-Ya le dije que lo daré todo, por la malla, por ti, daré mi vida, se lo jure Conway y sabes perfectamente que soy de palabra -tomo una pausa observándole -. Si tu hablas, yo hablo, si tú te caes, yo caigo, contigo, siempre contigo, tenlo claro. Por...
Gustabo y Horacio se pasaron el resto del día haciendo papeleo y denuncias, una vez terminaron la jornada ambos fueron a casa.
Gustabo lo primero que hizo fue calentar un plato de macarrones que llevaba en la nevera unos cuantos días.
-Dúchate, yo te preparo la ropa -dijo cogiendo el plato de macarrones y caminando a la habitación de Horacio, este obedeció y se ducho, mientras su amigo preparaba la ropa de su mejor amigo, este aunque odiara el amor sabía lo importante que era Volkov para Horacio, así que le ayudaría lo máximo posible y si se caía seguramente mataría al ruso.
Una vez Horacio salió del baño en ropa interior observó a Gustabo, este estaba sentado en su cama como indio comiendo el plato de macarrones mientras le observaba -. ¿Eso? -pregunto observando la ropa, Gustabo asintió -. ¡No tiene mi estilo, no tiene el toque!
Gustabo gruñó -. ¡Encima que te lo preparo, desagradecido, calvo! -exclamo "ofendido" -. Si no te gusta elige tu algo, pero que sea la última vez que me pides ayuda.
Horacio miró a Gustabo con cara de "Yo no te pedí nada pero no diré nada por qué pasó de tu culo y no quiero discutir."
Gustabo ante su "cara nabo" como diría él, fingió que buscaba algo en el bolsillo concentrado, segundos después, cuando había captado la atención de su hermano, sacó el dedo mostrando su dedo corazón, miró sorprendido su dedo y después su hermano.
—Gusnabo no me interesa ver el dedo que te metes por el culo —le sonrió con inocencia cambiándose, una vez estaba "listo", camino al baño poniéndose la colonia de la tienda de abajo, sonrió mirándose al espejo -. ¡Estoy buenísimo! -dijo con ego, Gustabo le ignoro observando sus mensajes.
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Gustabo dejó de mirar al teléfono y observó a su mejor amigo, este se guardaba el teléfono en el bolsillo del pantalón -. Volkov me espera bajo, mañana te cuento cómo ha ido la cosa -dijo con una sonrisa caminado fuera de la habitación, Gustabo le siguió asta la puerta, dejo el plantó en la mesa del comedor y le abrió la puerta seguido de sonreírle.
-¡Vamos Horacio! -dijo con una sonrisa, este salió de casa con una sonrisa.
-Seguro que me dice que si, lo veo en sus ojos —una vez salió borro su sonrisa y puso el rostro serio. Se mascaba la tragedia.
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-Vamos Horacio... al menos no te a dicho que es hetero... -intento consolar a su amigo destrozado, el rimen de sus ojos se había corrido manchando la almohada de Gustabo, Horacio al llevarse un chasco se marchó del lugar, cogió un taxi y fue a la habitación de Gustabo, el cual dormía plácidamente, entre pequeñas lágrimas se tiro a su cama y un Gustabo adormilado tubo que animarle como pudo.
-¡Me ha dicho que no, Gustabo! -repitió el de la cresta.
-Hombre técnicamente no te a dicho que no, solo que ahora no es el momento y... -las palabras que daba sabía que no le hacían nada a Horacio, había sido un chasco demasiado grande.
Gustabo supo que esa noche no dormiría así que optó por alegrar a su amigo.
-¿Quieres que veamos una película y comamos palomitas o algo? -Horacio asintió con tristeza.
[editado, pondré la cita completa en el siguiente.]
