Capítulo XX

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Abrí los ojos para encontrarme con el techo de mi habitación. Los fuertes rayos del sol entraban por la gran ventana. Giré sobre la cama, estaba solo. Me senté en la cama y tomé con firmeza las sábanas.

No...

- ¿Zee? - No puede ser cierto...- ¡Zee! - Por favor no...

Pero nadie contestó.

Lentamente me puse de pie, fui hasta la puerta de la habitación, la abrí y asome la cabeza.

No pudo haberme dejado... ¿O sí?

No había nadie en la cocina. Y tampoco en la sala y el baño.

Volví a la habitación y me senté en la cama para pensar un poco.

¿Se habrá ido? ¿No volveré a verlo?

Mis ojos se llenaron de lágrimas inevitablemente.

- Se fue... - Susurré al mirar hacia la ventana.

Él me dejó.

Recosté mi torso jalando una almohada, cerré los ojos y recordé la noche más maravillosa de toda mi vida, sus besos, sus caricias, su respiración mezclándose con la mía. Una noche inolvidable.

Y rompí en llanto.

¿Qué has hecho conmigo Zee Pruk?

Sentí un gran mareo y unas tremendas ganas de arrojar, por lo que me puse de pie y corrí al baño, tirándome de rodillas al retrete, y como si hubiese comido algo que me hubiera hecho mal, comencé a vomitar.

Suspire fuerte cuando las náuseas pasaron, me puse de pie y vi mi reflejo en el espejo. Me observaba patético en todo el esplendor de la palabra. Toda una vida por delante frente a mis ojos, pero ahora no puedo continuar sin él.

Otra vez ese mareo. Cerré los ojos y me sostuve del lavamanos. Cuando al fin se fue el vértigo, me repuse. Nada podía hacer, solo esperar a que él volviera.

Escuché que la puerta era cerrada, alguien había entrado.

- ¿Saint? - Era Win. Sin pensarlo corrí a su encuentro, y cuando estuve lo suficientemente cerca, me tiré a sus brazos en busca de un poco de consuelo.

- ¿Qué pasó? - Me preguntó preocupado.

- Solo necesito que me abraces... - Rompí en llanto.

- Saint, dime que tienes - Rogó. Estaba realmente preocupado por mí

- Solo... tengo miedo... Win no me dejes... - No lo hagas tú también.

- Tranquilo, no voy a dejarte solo. - Extrañado me abrazó con fuerza, no entendía mi estado. Y tampoco iba a entenderlo.

Es que nadie sabe lo que yo siento ahora.

Lo que yo siento sin él.

.
.
.

Me dejé caer en la cama.

Había pasado un mes desde que mi vida ha vuelto a ser la de antes, bueno, no del todo. Otra vez estaba con lo del trabajo, a la rutina, a los problemas. Pero nada de él.

Nada de Zee.

No lo he vuelto a ver, no sé nada de él. Hay veces en las que creo que estoy completamente loco y todo lo que pasó fue solo el producto de mi imaginación, una mala pasada de mi mente.

Sentí caer una fría lágrima por mi rostro.

No he dejado de llorar desde entonces, el señor diablo me había dejado mal, de eso estaba seguro.

Miré a mí alrededor y suspire.

Luego de aquella mañana, Win quiso volver a vivir conmigo, pero casi se lo prohibí, no debía hacerlo, estaría interrumpiendo sus planes con Bright. Estuvo reprochándome por no cuidar mi salud, me recuerda a mi cuando estoy preocupándome por lo exagerado que puede llegar a ser, pero al final de cuentas se resignó.

Desde que Zee se fue no he dejado de estar enfermo; náuseas, vómitos, dolores de cabeza muy fuertes, mareos, hasta un poco de fiebre. Pero no quiero ir al médico, sería solo perder el tiempo en escuchar algo que ya sé: 'Joven, lo que usted tiene es anemia, anemia emocional' Puras idioteces, me sentiría más perturbado de lo que ya me siento. Y todo por él.

Me puse de pie y salí de la habitación para buscar un vaso de agua. Un profundo escalofrío recorrió mi cuerpo, detuve mis pasos en la puerta. Era la misma sensación de...

- Lo siento. - Escuché y mi corazón casi se sale de lugar.

- Jenni. - Solté asombrado.

- Solo necesito confirmar una cosa. - Dijo y se acercó a mí.

Colocó su fría mano sobre mi vientre, completamente concentrada y con el ceño fruncido. Fijé la vista en ella, confundido.

- ¿Dónde está Zee? - Pregunté rápidamente.

- No puedo decírtelo. - De pronto vi cómo sus ojos se agrandaron y humedecieron.

- Por favor Jenni, necesito verlo. Necesito saber de él - Un nudo se formaba en mi garganta. Iba a continuar pero me extrañó el que se ella alejara de mí, totalmente perturbada.

¿Qué hacía aquí? ¿Dónde estaba Zee ? Jenni me miró fijo a los ojos, provocando más frío en mí. Dijo algo que no entendí, en el mismo idioma en el que me habló Zee.

- ¿Qué dijiste?

- No tenemos mucho tiempo, Saint Sup.

- Mucho tiempo, ¿Para qué?

- Saint... Dios quiere tu vida, por la eternidad de Zee. -  ¿Qué?

- ¿A qué te refieres?

- Dios quiere tu vida, a cambio de la de Zee.

- Él... ¿Va a morir? - Pregunté totalmente asustado, esperando que Jenni lo negara.

- Si no hacemos lo que él quiere, creo que sí.

Esto no podía estar sucediendo, no era posible. Yo no puedo permitir que Zee muera, no, no puedo permitirlo. Si Dios quiere mi vida por la de Zee, no voy a negarme. Mi vida no vale nada, sin Zee no vale nada...

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Lamento mucho que les esté llenando de notificaciones, verán estoy editando y resubiendo "Seducción Homicida" por errores ortográficos creo que me llevara toda la noche, en fin espero me comprendan, ya que muchos me escribieron pidiendo una explicación.
La historia en sí no la eliminare, solo la editare.

Quiero vender mi alma al diablo [ZaintSee] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora