Capítulo XVI

1.4K 222 42
                                    


Se quedó callado, mirándome fijamente. Su respiración era pesada, se podía oír perfectamente. Volví a mirar las heridas de su cuerpo, parecían algo así como arañazos, mordisco y golpes.

- Debo irme. - Me dijo de repente, provocando que lo mirara.

- ¿Vendrás mañana? - Susurré.

- Sí. - me contestó bajo.

- ¿Me lo prometes? - Me miró fijo, serio.

- Yo no prometo nada, solo cumplo lo que digo. - Asentí varias veces con la cabeza.

- Zee...

- ¿Qué?

- Te extraño. - Musité levemente.

Levanté mi mano y la apoyé sobre el frío espejo que estaba frente a mí, justo en donde se reflejaba su pecho, no obstante, sabía que no podía tocarlo, que no lo estaba haciendo.

- Hasta mañana, Saint.

- Hasta mañana, Zee. - Dije y desapareció.

Alguien tocó la puerta del baño, recordé dónde estaba y con quién. Me acomodé un poco y decidí salir. Era uno de los mozos, me miró bien y yo a él.

- ¿Sucede algo? - Le pregunté.

- No, nada joven. Solo vengo a dejarle un encargo de parte del joven que vino con usted. - Fruncí el ceño.

- ¿Cómo?

- Él le dejó esta nota. - Me entregó un papel.

Tomé la nota, y el mozo se retiró.

¿Por qué se habrá ido así? ¿Habré tardado mucho? Sin seguir dando vueltas abrí el papel.

Saint,
Siento haberme ido así, pero llamó mi madre, mi hermana está muy mal, la internaron de urgencia. Luego te llamo para contarte todo con detalles. Lo siento de verdad, no quería que esto quedara así. Sabes que te quiero mucho y que me encanta estar contigo. Hablamos otro día, bonito.

Con cariño. Perth

¡Oh, dios! Espero que Zee no tenga nada que ver con esto, porque si eso llega a ser así, y a la hermana de Perth le sucede algo, el señor Diablo va a conocerme.

Salí de aquel restaurante, lo mejor era volver a casa. Todo había sido un desastre. ¿En qué problema me metí? Debí escuchar a mi amigo cuando me dijo que no subestimara a lo que no conocía, debí retractarme de mis palabras...

Pero...

Pero si no lo hubiese dicho, tal vez jamás hubiese conocido a Zee, y eso ni pensarlo.

Una fría brisa subió por mi espalda mientras caminaba por la calle, mi piel se erizó por completo, no era un frío normal, era un frío extraño. Nunca había sentido algo así.

- Tranquilo, no te haré nada. - Escuché decir a alguien. Mi corazón casi se salió de lugar cuando una mujer se paró frente a mí - L-Lo siento, no quise asustarte.

La miré bien. Era una mujer alta, de cabellos negros, ojos rasgados y almendrados, y unos labios abultados, su piel era morena. Comencé a temblar levemente, hacía un frío horrible. Jamás había sentido uno así.

Entonces recordé las palabras de Zee. Jenni es inofensiva cuando no está en horas de trabajo y no es siniestra y esas cosas, de hecho, te sorprendería lo linda que es. Lo único es que hace un poco más de frío cuando ella esta.

- ¿Jenni? - La vi sonreír.

- Se nota que Zee te ha hablado de mí. - Me dijo sonriente.

La miré sin poder creerlo. Tengo a la muerte frente a mí, esto no era posible.

Retrocedí unos pasos y ella rió por lo bajo.

- Tranquilo, Saint, no voy a hacerte daño. No estoy en horas de trabajo.

- ¿Qué... haces aquí? - Le pregunté luego de unos segundos.

- ¿Por qué mejor no vamos a un lugar donde podamos estar solos? No creo que quieras que te vean hablando con la nada en medio de la calle.

- ¿Con la nada?

- A diferencia de mi hermano, yo puedo hacer que solo la persona que yo quiera me vea. Y en este caso tú eres la única persona que lo está haciendo.

Asentí levemente y comenzamos a caminar, el molesto frío aún no se había ido de mí. La miré de costado, Zee tenía razón, ella no es siniestra ni nada de esas cosas, es más, es muy bella.

Cuando llegamos a mi departamento le pregunté si quería algo de tomar, y ella negó. Nos sentamos en la mesa, Jenni frente a mí.

- ¿Qué pasó? - Pregunté luego de unos segundos de silencio. Ella acomodó su garganta mirando a su alrededor, para luego comenzar a hablar.

- Si mi hermano se llega a enterar que vine a verte se enojará mucho conmigo y será capaz de no hablarme por un millón de años. - Reí por lo bajo.

- Tranquila, yo no le diré nada. - Sonrió y me miró, para luego ponerse seria, como si le preocupara algo, y eso me estaba inquietando.

- Estoy preocupada por Zee. - Fruncí el ceño.

- ¿En qué sentido?

- En todos los sentidos.

- ¿Por qué?

- Mi hermano es el Diablo, Saint, jamás ha conocido lo que es el amor, jamás se ha preocupado por alguien que no sea él. A lo que me refiero es que nunca de manera romántica... nunca lo había visto tan perturbado.

- ¿Quieres decir que Zee tal vez este mal por mi culpa? - Pregunté algo preocupado.

- No, no por tu culpa. - Se acercó a mí haciéndome retroceder un poco, ella bajó la voz - Creo que has despertado algo dentro de él, algo que desconoce y por lo cual está confundido.

- ¿Qué tengo que hacer?

- Sabes que ha hecho un pacto con el Creador, ¿verdad?

- Sí, lo sé, y es una locura.

- También lo creo. Pero Saint, eres el único que puede despertar eso bueno que Zee tiene dentro.

- ¿Cómo lo hago? - Pregunté. Ella se alejó.

- ¡Arriésgate! Al diablo con las reglas de Dios, Saint . Él creo las reglas del amor, y si él mismo las prohíbe se está contradiciendo.

- Pero... ¿Qué debo hacer?

- Lo que sientes. - Colocó su dedo donde estaba mi corazón, señalándolo - Cuando lo tengas al frente y creas que es hora de despertar lo bueno dentro de él, haz lo que te diga tu corazón. - Sonrió y yo lo hice igual, Jenni se puso de pie - Ahora debo irme, ya le llegó la hora a la hermanita de tu ex novio.

- ¿Qué? - Solté sin poder creerlo.

- Esa niña está sufriendo, Saint. Debo llevármela.

- Zee... él no tiene que ver en esto ¿Verdad? - Pregunté, esperando que la respuesta un no.

- Para nada. Él no se interpone en las muertes, solo lo hacemos Dios y yo. - Asentí leve, completamente aliviado, para luego angustiarme nuevamente pensando en todo lo que Perth iba a sufrir por esto.

- ¿Será rápido? - Se giró a verme.

- No sentirá nada.

- Gracias Jenni . - Sonrió.

- Umh... Esto es un secreto. - susurró.

- ¿Eh? ¿Qué cosa?

- Zee nunca tuvo debilidades, pero ahora tiene una. - La miré extrañado.

- ¿Cuál? - Sonrió enormemente.

- Tú, Saint Sup.

****†****†****†*****†****†****

Alguien está viendo The Shiper?
La diosa de la muerte,pues ella es Jenni :3

Quiero vender mi alma al diablo [ZaintSee] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora