ser sospechoso y todo recobra un giro inesperado. "Encuentra la verdad detrás de los secretos y fals...