Sentí mi corazón desbocarse de dudas.¿Qué? ¿Yo?
Se acercó más a mí y con su mano libre acarició mi rostro, sin esa apariencia siniestra de ayer ahora parece… normal.
– Tú eres algo bueno y…– Dejó de hablar.
– ¿Y qué? – Pregunté queriendo saber más, necesitando saber.
– Y yo…
– Señores clientes, lamentamos anunciar que, debido a ciertas fallas eléctricas, es necesario que se retiren del centro comercial en los próximos 15 minutos, lamentamos los inconvenientes. Se les recuerda que es por motivo de su seguridad. Gracias por su comprensión. – Lo interrumpió el intercomunicador.
– Umh, será mejor que nos vayamos antes de que nos quedemos aquí dentro y me obligues a comprar más ropa. – Me dijo divertido y comenzó a caminar.
– Sí, claro. – Dije por lo bajo y salimos de ahí.
Tomamos un taxi para llegar más rápido, teníamos demasiadas bolsas, no podíamos ir caminando. Aunque conociéndolo a él, es capaz de hacer algo para que no sean demasiadas, o para que desaparezcan y luego las encontremos en casa.
Casa, es extraño decir solo ‘casa’, suena mucho a ‘nuestra’ casa.
Finalmente, llegamos muy rápido.
– Ahora que lo estoy pensando ¿En qué momento hiciste con Dios el “acuerdo”? – Gesticulé con los dedos las comillas en aquella última palabra.
– Mientras dormías fui a verlo.
– ¿Qué le dijiste?
Entramos al departamento, y nos quitamos las zapatillas. Dejamos las bolsas a un lado y nos tiramos cansados al sillón al mismo tiempo. Reí divertido al saltar levemente del mismo.
– Bueno, llegué, él estaba realmente sorprendido de verme, hace mucho que no subía a verlo, la luz del cielo me hace daño a los ojos. – Comentó entrecerrándolos – Como sea, empezamos a hablar, tomamos un poco de vino y luego empezamos a jugar ajedrez. Y como casi nunca, le gané ¿Puedes creerlo?
– ¿Por qué se te ocurrió hacer eso?
– ¿Qué cosa?
– El acuerdo. – Clavó su mirada en la mía y suspiró levemente.
– Mi hermana vino a verme. – Lo miré bien.
– ¿Tu hermana? Eso quiere decir que… ¿La muerte estuvo aquí en mi casa? – Solté un poco asustado. Rió por lo bajo.
– Sí, pero tranquilo, Jenni es inofensiva cuando no está en horas de trabajo y no es siniestra y esas cosas, de hecho, te sorprendería lo linda que es. Lo único malo es que hace un poco más de frío cuando ella esta.
– Y… ¿Qué te dijo? – Pregunté y no me dio respuesta.
Tomé el control y prendí la tele, estaban pasando una película, tarde solo unos pocos segundos en reconocerla. Era ‘Titanic’. Rose y Jack estaban en el agua helada, temblé levemente al ver el frío que tenían.
– Esa fue una de las tantas veces que Jenni se llevó más de una vida al mismo tiempo, y en un mismo lugar.
Lo miré luego de lo que dijo, e hizo una seña para que me acercara a él, así lo hice.
Zee me acurrucó contra su pecho, envolviéndome con sus brazos. Sonreí y apoye mi cabeza en su pecho, aspirando el aroma de su perfume. Volví a mirar la tele pero sin alejarme de él.
– ¿Aún no sabes lo que quieres por tu alma? – Preguntó. Sin alejarme de sus brazos me moví para mirarlo a los ojos.
– No, aún no… – Su mirada abrazó la mía, con una de sus manos acarició mis cabellos.
– ¿Sabes, Saint? Me gusta estar contigo. – Sonreí levemente.
– A mí también, me encanta estar contigo. – Dije y lo vi sonreír.
No despegue mi mirada de la suya, juro que en cualquier momento iba a besarlo, era algo que ya no podía controlar, estaba a punto de ser más fuerte que yo. Zee inclinó la cabeza hacia mí, cerré los ojos levemente, esperando aquello.
Pero de la nada, el maldito teléfono comenzó a sonar. Abrí los ojos y estaba a pocos centímetros de mí cuando se alejó con un gruñido. Me puse de pie y fui a contestar.
– ¿Aló?
– Saint, hola. – Habló desde la otra línea una voz conocida.
– ¡Perth! ¿Cómo estás?
– Bien, bien. Dije que iba a llamarte. – Escuché una risita de su parte. Sonreí.
– Lo sé, lo sé. – Dije divertido.
– Te he echado mucho de menos.
– Y yo a ti. ¿Cómo te ha ido en Londres?
– Bien, pero nada es como en casa.
– Me lo imagino. – Giré a buscar a Zee.
No estaba en el sillón, lo busqué con la mirada pero no lo encontré ¿Dónde rayos está?
– Oye, ¿Te gustaría ir a cenar mañana?
Extrañado por no encontrar a Zee, giré para mirar al frente. Salté levemente, al verlo tan cerca de mi rostro y con el semblante tan serio.
– ¿Mañana? – Solté algo ido.
– ¿Puedes? – Preguntó Peeth. La respiración de Zee se volvió densa, pesada.
– Mmh, no lo sé, tengo que fijarme en mi agenda. – Contesté nervioso – Déjame revisarlo y te llamo.
– Claro.
Me dio un número y lo anoté, pero sin dejar de mirar ni un segundo a Zee. ¡Ya me está dando miedo!
– Te… Te llamo luego Perth.
– Está bien, adiós bonito.
– Adiós. – Colgué.
Sin dejar de mirar a Zee a los ojos retrocedí levemente, él comenzó a acercarse, mis pies no podían detenerse, era algo que no podía hacer.
Me estaba asustando, estaba logrando hacerme tener recelo. Desde que lo conocí nunca me dio miedo del todo, nunca logró hacerlo, pero en este momento sí que lo estaba logrando.
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Zee VS Perth !! Siempre quise decir eso!!!
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Quiero vender mi alma al diablo [ZaintSee]
Fanfiction¿Nunca pensaron en venderle su alma al Diablo por conseguir todo lo que quieren en la vida? Yo sí, lo pensé y lo hice. Pero, ¿Qué pasa cuando te terminas enamorando de él? No solo se lleva tu alma, sino que tu corazón también. *Pareja principal ...