23- Algo está cambiando.

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CAPÍTULO VEINTITRÉS

Aviso: ¡No leer este capítulo en compañía!, si quieren mantener su reputación intacta.

En el preciso momento que subí sus tremendas escaleras, me senté en su sofá sin invitación; el traía puesto un short rojo bastante sensual con su redondo trasero así todo ricote, estaba sin camisa, allí pude apreciar una marca marrón (marca de nacimiento) cerca de la entrada del pecado y debo decir que luce espectacular ya que el chico no tiene tatuajes, me habría gustado que tuviera.
Empezamos a conversar sobre temas sin importancia, pero había algo distinto en él, que no pude descifrar, tal vez en mí también, no sentía esa emoción de verlo, ese calor, ni nada de esas cosas que solía sentir, sólo estaba pensando en todo lo que me había dicho lucas, tal vez estaba mal pensar sólo en sexo pero el no quería nada más conmigo por lo que me había dejado bien claro.

—Ya voy a servir la comida, ¡Vamos a la mesa!—dijo levantándose de su silla que estaba justo frente a mi, de hecho estuvimos hablando todo el rato, no nos dimos ni un piquito, él no se animó, yo mucho menos...(no soy buena tomando iniciativas)
Me levanté y caminé hasta su mesa que quedaba justo frente a la cocina; debo decir que era sorprendente su nivel de limpieza, en su casa todo se encontraba bien limpio y organizado por como son los hombres, él me sorprendía un montón...

Me sirvió un plato con arroz blanco con salsa de frijoles y queso blanco...

—¿Aquí se ora antes de comer?—pregunté, mientras él abría la puerta cristalina de su balcón.

—Sí, claro, aquí se ora.

Estaba bien confundida, me había dicho que no creía en la existencia de Dios, pero ora...

—Entonces, adelante, es tu casa, tú oras.

—Gracias Nabguana por tus alimentos...

—No, gracias, ya no es necesario que ores—interrumpí llevando una cucharada de arroz a mi boca

—Pero, ¿por qué? Apuesto que ni sabes lo que significa—dijo conteniéndose la risa.

—No lo sé, ni me interesa, ¡eso es idolatría! No le oro a nada y a nadie más que Dios.

Ya saltemos la parte en la que tuvimos una conversación religiosa, cuando me contó sobre los indígenas y cuándo no pude comer, también se comió mi comida, guapo pero se come dos platos de comida sin pensar.
Luego una gran conversación sobre bebidas y sobre que odiaba el agua (no en el verdadero sentido de la palabra).

Otra vez yo estaba sentada en el sofá y él en la silla de su escritorio, mostrándome unos trabajos que había realizado...
Y luego se quedó viéndome los senos, era obvio pero supongo que el creyó que no me estaba dando cuenta, ya que miraba hacia su computadora y luego directamente hacia ellos y luego a mi rostro mientras explicaba cosas, esperé que él mirará hacia su compu nuevamente y me bajé un poco el vestido dejándomelos más a la vista, cuando volvió a verme, sonrío de lado como solía hacerlo al inicio con malicia...

—¡Ven aquí!—dijo como un rey hablándole a su segunda esposa... Así sonó en serio ja-

Me paré y me senté de lado sobre sus piernas, me miró fijamente a los ojos y me acarició la mejilla, no sentí vergüenza por primera vez en mi vida me fui acercando lentamente, visualicé bien sus hermosos, divinos y rojizos labios y lo besé, sí, así es, ¡lo besé sin miedo!
No sé si es extraño o romántico pero él me lamía el rostro como un perrito y me daba una cantidad de piquitos incontable en la boca y por todo el rostro...
Continuamos besándonos a nuestras extrañas maneras, estaba sintiendo su erección cada vez más firme, de pronto me tomó de la cintura y me levantó, sin dejar de besarme me estaba llevando al cuarto, y ¡pam! Se golpeó la cabeza contra la puerta.
No soy la mejor para esos casos ya que no pude evitar burlarme, pero lo abracé y le acaricié un poco el pelo.

—Oyeeee, sí que te golpeaste fuerte...

—¿Qué pasó?—preguntó desesperado

—!Quedaste calvo!—dije y apenas pudo escucharme, la risa no lo permitió...

El sonrió y de repente me besó fuerte como si fuera la venganza por burlarme, y si fue el caso, ¡Quedé encantada!; esa vez sí, sin golpes me llevó a la cama y empezó a desahacerse de mi ropa, dejándome sólo en interiores, se puso sobre mí, se deshizo de mi sostén y me empezó a besar los senos, principalmente a succionar mis pezones, yo no me pude resistir y empecé a gemir, entre más gemía, más fuerte lo hacía...
¡Es un dios succionador! ¿Me escucharon? Un bendito dios succionador... Mi vagina estaba mojando como un río en tormenta.
Se deshizo de mi última prenda y de la suya, se puso un preservativo de vainilla y empezó la acción... El tenía su rodilla izquierda sobre la cama y la otra pierna sobre el piso, yo estaba en el borde de la cama, con la pierna izquiera atravesada sobre su rodilla y la otra pierna en su hombro, y sí, descubrí que soy bastante flexible...
Al estar en esa posición, me empezó a penetrar, doloroso al inicio y placentero luego, es la rutina, sólo que al parecer el gigantesco pene de Álvaro hace que sea placentero y doloroso a la vez... Tal vez suene masoquista, pero ¡me gusta que se sienta así
Cerraba los ojos y sólo gemía y lo disfrutaba, —¿te gusta o te duele?—me preguntó gimiendo y sin parar de penetrarme...

—Ambos—titubeé; no lo sé, pero me costaba hablar teniendo relaciones...

A él le gustaba hacerme sufrir, pero no sabía que me gustaba el sufrimiento... Me miraba así todo suculento y me lo clavaba todo, con su mano gigante me apretaba fuerte del cuello, y ¡era encantador!

Luego, me puso como una p*rra, recordé una de las clases de luquita (Lucas) me dijo que debía apoyar mi pecho contra la cama y levantar bien el trasero, así lo hice, me sostuvo de las caderas con las dos manos; me estuve viendo en el espejo de su closet para ver cómo lucíamos y adivinen qué, el también estaba haciendo lo mismo, al hacer contacto visual nos reímos, ¡Fue lindo!
Como recompensa me empezó a penetrar fuerte haciendo que mi trasero golpeara fuerte contra su pierna, ¡Oh sí! ¡Encantada con el sexo salvaje!

De repente se repitió la historia, su pene saltó, el gimió fuerte, me apretó más fuerte de la cintura y parecía que me quería penetrar sus testículos también ja-

Hola, ¡Soy Rebecca! Otra vez no tuve un orgasmo.

¿MI COMPAÑERO DE SEXO O EL AMOR DE MI VIDA?✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora