Capítulo XIX

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Ambos cuerpos cayeron en la cama, el menor encima. Sabían exactamente dónde terminarían.

La respiración de Zee pasó por el cuello del otro. Saint se alejó de él mientras se sentaba a horcajadas sobre su abdomen. Ambos se miraron a los ojos.

- Sabes que no podemos hacer esto. - Dijo el menor agitado. Zee se sentó, acomodándolo mejor sobre él.

- Ya no hay vuelta atrás, Saint . Ya no puedo detenerme. - Refutó mientras sus manos desabrochaban los pantalones ajenos - Ya probé tus labios, ahora quiero probar tu cuerpo, tu vitalidad, tu fuerza. Quiero estar unido a ti.

Saint mordió sus labios levemente al escucharlo, tomó su rostro en sus manos para mirarlo fijo a los ojos.

No, no hay nada de malo en esto.

- Después de esto tú habrás ganado el pacto. - Dijo sin dejar de acariciar su rostro.

Zee bajó sus manos hacia las caderas del más bajo, para llevarse con ellas los pantalones y Saint se movió un poco para que pudiera sacarlos. Los arrojó con fuerza hacia un costado y lo volvió a acomodar sobre él, relamiendo sus labios y mirándolo con locura.

- ¿Por qué?

- Porque haremos el amor, y el amor es algo bueno.

Unieron sus labios en un dulce beso, mientras Zee giraba para quedar arriba, y empujaba levemente hacia atrás para recostar al menor, quien bajaba sus manos delicadamente por su pecho. El beso empezó a tomar un ritmo más acelerado. Saint gimió levemente, encendiendo el fuego en Zee, quien aún tenía puesto los pantalones.

Y el contacto del pantalón con su piel, lo estaba matando.

Necesitaba sentirlo, ya.

Las fuertes manos se movían por aquellas blanquecinas piernas. Saint metió su lengua en su boca, buscando saborearlo más, y el sonido erótico que realizaban sus labios los ponía a mil.

Zee comenzó a bajar sus labios por su mentón, dejando pequeños besos y mordiscos al pasar por su cuello. Al llegar a su pecho, besó los puntos rosáceos en este, pero no se entretuvo con ellos, los dejó para después, en cambio bajó un poco más hasta su abdomen.

Saint gruño pesadamente, mientras su mano acaricia los cabellos negros de Zee. Gimió más de una vez cuando Zee mordió y lamió su estómago.

El de cabellos Negros se sentó sobre el joven para así mirarlo, en lo que Saint llevó las manos a la cremallera de sus pantalones. Lentamente bajó el cierre, para luego desabrochar el botón, deshaciéndose de ellos de un solo tirón. Sonrió coquetamente al posar sus manos sobre el bóxer.

- Que extraño señor Diablo, ¿Usted con ropa interior? - Provocó que el otro riera por lo bajo.

- Tú me los compraste, si fuera por mí, andaría desnudo.

Tenía que quitárselos, tenía que arrancárselos.

Zee volvió a acomodar al menor sobre su regazo y lo tomó de la cintura para acercarlo más a él. Comenzaron a besarse, se habían vuelto adictos al sabor de sus labios mezclados.

- Te deseo tanto.., tanto. - Susurró el mayor contra sus labios.

Trazó un camino imaginario de besos con su boca, deteniendo la cabeza a la altura de sus botones, para tomar uno de ellos con la misma. Se escuchó un gemido exaltado en respuesta. Mordió levemente uno de los botones del menor, mientras que las manos de este último se volvían a perder en sus cabellos.

Subió su lengua por el lechoso cuello, hasta su oreja. De nuevo, Zee comenzó a murmurar cosas que no se entendía. Todo el cuerpo del pequeño se derritió de placer ante ese extraño y excitante lenguaje. Su voz es tan profunda.

Quiero vender mi alma al diablo [ZaintSee] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora