Capítulo 12 Un beso, un error

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VICTORIA

Dylan Lisboa me está besando.

Mis ojos están abiertos de sorpresa mientras mis manos están en sus hombros. Sus manos están sobre los costados de mi cabeza presionando sus labios con los míos, mientras yo intento despegarme de él pero es imposible. Puedo sentir que su manera de besarme es brusca pero también apasionada como si estuviera sacando toda su energía conmigo.

¡Imbécil! ¿Cómo se atreve a besarme?

Ya he dejado de pelear, y ahora solo me estoy dejando llevar por el momento, nos separamos un poco para tomar aire y seguimos estando tan cerca que ... Volvió a juntar sus labios con los mios. Ahora lo hace de una forma más lenta y ¡Dios! Es un idiota que besa tan bien con labios gruesos, sin duda ganaría el premio como mejor besador. Mi corazón late a mil por hora y mis manos están en sus mejillas. Me dan escalofríos en tan solo sentir sus manos detrás de mi cabeza pegando nuestros labios con más fuerzas mientras nos movemos a nuestro ritmo.

Sé que no soy la mejor besando pero en este momento disfruto estar sobre sus labios, besando lentamente cada espacio de su boca como si no existiera un mañana. No hay necesidad de usar nuestras lenguas con esto es suficiente para ser el beso más apasionado y rico.

¡Victoria tienes que parar! estoy besando al chico que me ha hecho la vida imposible desde que entré aquí. Y recordar lo que dijo de mi madre hace que lo odie aún más.

Nos separamos de repente pero la razón no fue por nosotros si no porque tocaron la puerta haciendo que nuestros labios se despegaran rápido.

Ahí es cuando caigo en la realidad.

Mierda. ¡Nunca había besado de esa manera!

Dylan tiene un semblante serio, estoy segura que no puede creer lo que sucedió e igual que yo. Mi respiración es pesada, ni si quiera puedo parpadear.

Ese beso fue demasiado rápido que no me dió tiempo de procesarlo.

¡Que tensión!

—¿Hay alguien ahí? —pregunta un señor del otro lado de la puerta. No somos capaces de hablar, solo se escucha el ruido del viento.

Se escucha que están abriendo la puerta. Cuando sucede un señor de baja estatura nos ve con una mueca de confusión.

—¿Vienen por las cosas de limpieza verdad? —observa las cosas que están en el suelo.

Mi mirada se va con la de Dylan que tiene el mismo semblante de antes solo que con unos labios hinchados. Ay Dios, no quiero imaginar como estarán los míos.

De repente Dylan sin decir nada, empieza a recogerlas y desaparece de mi vista. Mierda ahora tengo que seguir como si nada hubiera pasado.

—Las traemos más tarde, gracias —le digo al señor después de tomar unas tinas e irme.

Mientras camino sigo en shock, no sé cómo mirarlo después de esto. Sin embargo siento un rabia por lo que fue capaz de decir, espero que no se atreva a hablar de mi madre, si no quiere que me meta con su familia. Al bajar al último piso, Dylan está de espaldas y parece que me estaba esperando porque su cuerpo giró a mi inmediatamente.

—Si te bese fue porque no podía con mi rabia, y fue lo único que se me ocurrió para que dejaras de hablar y no golpearte —escupe molesto.

—Solo eso te falta, golpearme —lo miro con odio.

—Victoria aunque seas la persona que más detesto, no le pegaría a una mujer —frunce el ceño—. Pero aléjate de mi —Después de decir eso, se aleja.

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