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VICTORIA
Estoy por abrir los ojos y cuando lo hago lo primero que veo es el rostro de Dylan. Me doy cuenta que mis manos están abrazando su mano derecha y mi pierna derecha la tengo arriba de las suyas ¡Oh por Dios! Lo peor es que dormí con la cabeza recargada a su hombro.
Él comienza a despertarse también. Inmediatamente me alejo aunque él se haya dado cuenta de mi posición.
—Duermes horrible —dice pero mi mirada baja a su hombro y ¡Mierda! Hay baba mía. Él al sentir algo extraño baja su mirada y se da cuenta.
—Perdón —le doy una mirada apenada. Espero que me diga algo pero no menciona nada.
—Vamonos ya es tarde —dice para después levantarse y salir de la casa de campaña. Al hacer lo mismo me doy cuenta que tengo su sudadera pero no recuerdo haberme tapado con ella ¿Dylan lo hizo?
Quedo asombrada por lo increíble que se ve la cascada, me entran ganas de quedarme y no volver a la realidad. Dylan comienza a desarmar la casa y yo vuelvo a colgarme mi mochila. No tengo idea de la hora pero espero que sea temprano y los chicos estén esperándonos. No puedo evitar pensar en el trato que le ofrecí a Dylan ayer, me sentí decepcionada cuando lo rechazo. Por un momento creí que iba a estrechar su mano con la mía.
Después de esto me quedó claro que no busca una amistad conmigo.
—Listo —toma su mochila y es su mano izquierda la casa de campaña. Comienza a caminar por el mismo camino de ayer. Voy detrás de él en silencio.
Ahora que lo pienso, ¿Siempre ha sido de esa manera? desde que lo conozco dejo ver su forma de ser siendo una bestia como un día lo llamé. Quizás mi forma de ser no la soporta y es por eso que le caigo tan mal y también sé que Amber metió sus manos como siempre lo ha hecho. No puedo evitar pensar sobre él, me da curiosidad saber sobre su vida pero me temo que pueda caer en el camino si lo intento, ya que mi corazón me dice algo cuando estoy junto a él.
—Deprisa —dice dando pasos más largos y rápidos. Como sus piernas son más largas que las mías, yo empiezo a correr con pequeños pasos detrás de él. Estamos acercándonos al lugar donde estaban los demás pero no sé ve nadie. ¡Nos dejaron!—. Busquemos el autobús.
Me pregunto si sabrán que faltan dos personas del grupo o si quisieron ponernos a prueba para conocer que tan responsables somos. No queda de otra que recordar el camino hacia el autobús. Espero que está vez Dylan no siga su propio camino y encuentre el correcto.
—¿Crees que nos hayan dejado? —le pregunto a Dylan.
—No —responde secamente.
—Tengo sed —murmuro. Ahora recuerdo que le debo un Capuccino—.¿Por qué te gusta el Capuccino? —se detiene bruscamente para verme.
—Victoria ¿Por qué nunca puedes callarte? —escupe molesto.
—Porque odio el silencio —respondo tranquilamente. Su mirada baja observando lo que llevo puesto.
—Tienes mi sudadera —murmura frunciendo el ceño.
—Oh si, me la puse porque me gusto —digo sin ningún problema.
—Tienes mi camiseta, mi sudadera ¿Que más deseas? —cuestiona sarcásticamente. No lo entiendo, él es quién me da sus cosas.
—Agua —respondo para molestarlo más. Él estaba apunto de decirme algo pero alguien lo interrumpió.
—¡Hey chicos aquí! —escucho que nos gritan desde lejos y efectivamente, ahí estaban mis compañeros junto al autobús. No me había dado cuenta que estábamos por llegar a la carretera.
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We're Younger
JugendliteraturAmores que son prohibidos pero no son imposibles. Amistades débiles pero inquebrantables. Problemas que arrastran pero no matan. Corazones de piedra que pueden romperse. Verdadades que esperan ser descubiertas. Lágrimas sin piedad pero que buscan...