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Inglaterra, 27 de septiembre 1984
Un grupo de ladrones traficantes de drogas ilegales, camufladas de dulces para niños es detenida por la policía inglesa. El grupo fue capturado por un grupo novato de oficiales ,quienes recorrían la zona del arresto con sigilo.
Según las declaraciones de cada miembro de aquel grupo de traficantes, el líder logro escapar yendo a su escondite lejos de la ciudad.
El nombre correspondiente del líder del grupo es llamado como "Dark Doomcizor". Los comandantes a cargo de atrapar al delincuente recomiendan cuidar sus espaldas, principalmente campesinos y sirvientes. Estos son los que pueden ser o no víctimas de otras infiltraciones del famoso líder
Aquel noble suspiró, dejando el periódico en su escritorio. Otro problema que los estúpidos policías no podían resolver.
— Señorito, le he traído su té de la tarde — hablo el mayordomo del chico quien llevaba el juego de porcelana china en un carrito de cocina — hoy le traje su favorito, té de matcha,importado desde Japón, su país natal, amo — el azabache tomo con cuidado la tetera y sirvió en una de las tasas el líquido verdoso que hacía resaltar un aroma espléndido
— Gracias ,Ken — el de cabellos rosados tomo la taza y la llevo hacia sus labios, inhalando el relajante olor del té antes de llevarlo a su boca y empezar a beberlo de forma relajante
En la puerta principal se escucharon unos golpes. Uno de los sirvientes de aquel noble atendió
— Buenas tardes, ¿Puedo servirle en algo? — la chica de cabellos fucsias rojizos pregunto, haciendo una leve reverencia hacia aquella extraña persona que apareció
— claro. ¿Se encuentra Ben? — La chica dudó en decirle, pero al final asintió. El azabache sonrió con malicia — ¿Puedo pasar a verlo?
— Christina, ¿Quien es? — El dueño de la mancion Azuki llegó sosteniéndose de un bastón de color fucsia, un poco más oscuro que sus cabellos .Ben bajo las escaleras, mirando de reojo a los sirvientes que llegaban y se enclinaban ante él en acto de respeto
El azabache entro a la gran casa, sonriendo inocente — Hola Azuki, cuanto tiempo sin vernos — habló caminando lentamente hacia el menor
Por parte de este solo le quedó abrir la boca en sorpresa. ¿Que hacía él allí?
— D-daigo... ¿¡Q-que haces aquí, bastardo!?— el mencionado río burlón, acercándose cada vez más hacia aquel noble
— Calma bestia. Estoy aquí para divertirme un poco — aquel chico extendió una de sus manos, acariciando la mejilla izquierda del menor — recuerda que tenemos un trato ,perrito — sonrió
Los sirvientes que trabajaban en esa gran mansión, casi aislada de la ciudad que quedaba a dies kilómetros de distancia, miraban sorprendidos a los dos que hablaban en medio de aquella sala
Ken por su parte gruñía levemente ,poniendo su cuerpo a la defensiva por si algo le llegase a pasar a su amo
— abajo — ordenó Daigo .Y como si fuera por instinto, Ben obedeció, viéndose como una obediente mascota — Bien hecho cachorro — río arrogante Kurogami
¡Te odio, te odio ,te odio!
Lo único que podía hacer Ben es tragarse su orgullo y chillar como perrito regañado
— Salta y rueda —
Acción hecha por el menor
— saluda ,llora, juega— cada orden era obedecida por Azuki. Cada acción siendo vista por los burlones ojos de aquel hombre que lo había traicionado hace años para dedicarse al tráfico de drogas y armas ilegales. Aquel chico mayor que él por tres años que lo había enamorado alguna vez; y por las miradas divertidas y preocupadas de sus veinte sirvientes que lo atendían con pasión y esmero. Viendo ahora una faceta verdaderamente vergonzosa de él
¡Te odio, te odio, no sabes cuánto te odio, Daigo Kurogami!
— Gracias por entretenerme, bestita — Daigo acarició la cabeza del menor, bajándose a su altura y depositando un dulce beso en la frente de Ben. Este último contenía sus ganas de llorar por la inmensa vergüenza que había sufrido
— Te odio — se atrevió a decir al verlo alejarse, sacando una risa divertida del otro
— También te quiero, Benjamin Azuki — se dirigió a la puerta, abriéndola con una sonrisa — Volveré pronto. Me encanta ver tu expresión — cerró la puerta tras de sí caminando por los jardines de rosas blancas que lo adornaban
Daigo río y cortó una rosa
— Prometo que volveré, Mi noble en cuatro patas — y al instante salió corriendo ,escapando de aquellos policías que lo habían estado persiguiendo desde hacía un rato
