Capítulo 15.

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.ME PREOCUPA.

—¡Que cabron! —continuo quejándose mientras terminaba el informe, Horacio y Gustabo habían peleado a piedra, papel y tijera para ver quién se quedaban ha hacer turno de noche y papeleo, ¿Adivinar quien perdió? Si, el idiota de Gustabo. La comisaría estaba casi vacía, muchos de sus compañeros nocturnos estaban patrullando y solo el quedaba en la sala que estaba llena de mesas para hacer papeleo y denuncias, mientras escribir la luz fue apagada haciendo que Gustabo maldijera —. ¿Quién coño ha apagado la luz? —la luz volvió a encenderse encontrándose a un confundido Conway.

—¿Gustabo, qué hace aquí? —pregunto cansado caminando a este.

—Papeleo de mierda —dijo levantando la mirada hasta ver a Conway —. En un rato iré a patrullar y... —Gustabo bostezo auto-interrumpiéndose.

Conway le regalo una mala mirada —. ¿Así? Causarán un accidente, anda ven, vamos a tomar un café —dijo dándose la vuelta y caminando a la puerta, Gustabo se levantó de la incómoda silla y le siguió, bajaron hasta las máquinas, cada uno sacó su café y se apoyaron en la pared, Gustabo ni apartaba la mirada de aquel anciano, sus ojos estaban cansados y tristes, a veces suspiraba lleno de cansancio, se le veía frustrado.

—. ¿Conway está bien? —pregunto en susurro observando al intendente, este le observó haciendo que su mirada conectará con la azulada de Gustabo —. Esta demasiado decaído desde que Torrente...

—Estoy respirando Gustabo, eso es lo que cuenta ¿No? —dijo con su voz ronca.

—La vida es sufrir Conway, yo mismo lo sé, pero a veces debes de reírte de ella debes de dejarte llevar, a mi no me vale que este solo respirando si está muerto en vida, eso es inclusive peor que estar muerto —apoyo su cabeza en la pared cerrando sus ojos —. Me preocupa —dijo —. No se por que, pero veo su mirada apagada, veo sus pocas ganas hasta de hablar y no se por que, pero me preocupa y me mata por dentro. Prefiero cuando los insulta y nos pega a ver cómo se queda en silencio y pasa de nosotros.

Conway le observó incrédulo, su pulso iba a mil y sus labios hacían una sonrisa involuntario —. No se preocupe por mi Gustabo, estoy bien.

Gustabo negó con la cabeza —. No lo está, lo sé, a mi no me miente —dijo seguro señalándole —. Se que si hubiera cumplido mi promesa usted no estaría...

—Estaría igual o peor Gustabo —dijo tirando el baso de plástico a la papelera quedando frente a frente con Gustabo.

—Se que no. Le hice una promesa y falle, realmente la culpabilidad no para de seguirme, podría haberlo evitado —las palabras serias de Gustabo daban de lleno al alocado corazón de aquí el hombre malhumorado —. A nosotros no nos conocías de tanto, si me perdías a mi o Horacio no sentirías nada...

El intendente apoyo una mano en la pared acorralando a Gustabo, este le miró incrédulo —. No digas esas mierdas Gustabo ¡Sabe que es mentira! Horacio es como un hijo para mí, Torrente era un gran amigo, aunque no quisiera admitirlo, y tu no se lo que eres —se sincero susurrando —. Se que eres un capullo, al principio te veia como un hijo, pero eres tan anormal que ya no puedo verte así.
Por inercia Gustabo al oír eso se fue acercando a Conway poco a poco —. Disculpame si le falle —susurro poniendo su mano libre en el hombro del intendente, de normal esperaba que le apartará y le insultara, más este le abrazó con cuidado de no tirar lo poco que quedaba del baso que tenía Gustabo.

—Me asusté mucho cuando me enteré, agradezco que ustedes dos al menos estén bien —por muy bonitas que dijera las palabras, las palabras eran dichas de manera sería, fría y tajante, pero quién de verdad le conocía podría ver qué estaba abriendo su corazón.

Gustabo y Conway se separaron haciendo que sus narices rozaran, ambos estaban demasiado cerca, sus alimentos chucaban y sus miradas estaban conectadas. No sabían por qué eran así, Gustabo admitía sentir atracción por Conway, al igual que ese abuelo malhumorado admitía tener cariño y atracción por este, pero algo que tenían aún más claro es que jamás lo dirían en alto o al acompañante, por qué esos sentimientos los conocían y daba un acojone que flipas.

Entonces la puerta fue abierta de golpe seguido de unos gritos —. ¡No es justo, suélteme! —grito alguien —. Solo he bebido una, le juro.

—Me cago la hostia —gruño en susurro Conway, segundos después cogió el baso de Gustabo y bebió lo poco que quedaba en el seguido de tirarlo a la papelera y caminar hasta el agente que tenía esposado a uno que estaba algo pasado de copas —. Ponme en situación —dijo Conway serio, observando cómo le desesposaba y le metía al calabozo.

—Iba a 100 km por hora en medio de la ciudad, además ha dado positivo en alcohol.

Gustabo maldijo que las máquinas estaban en los calabozos, ahí siempre pasaba gente y casi nunca había un poco de tranquilidad, las máquinas que habían arriba estaban arreglándose y tampoco es que hubiera mucha privacidad, teniendo en cuenta que ahí estaba siempre plagado de gente, sin contar la puerta y cristalera que había. Gustabo gruñó pasando de largo, iría ha hacer patrulla.

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¿Tengo una duda, de que color son los ojos de Conway? No recuerdo XD.

Un beso.

—N.G.A

Moriría .1. INTENDENTEPLAY. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora