Dulcinea

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Este poema va para ti.
Porque recuerdo que un día me cantaste al oído después de tocar el sol con la punta de tus dedos.

Aquella imaginación tuya que despertaba a los fantasmas durmientes en aquella sala. Fantaseabas con poner el mundo patas arriba.

Dulcinea deseada, hecha de rosas con colores  cálidos de terciopelo. Tuviste por un momento mi vida sobre tus manos con una ajena despedida escondida.

Aún así te quiero, como si la vida de este prisionero nunca fuera a acabarse.

Despiértame cuando vuelvas a verme, como la primera vez que sonreíste con mirada a la luna mientras tu sonrisa viajaba a Marte.

- Christian Daniel

Escritos de un poetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora