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Forcejearon, gruñeron, mostraron sus fauces. No se trataba de ninguna broma. Eran dos fixum luchando por un parebant.
En ese momento odié lo que éramos, odié que pudiéramos reducirnos a animales salvajes gobernados por nuestros instintos.

─¡DETÉNGANSE! ─grité pero sobra decir que fue inútil.

Era mucho peor que la pelea que habían tenido en la cueva. Acabaría con algo más que un ojo morado si intentaba meterme entre ellos.
Se separaron y se abalanzaron el uno contra el otro de nuevo, aullando e intentando apresarse con las fauces. Los cambiaformas son más grandes y fuertes que los lobos salvajes. Mark y Jackson estaban más o menos iguales en ese sentido, y ninguno de los dos temía luchar ni atacar.

Intenté ponerme de pie. Tenía que detener esa locura. Siempre había querido a Mark y a Jackson lo había empezado a querer hacía poco. ¿Qué era más importante: el tiempo o lo abrumador del sentimiento?

Volvieron a separarse y el lobo que distinguí como Mark rodeó lentamente al que era Jackson, que parecía herido. La mordida de un cambiaforma no sanaba con la misma velocidad con la que normalmente sanaban las demás heridas.
Y a juzgar por la respiración entrecortada de Jackson, por la tensión de su cuerpo, por cómo miraba con recelo a Mark, expectante… sabía que estaba herido. Con la luz de la luna pude ver la sangre en su pelaje. Le caía del cuello, la  parte más vulnerable del lobo. No instante, su Mark le hubiera desgarrado la arteria carótida, ya de habría desangrado. No había sucedido, pero la herida aun así parecía bastante grave.

Conocía a Mark, lo había visto luchar antes y sabía que podía ser letal. Tenía la costumbre de tomarse su tiempo para evaluar a su oponente. Lo observaba y, cuando descubría sus puntos débiles, atacaba.
También sabía que los instintos salvajes de Mark se habían apoderado de él. Siempre intentaba con todas sus fuerzas controlarlos, ser más humano que bestia, ser civilizado. Cuando Mark emergiera de aquellas sombras que le nublaban su juicio, si en ese estado mataba a Jackson, jamás se lo perdonaría a sí mismo. Y sospechaba que si Jackson resultaba vencedor, él viviría lleno de remordimientos por haber matado a Mark.

Yo, de igual manera, sabía que, independiente de quien muriera, siempre me culparía por no haber sido lo bastante fuerte como para tomar mi decisión antes de que fuera demasiado tarde.

─¡No!

La luz de la luna volvió a impactar contra mi cuerpo y, como era lógico, volví a caer al suelo.

Jackson se abalanzó contra Mark. Y Mark lo embistió. Escuché el golpe amortiguado que dieron sus cuerpos al impactarse. Seguí intentando ponerme de pie y, cuando lo logré, comencé a caminar hacia ellos.
Sentía como si mis huesos se hubieran convertido en fragmentos de cristal.

Tenía que lograrlo. Tenía que llegas hasta ellos.

Hacía un par de meses que había empezado a tener dudas. Había compartido esas dudas con ellos y eso les había hecho sentirse menos de lo que realmente eran. No era algo que ellos debían resolver. Debía hacerlo yo.

Pensé en todo lo que había pasado con Mark. En todos esos años a su lado. Pero también pensé en lo que había estado con Jackson.
En comparación, resultaba terriblemente poco el tiempo que había pasado con Jack. Pero había sido feliz. Recordé lo mucho que deseaba que me tocara y el como yo también quería tocarlo. Incluso él había reconocido que me deseaba. Ese deseo también vivía en mi interior. Me aterraba la intensidad, me había escondido por temor a ceder. Me acobardé por haber pensado que así como había llegado se iba a esfumar.

Pero no iba a ser así.

Jackson y Mark estaban rodando por el suelo, gruñendo y sacándose entre sí: dos bestias salvajes mostrando su naturaleza, pero en su interior seguía esa chispa humana que nos diferenciaba de los verdaderos lobos. Al menos esa era mi esperanza.

#2GO FULL MOON || MARKBAM/JACKBAM  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora