DYLAN
Estoy en el salón de clases esperando a Amber. No sé hasta dónde me voy a detener con esto. Si mi madre se entera que tengo el deseo de recuperar lo que nos pertenece y que estoy cerca de los Villegas, me mata. No hay nada ni nadie que me pueda detener, la rabia que tengo no tiene medicamento.
—¡Hola!, ¿En qué piensas? —pregunta Amber instantánea, sacándome de mis pensamientos.
—En algo sin importancia —respondo.
—Preparé fruta para pasar mejor el rato —se recarga en el escritorio y comienza a comer una fresa muy seductora, la muerde para después lamerse el labio superior. Ahora entiendo a dónde quiere llegar.
Desde hace tiempo que no he estado con una chica porque he estado enfocado en este problema, pero a veces tengo la necesidad de pasar un buen rato y hablo de pasar más allá de los besos. No soy un chico que le gusta jugar con corazones, si ellas quieren placer y yo también pues que mejor que hacerlo. Pero no me gustaría intentarlo con Amber, ya que temo que después sea complicado alejarla de mi.
Ella se acerca coqueta, moviendo su caderas al ritmo de sus piernas. Ahora estoy impaciente por querer huir de aquí lo antes posible. Se inclina hacia mis labios y está apunto de besarme pero me levanto enseguida.
—Me gustaría saber más de ti —murmuro. Ella voltea con una mirada divertida.
—¿Qué quieres saber? —pregunta. Ella voltea con una mirada divertida.
—¿Desde cuándo conoces a Max? —sé que ellos dos tienen algo más que amistad. No me molesta en absoluto pero lo que me enfurece es tener que soportar a Max.
—Desde secundaria —contesta sutil.
Recuerdo haber visto a Amber y a Victoria jugar en su patio felizmente cuando eran unas niñas de 8 años pero nunca quise acercarme, ¿Quién iba a pensar que el tiempo tenía otro destino para ellas? en fin mi papá me llevo solo en una ocasión a la casa del papá de Victoria. En esos tiempos, no era la misma donde viven ahora, claro es una mucho mejor y todo gracias a mí padre.
—Supongo que tuvieron algo ¿No es así? —cuestiono.
—Supones bien, pero no quiero hablar de él —añade.
Sé que su separación es por mi. No puedo importarme menos.
—Entonces háblame de ti —me sonríe con los labios pegados.
—Bien.
Será una charla larga.
VICTORIA
Me muevo a un lado al otro sin poder dormir, la razón: la curiosidad por saber ¿Que estarán haciendo Amber y Dylan? Sin querer escuché su conversación en biblioteca. Sé que están en el salón de clases y me sorprende la rebeldía de Amber al escapar de los guardias, cada día que pasa se convierte en una bruja rebelde. Estoy tratando de controlar mis ganas de ir a espiarlos pero ¡Diablos! No puedo.
Deslizo mi sabana y salgo de la cama para despertar a Flor.
—Flor —susurro. La sacudo por los hombros hasta que despierte.
—¿Que pasa? —pregunta somnolienta.
—Amber y Dylan estan en el salón de clases, quiero espiarlos.
—¿Enserio?, Eso esta prohibido —murmura aún con los ojos cerrados—. Si vuelvo a ver a Amber esta vez si le arranco los pelos —río bajo.
—Entonces...¿Vamos? —suplico. Flor sonríe y abre los ojos.
—Vamos.
Mi plan es solo ir a espiar, soy demasiado curiosa y no me voy a perder ese momento. Salimos del edificio en pijama, asomamos la cabeza por los lados y al ver que no hay nadie caminamos en cuclillas hacia el otro edificio pero nos detuvimos al ver un guardia.
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We're Younger
Novela JuvenilAmores que son prohibidos pero no son imposibles. Amistades débiles pero inquebrantables. Problemas que arrastran pero no matan. Corazones de piedra que pueden romperse. Verdadades que esperan ser descubiertas. Lágrimas sin piedad pero que buscan...