Capítulo 2 Guerra de comida

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VICTORIA

Es la segunda vez que suena la alarma y sigo durmiendo hasta que escucho a Flor decir mi nombre.

—Victoria levántate faltan solo quince minutos para la clase —me sacude el hombro.

Al darme cuenta que ella se está vistiendo rápidamente hizo que volviera a la realidad así que hice lo mismo, con movimientos torpes me levanté de la cama corriendo hacia el closet y de inmediato saco mi uniforme. Empecé a vestirme tan rápido que casi caigo cuando paso la falda por mi pies.

—¡Diez minutos! —exclama Flor mientras se peina.

Corro hacia el baño para lavarme los dientes, mientras me cepillo el pelo, ¡Agradezco tener pelo corto! Escupo la pasta de mi boca para buscar los zapatos lanzando los demás hacia un lado hasta que los encuentros y me los pongo tan rápido como pueda. Flor ya me estaba esperando, ella fue más rápida.

—Listo, ¡corramos! —exclamo.

Empezamos a correr como si estuvieramos en un maratón, advirtiendo a todo a nuestro paso. Me doy cuenta que no soy la única que llegará tarde ya que hay chicas apresurándose por salir del edificio. Vuelvo a respirar cuando por fin logramos estar afuera hasta que siento la mano de Flor en la mía y comienza a correr llevándome con ella, Flor tiene las piernas más largas eso hace que sea más rápida que yo. Corrimos tan rápido que en la mitad del camino para entrar al edificio donde sería la clase, topo con un chico haciendo que le tirara su bebida en su playera.

Trágame tierra.

—¡Lo siento, luego te compro una compañero! —le grito sin verlo.

Ya estábamos en el edificio solo nos falta buscar el aula, pero los alumnos en los pasillos no ayudan en nada ya que solo estorban nuestro camino.

—Aquí —nos detenemos en seco frente una puerta. Al asomarnos, vemos que ya está la maestra que no tengo idea cuál sea su materia—. Buenos Días, ¿Nos permite pasar? —pregunta Flor agitada. La maestra asiente, agradezco que no se haya molestado.

Sería muy hipócrita de mi parte decir que daré lo mejor de mi para todas las materias cuando en la mitad de semestre eso se me va a olvidar, es por eso que no hago promesas. Al entrar me doy cuenta que aún falta gente y eso incluye a Louis que aún no llega.

Demonios.

—¿Podemos pasar? —pregunta un chico moreno. Detrás de él estaba un grupo de chicos, observo a todos hasta que me topo con la mirada de Louis y le señaló mi reloj imaginario en mi muñeca. Él junta sus manos, cierra los ojos y ladea la cabeza; se quedó dormido.

—Pasen —ordena la maestra mientras empieza a escribir en el pizarrón.

Todos se dirigen a sus asientos y el último en pasar es un chico con lentes de contacto. Él camina con la cabeza abajo hasta que un idiota le puso el pie y cayó.

¿Enserio? Bullying en el salón ¡Inmaduros!

Ríen a carcajadas algunos. Al instante voltea la maestra viendo al chico en el suelo.

—¿Damián estás bien? —le pregunta. Él se levanta inmediatamente y asiente varias veces caminando hacia un lugar.

Alguien más vuelve a tocar la puerta.

—¿Por qué tan tarde? —le pregunta la maestra a los dos chicos que se encuentran parados en la puerta.

—Porque una chica tonta me tiro mi café —habla molesto el chico. En su playera había una mancha café.

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