Capítulo 5.

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.¿DÓNDE ESTÁS GUSTABO?.

Gustabo acariciaba el pelo se su amigo, este se había quedado dormido mientras lloraba y miraba la película. Gustabo ya no tenía sueño, su hermano se lo había arrebatado con aquel "mal susto", por lo que se quedó toda la noche, o parte de ella reflexionado en lo que era el amor, era una mierda, pero una mierda bonita que te hacía volar lo más alto posible, para luego dejarte caer sin paracaídas, el ni se había enamorado en su vida, y cuando estaba apunto solía salir corriendo, el no buscaba azúcar y abrazos, no, el buscaba paz, buscaba tranquilidad, buscaba no sentir esas emociones tan peligrosas que te hacían perder la cabeza.

El no estaba dispuesto ha dejar que le hicieran daño.

Pensó en las miles de maneras de acabar con el ruso, pero muy a su pesar debía esperar a que Horacio soltara ese encaprichamiento.

Entonces su reflexión fue interrumpida por una canción, más concretamente la tusa, le estaban llamando. Gustabo estiró la mano hasta hallar el teléfono y descolgarlo.

—¿¡Quién coño es ahora!?

—¡Joto, soy yo, Emilio! —dijo con su peculiar acento.

"¿Emilio?" se preguntó, hacia meses que estos no se veían las caras o simplemente mensajeaban, con una sonrisa respondió —: ¡Hombre Emilio, cuanto tiempo! —dijo con una sonrisa seguido de levantarse con cuidado del sofá sin despertar a su amigo —: ¿Qué haces llamándome a las... tres de la mañana? —pregunto confundió, le gustaba su llamada, pero se le hacía raro.

—Mira estaba de jerga y mientras se me pasaba la borrachera me he sentado a un banco a descansar los ojos, justo vi vuestro edificio, ¡Y pues eso joto, me recordé de ti y pensé en escribirle, pero sin querer le llame!

Gustabo aparto las cortinas observando a una figura hablar en un banco, supuso que era Emilio —: ¿Estás aún ahí?

—¡Claro jotito! ¡Si por eso le iba a escribir, por si quería bajar y hablamos, wey es que ya le extraño! ¡Hace mucho que no le pegó!

Gustabo retiro toda sospecha hacia su amigo y sonrió.

—Pues espera ahí cinco minutos, ya bajo joto.

Gustabo se puso un chándal y bajo encontrándose con Emilio en la puerta, este le sonrió.

—¡Jotito venga, le quiero llevar a mi nueva casa! ¡Me compré una y estoy emocionado para que la vea! ¡Esta bien chingona.

Gustabo frunció el ceño desconfiado, pero llevaba mucho sin ver a su amigo era evidente que quería mostrarle todo lo que había pasado en su vida con la ausencia de este.

Gustabo subió al coche de Emilio dirección a quien sabe dónde.

Cinco de la mañana, Horacio abría los ojos realmente confundido, su cabeza dolía, aún el sol no había salido, regalando una poca claridad en el cielo, cogió su móvil y comprobó que tenía treinta llamadas del superintendente y otras veinte de Volko...

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Cinco de la mañana, Horacio abría los ojos realmente confundido, su cabeza dolía, aún el sol no había salido, regalando una poca claridad en el cielo, cogió su móvil y comprobó que tenía treinta llamadas del superintendente y otras veinte de Volkov, confundido se preguntó por que tantas llamadas a tan altas horas de la noche, minutos después callo en cuenta de que tenía que ir a entrenar con la malla.

—¡Hostias! —grito caminando a la habitación de Gustabo para despertarlo, más este no estaba ahí, confundido busco por toda la casa, más no lo encontró, ¡Le había dejado tirado! Lleno de furia una vez ya vestido llamo a Conway.

—¡Eres un anor...!

—¡Antes de que me diga nada fue Gustabo! ¡Dile a Gustabo que me cago en su puta madre, no me ha despertado!

—¿Cómo que no te ha despertado? ¿Y como se lo digo a Gustabo por telequinesis anormal? ¡Dile de mi parte que es un...!

—¿No está con usted? —pregunto confundido subiendo al Audi.

Un silencio incómodo se hizo en la llamada.

—¿Es broma gilipollas?

—¿¡Cómo va ha ser norma Conway!?

—¿¡Están intentando librarse del entrenamiento!? —grito Conway haciendo que la malla que estaba subiendo a los vehículos le observará.

—¡Le juro que no! —grito —. ¡Gustabo no estaba en casa!

Una vez Horacio divisó la comisaría aparco y bajo del vehículo aún con el teléfono en el oído, Conway la verlo en la lejanía colgó y camino hasta este.

—Tal vez le haya pasado algo a Gustabo...

—No creo, tal vez no le dio la gana hacer ejercicio y se marchó, cuando le vea...

—Conway, enserio, se me hace muy raro, anoche escuche que le llamaban, pero le ignore.

El superintendente observó a los ojos del chico de la cresta, segundos después se giró y bajo al garaje, la mitad de la malla estaba en los Z esperando a que el superintendente diera ordenes.

—Hoy no habrá ningún tipo de entrenamiento —dijo el intendente, haciendo que más de uno bajará del coche confundió observandole —. Vuestro compañero Gustabo García a desaparecido, estamos en constante peligro con las amenazas, así que tenemos que peinar las calles, la mínima cosa que vean lo dicen por radio.

[Editado (está igual, solo fue ortografía y dos frases.]

Moriría .1. INTENDENTEPLAY. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora