- No, gracias. - Contesté y entré al baño.Suspiré aliviado cuando cerré la puerta, prendí el agua y esperé que la tina se llenara.
Como no tenía que ir a trabajar me daría un merecido baño para librarme del estrés.
Me quité la ropa y entré a la bañera, mi cuerpo se relajó completamente al sentir el agua tibia, la espuma parecía entrar en los poros de mi piel, cerré levemente los ojos para relajarme por completo. Nada se oía a mí alrededor, todo era calma y silencioso.
Mis sentidos se agudizaron al sentir una gran mano pasar por mi nuca. Abrí rápidamente los ojos y giré para encontrarme con aquella mirada profunda.
- ¿Qué haces aquí? - Pregunté ligeramente nervioso.
- Déjame ayudarte. - Dijo con la voz ronca.
Tomó la esponja y comenzó a pasarla por mi hombro. Giré lentamente para que pudiera pasarla por mi espalda.
Sentía el roce de sus dedos en mi piel, su tacto era delicado y profesional. Tan ardiente.
- Una pregunta - Dije luego de unos minutos.
- Todas las que quieras. - Habló sin dejar de pasar la esponja por mi espalda.
- ¿Puedes... p-puedes besar? - Mi garganta se secó al preguntar.
- Claro que sí, pero nunca lo he hecho. Es algo que no me gustaría compartir con cualquiera.
¡Bien!
Sin que me viera sonreí levemente.
Giré, quedando ambos muy cerca, yo estaba totalmente desnudo, aunque el agua y la espuma cubrían mi cuerpo.
Su mirada se posó en mi boca y mi respiración se agitó un poco.
Es tan bello.
Nunca había conocido a un hombre tan hermoso como él.
Mordí mi boca levemente sin dejar de mirar la suya, una boca llamativa, de labios perfectamente rojos. Parecían suaves y esponjosos, y que estaban completamente llenos de deseo.
Subí mi mirada a través de la de él, esa mirada profunda que parecía prometer el mismísimo paraíso.
- ¿No se supone que el Diablo tiene cuernos y una cola larga y roja? - Soltó una carcajada, cerca de mi rostro aún.
- Ay precioso, como me haces reír. - Dijo divertido y se puso de pie, caminó hasta la puerta - Cuando salgas te cuento todo lo que quieras saber. El desayuno está listo.
- De acuerdo. - Zee salió y con él se llevó todo el fuego que había allí.
Luego de estar unos cuantos minutos dentro del agua, salí. Entré a mi habitación y me puse algo cómodo. Unos jeans y un polo negro, encima de eso un casaca del mismo color. Salí de la habitación y el olor a croissants llenó por completo mis pulmones.
Me acerqué a la cocina y la mesa estaba puesta, había de todo: Tostadas, croissants, rosquillas, tartas de fruta. Miré a Zee.
- No hace falta que pregunte cómo hiciste todo esto, ¿no? - Levantó la mirada y sonrió.
- Creo que no. - Me acerqué hasta la mesa y me senté - Lo siento si es mucho, pero me gusta comer bien.
- No, está perfecto. - Tomé una tostada, y mi panza gruñó por eso.
- Saint, mejor come una rosquilla. - Dijo divertido y me la alcanzó. Reí por lo bajo y la tomé.
- ¿Hay café? - Pregunté. Se dio vuelta y tomó un paquete. "Starbucks", se podía leer - ¿Fuiste hasta ahí? - Cogí el café.
- No, no hizo falta. - Me dijo. Negué divertido - Sobre tu pregunta en el baño... No, no tengo cuernos y tampoco tengo una cola larga y roja. - Reí con ganas.
- ¿Y qué tienes de especial? - Le pregunté y tomé un poco de café.
- Ya lo viste, un lindo tatuaje en el final de mi espalda. - La sangre se concentró en mis mejillas - Eso es el centro de todo mi poder.
-... ¿Por qué nunca has besado a nadie? - Dejó de tomar y me miró fijo.
- Casi siempre los que venden su alma son hombres o mujeres de muy avanzada edad.
- Tú no eres muy joven que digamos. - Dije burlón, Zee rió por lo bajo.
- Una sola vez una chica de unos 18 años me vendió su alma por ser la modelo más famosa del mundo. - Esos extraños celos me invadieron nuevamente.
- ¿Te gustaba?
- Era linda, muy linda, pero era demasiado pequeña, no tenía experiencia en la vida ni nada de eso, era una adolescente. Me dio pena llevarme su alma luego, pero un trato es un trato. - Lo miré con enojo.
- No contestaste mi pregunta. - Dije serio, Zee me miró y sonrió, ¿y ahora por qué sonríe? - Te gustaba. - Solté casi afirmándolo.
- No precioso, no me gustaba. - Suficiente para que mis raros celos desaparezcan - Pero tú si me gustas, y mucho. - Me volví a sonrojar.
- ¿Qué quieres hacer hoy? - Le pregunté nervioso, tratando de cambiar la conversación, tratando de huir de ella.
- Hay muchas cosas que quiero hacer. - Contestó mirándome pícaro, y entendí aquello.
- Que gracioso. - Ironicé. Zee rió divertido.
- Y mira esto es muy raro para mí. Por lo general no tengo que esperar mucho tiempo para que me digan que es lo que quieren a cambio de su alma.
- Lo siento... - Dije apenado.
- No tienes porqué, me encanta estar contigo. - Definitivamente estaba empeñado en hacerme sonrojar el día de hoy.
Terminamos el desayuno y juntos lavamos las cosas. Me siento muy raro, muy distinto, ayer no era yo, no sé qué me pasa, no sé qué pasa por mi cabeza. Tengo miedo de algo que nunca sentí en mi corta vida, algo que no tiene sentido ni forma para mí.
Salí un poco aturdido de la cocina.
- ¿Qué pasa? - Me preguntó Zee. Esta vez no lo miré.
- Nada. - Dije en casi un susurro. Él se acercó a mí y maldije eso, tomó mi rostro con una de sus manos y lo elevó para que lo mirara.
- ¿Quieres que lea tus pensamientos? - Me sobresalté.
- No, no. - Me alejé de él rápidamente - Ni se te ocurra hacer eso.
- Entonces dime, ¿Qué te pasa? - Dijo serio. Por primera vez, desde que me lo encontré, me causó algo de recelo.
- Tengo... tengo miedo. - Dije mientras trato de inventarme algo.
- ¿Miedo?... ¿Miedo de mí? - Lo miré fijo, estábamos, por suerte, bastante alejados.
- No, de mí. - Contesté. Zee frunció el ceño - ¡Pero no importa! ¿Vamos? - Pregunté para salir de aquella incómoda situación.
- ¿A dónde?
- ¿Has ido alguna vez a una feria? - Pregunté entusiasmado.
- No, nunca. - Sonreí enormemente.
- ¡Entonces vamos a una! - Tomé las llaves de la casa y salimos.
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Quiero vender mi alma al diablo [ZaintSee]
Fanfiction¿Nunca pensaron en venderle su alma al Diablo por conseguir todo lo que quieren en la vida? Yo sí, lo pensé y lo hice. Pero, ¿Qué pasa cuando te terminas enamorando de él? No solo se lleva tu alma, sino que tu corazón también. *Pareja principal ...