Cap 1 Mi primer día

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Me desperté con un leve dolor en el cuello. Creo que fue por haber dormido con una almohada muy alta.

(Creo que debí mencionar esto antes: Mi familia y yo nos mudamos a Japón.)

Me levante de la cama y al tocar el suelo un escalofrío recorrió mi cuerpo. Mi reacción inmediata fue ponerme mis pantuflas. Me dirigí al baño y me arregle la cola de caballo, me lave la cara y cepille mis dientes. Fui hacia mi clóset agarre una belly-shirt negra con una calabra, unos jins ajustados rotos, y unas botas converse negras que me llegan a las rodillas. Me mude y baje.

Al bajar mi madre no se encontraba. Lo cual era perfectamente normal ya que se iba a trabajar. Fui a la cocina y ahí se encontraba mi desayuno. Huevos, tocino y tostadas. Comencé a comer. Mientras yo veía la cocina. Tenia un comedor de titanio, o eso creo, las paredes y el piso eran iguales a las de la sala de estar, gris y blanco. Después me dispuse a limpiar la casa.

Finalmente había terminado de lavar, sacudir y mover cajas y habitaciones me lance en el sofá. Encendí la pantalla y vi lo que me apareciera. De repente suena el timbre. Me dirigí a la puerta con toda la pereza del mundo. Pero agradezco mucho haberla ido a abrir porque ahí en frente se encontraba un chico tan guapo. Tenia el cabello cafe bastante oscuro, los ojos del mismo color del pelo y piel bronceada.

-Emm... Hola?- me dijo tratando se sacarme de mi tranze.

-Que?... Ah?... Perdona, hola, me llamo Tarina pero me puedes llamar Tari. En que te puedo ayudar?- dije rápidamente y dejando al chico con cara de okeeeey.

-Em... Si, me podrías regalar una taza de azúcar- me dijo poniéndome la taza en frente mío.-Por cierto me llamo Nikato, un gusto Tari.

-Si, con gusto, pasa.- le respondí.

-Se me olvidaba, soy tu vecino.- Okey.

-Jjjj, un gusto. Y cuantos años tienes Nikoto?- le pregunte.

-Tengo 11 años. Y tu?- Me digo con voz dulce.
*COMO QUE ESE CHICO TENIA 11 AÑOS!!!! PARECE DE 13!!!*

-Yo tengo 13- dije seria.

-Pues te digo que eres bastante bonita- dijo con una pequeña risilla.

Me sonroje hasta las orejas.

*Como me dijo eso si apenas nos conocemos?!*

-P-pequeño idota! S-solo sal... Y-ya!
Y un... G-gusto conocerte!!!- le grite mientras lo empujaba hacia la puerta y se la serraba en la cara de un portazo.

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Narra: Natalia, mamá de Tari
Llegue a la casa y para sorpresa mía la casa estaba impecable. Tire las llaves del auto en una mesita que había a la par de la puerta de entrada. Subí las escaleras y me dirigí al cuarto de Tari. Abrí la puerta y vi que se encontraba dormida así que baje y llame a nuestros vecinos, los Samajaki, para que vinieran a cenar. Nos habíamos conocido esta mañana.

Fui hacia la habitación de Tari, entre y la sacudí de los hombros un poco brusca para que se despertara.

-Mamá, ya para, ya estoy despierta. Que quieres?- pregunto molesta mi pequeña hija, bueno no tan pequeña pero para mi sí.

-Necesito que te alistes. Vienen invitados a comer.- le dije.

-Y se puede saber quienes son estos tan importantes invitados?- pregunto.

-Son los Samajaki. Así que apúrate.- le dije mientras salía de la habitación.

Al bajar tocaron el timbre. Gracias a Dios ya tenía la cena lista. Abrí la puerta y me encontré con los Samajaki.
Los invite a pasar.

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Narra: Tari
Después de que mi madre se fuera me aliste. Me puse un vestido rojo y me solté el pelo. Me maquille un poco y baje.

*Hay no... Porque tuvo que venir... Nikoto*

Me fui ye senté al lado de mi madre. Después de un rato de charla invite a Nikoto a que conociera mi habitación. Ambos subimos y le enseñe mi habitación y nos dirigimos al balcón. Nos sentamos en una amaca que había y hablamos.

-Emm... Perdona por lo de hoy en la mañana. No debí de ser tan maleducada.- me disculpe por lo de la mañana.

-Jejejeje no tienes porque disculparte. Pero es que es verdad lo que dije en la mañana. Eres bastante bonita.- me sonroje mucho hasta las orejas.

-Enserio? Soy bonita?- le pregunte tímidamente.

-No hay duda- dijo mirandome a los ojos con esos ojos cafe y brillando por la luz de la luna. No pude evitarlo. Me había enamorado de ese chico.
Nos llamaron para la cena. Entonces bajamos. Después de eso los Samajaki se fueron.

Subí corriendo las escaleras hacia mi habitación y lanzándome en la cama. No lo podía creer, ese chico, me e enamorado. Me quede dormida después de un rato pensando en el.

Corazon de lobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora