Capítulo 10.

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.BUEN TRABAJO.

La mirada llena de furia callo sobre Horacio -. Ve y dile a Torrente o Leonidas que te den unos cargadores -dijo mirando a Gustabo, este asintió alejándose del dúo, Volkov agarro del codo a Horacio y lo alejó un poco -. ¿¡Pero usted es subnormal o cómo va la cosa!? -pregunto, el ruso realmente estaba cabreado -. ¿¡Como se le ocurre venir sin balas ni chaleco!?

-¿Le recuerdo que estaba patrullando? ¡Me ha avisado tarde comisario, yo no lo sabía! -de excuso el de la cresta evitando soltarle alguna grosería o maldiciendo dirigida expresamente al comisario.

Volkov suspiro -. Horacio por dios esto es un trabajo del alto riesgo, ¡No puede ir así por la vida! ¡Le terminaran matando!

Horacio le observó directamente a los ojos -. Puede ser comisario, pero eso será problema mío, ¿No cree?

-No por que eres un alumnos estás cargo de tus superiores, es decir, si te pasa algo, en servicio, la culpa es nuestra. Si quiere matarse tirese de un puente, pero fuera de servicio -dijo lleno de cólera, Horacio abrió los ojos ofendido, sus palabras le habían herido más que una herida de bala.

Gustabo lanzo un cargador a Horacio, este lo agarro sin quitarle la mirada al de cresta -. ¿Solo uno? -pregunto Volkov.

-Nadie tenía más de sobra -dijo encogiéndose de hombros.

-Síganme -dijo Volkov caminando hasta Leonidas y Torrente -. Vale, van a salir en dos minutos, posiciónense en lugares estratégicos, hay un franco -todos asintieron -. Y usted agente Pérez manténgase un poco al margen, no queremos bajas.

Todos hicieron caso a las órdenes del comisario, Gustabo y Leonidas buscaban y disparaban como locos al franco que no paraba de disparar y joder, luego se encontraban Leonidas y Volkov intentando disparar al que se encontraba dentro del badulaque, Horacio suspiro, deseaba poder participar.

-¡Leonidas! -exclamó Volkov cubriéndose.

El chico suspiro -. Me han dado en el hombro, no puedo disparar ni apuntar, lo intente pero no puedo comisario -dijo adolorido, el comisario asintió.

-Quédese ha cubierto -dijo seguido de disparar al que se encontraba dentro de la tienda, Horacio cansado de no hacer nada atravesó la calle, un acto muy imprudente, y se acercó a Volkov -. ¿Qué coño...?

-Leónidas no puede ayudar, pero yo sí —dijo con determinación

-Horacio póngase ha...

-Recuerde que también soy agente -exclamó enfadado poniéndose enfrente de la puerta cristalera y comenzó ha disparar, Volkov ante la acción tan sumamente irresponsable y suicida se junto a este.

-¡Póngase detrás de mí! ¡yo si que llevo chaleco, a mi no...!

Horacio ignoraba al comisario y los gestos que le hacía para que se pusiera a refugio tras su espalda, él no era un niño indefenso.

-Acabamos de abatir al francotirador, hemos avisado a la malla para que vaya a badulaque, estoy yendo al hospital -dijo Torrente por la radio.

-¿Hospital? -preguntaron el superintendente y el comisario al mismo tiempo.

-Nada grave, hirieron con herida de bala Leonidas en el brazo derecho, y a Gustabo en el pie, aproveche que todo iba en control para llevarles.

Volkov y Horacio disparaban con cuidado, a veces se asomaban pero rápidamente apartaban la cabeza para no recibir ningún balazo por parte del atracador, Volkov pensaba ideas en las que su acompañante no terminara herido, estaba frustrado por qué este no llevará el maldito chaleco, además de que su actitud no ayudaba, entonces como si nada Horacio se puso delante de la puerta una vez más mientras se acercaba a esta y disparaban al atracador, Volkov se le unió, pero justo ya le había abatido el de la cresta -. ¡Si joder! ¡Si! ¡Por fin cojones! ¡Ha chuparla!

-Me impresiona Horacio, buen trabajo —habló el ruso con frialdad.

—No soy un niño indefenso, ruso, soy un agente, es mi trabajo —le guiño el ojo seguido de volver a mirar al atracador y sonreír.

-Buen trabajo lorcitas -dijo de manera sería el superintendente, era normal que siempre terminara insultado, estaban acostumbrados

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-Buen trabajo lorcitas -dijo de manera sería el superintendente, era normal que siempre terminara insultado, estaban acostumbrados.

Gustabo sentado en la camilla suspiro cansado, le encantaba el trabajo pero siempre terminaba herido, en cada misión, o aunque fuera una persecución, siempre terminaba abatido, y es que ha este de le daba demasiado bien convencer manipular y poner de su lado a la gente, pero era tener un arma en la mano e iba perdido, sabía manejarla, si, pero si supiera un poco más seria mejor, en cambio Horacio cada vez que hablaba la cagaba, tal vez por su alto ego o su forma de hablar, pero eso sí tenía un arma entre sus manos y estabas jodido, su gran puntería y nervio hacia que fuera magnífico, en fin, Gustabo se complementaba con Horacio y Horacio se complementaba con Gustabo, eran un dúo, eran hermanos.

-¿Estas cogiendo demasiado gusto al hospital, eh Gustabin? -dijo el intendente observándole.

Este sonrió -. Al parecer si, creo que alquilaré una habitación aquí, me sale más rentable.

Conway suspiro seguido de sonreír -. Capullo.

-Te sorprendería las veces en las que me llaman así.

Moriría .1. INTENDENTEPLAY. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora