.ALCOHOL.
—¡Tenemos que ir a celebrar esto! ¡He abatido a un atracador! ¿¡Eso es digno de una celebración, no!? —pregunto con una sonrisa Horacio.
—No —dijo serio el intendente seguido de marcharse del lugar.
—Tan simpático como siempre —dijo sarcástico Gustabo.
—¿Y tu Volkov, vienes? —pregunto Horacio con una sonrisa —. Habrá vodka.
El ruso negó con la cabeza —. Me toca patrullar por la noche y demás cosas. Para otro día será, se lo prometo.
Horacio y Gustabo bebían mientras bailaba junto con Segismundo, hacia mucho que no se veían las caras y era toda una casualidad que se encontrarán en ese local, lo gracioso es que ambos celebraban cosas completamente diferentes, Gustabo y Horacio celebraban que Horacio había abatido a un atracador, mientras que Segismundo solo celebraba que estaba un día más vivo, algo simple, pero cuando vives en los santos es todo un logro —. Joder Gustabo se te extrañaba, ¡Haber si algún día hacemos algo! —exclamo bailando cerca de este, Gustabo, con sus pocos sentidos se carcajeó.
—¿Y él tiempo quién me lo da Segis? ¡No hay día que no trabaje!
—¡Que abusadores!
—No te creas —dujo Horacio ya pasado de cosas —. La menos hay buenas vistas del comisario bombón.
Segismundo se rio ante la confesión del chico de la cresta.
Gustabo seguía bailando, en el fondo prefería que hubiera venido el abuelo a la celebración, no es que no extrañará a Segis, pero siendo sinceros una parte de él extrañaba al abuelo, había tiempo que estaba muy serio y no hablaba de con él si no era un tema de trabajo.
Mientras tanto Horacio bebía y bebía, a este no se le daba muy bien el alcohol, por lo cual había perdido la noción del tiempo en la tercera copa, no sabía dónde estaba su amigo, solo recordaba que le había dicho que le esperaba en casa, que tardará en ir que estaría... ocupado.
Horacio con sus pocos sentidos salió dando tumbos mientras reía las veces que se chocaba con la pared o tropezaba con sus propios pies, una vez el aire helado de la madrugada le dio en la cara no pudo evitar hacer una arcada, no sabía beber, eso todos lo tenían claro, todos menos él. Se apoyó en la pared seguido de sacar el teléfono.

Decidió dejarlo en leído mientras caminaba por las desiertas y silenciosa calles de Los Santos, no sabía dónde iba, pero tampoco una a quedarse ahí de brazos cruzados, entonces se escuchó una melodía.
"¿Mamiiii que tú quiereeee' aquí llegó...!"
La melodía de Horacio comenzó a sonar en el bolsillo de este, con un suspiro se apoyó en la pared y como pudo descolgó el teléfono y respondió, más este no hablo y espero a que hablara quién le llamo.
—¿Horacio? —pregunto talguén tras la línea, al escuchar esa voz dejo de reír y trago duro —. ¿Dónde esta Horacio? —pregunto serio el ruso, Horacio empezó a deslizarse en la pared hasta sentarse.
—En la calle —dijo obvio seguido de suspirar.
—Eso ya lo se joder, ¿Pero qué calle? ¡Diga su ubicación!
Horacio miró alrededor encontrándose con una tienda de máscaras cerradas, supuso que estaba en la playa —. Estoy enfrente de la tienda de máscaras, ¿Por qué lo pregunté, comisario bombón?
—No se mueva, estoy a dos calles —seguido de eso el ruso colgó, Horacio observó el teléfono y suspiro seguido de echar la cabeza hacia atrás suspirando.
—Que mal se me da el alcohol —susurro con una sonrisa.
Entonces un ruido de un motor se escuchó a unos pocos pasos, seguido de una puerta abrirse y pasos en su dirección, en su campo de visión encontró a Volkov, el comisario, estaba con una cara llena de enfado, el de la cresta suspiro, sabía lo que se le venía encima, ¿Por qué le había llamado? El comisario le ayudo a levantarse sin mediar palabra —. ¿Cuánto bebio? —pregunto una vez le subió al coche.
Horacio espero a que fuera la vuelta y subiera para responder —: ¿Tres copas?
El comisario sonrió de medio lado, aunque eso no le quitó el poco enfado que llevaba —. Si se le da tan mal beber, ¿Para qué coño bebe?
El de la cresta suspiro y miró al comisario —. Para ahogarme en el.
—¿Por qué? —pregunto.
—Por que me duele mucho aquí —señalo su pecho con un puchero, sus ojos estaban lloroso, eso aplastó el corazón del comisario, cosas que me asusto, ¿Qué coño le pasaba? —. No sabía que dolia tanto —susurro con una sonrisa llena de pena —. Me cuesta hasta respirar.
—Le llevaré a casa —dijo sin mirarle, no se sentía preparado —. ¿Puede ponerme en el gps...?
Horacio no dejo que terminaré, solo suspiró y puso su dirección en el gps, miró por la ventana en silencio hasta que divisó su bloque, el comisario aparco y suspiro algo cansado, Horacio una ha abrir la puerta cuando se detuvo —. Antes de irme, quiero aprovechar la fuerza que me da la toxina del alcohol para preguntarle algo —dijo evitando romperse —. ¿No fui suficiente para usted comisario?
Volkov al escuchar esa pregunta sintió que se había roto por dentro, ver a Horacio con los ojos llorosos, la voz quebrada y lleno de alcohol por su culpa hizo que una gran culpabilidad le cubriese —. No es momento, Horacio... —Horacio bajo del coche sin decir nada y se dispuso a entrar a su hogar, sus lágrima caían mientras se tambaleaba. Se sentía estúpido por sentir algo con alguien que no sentía nada.
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Moriría .1. INTENDENTEPLAY. VOLKACIO.
Fiksi Penggemar-Ya le dije que lo daré todo, por la malla, por ti, daré mi vida, se lo jure Conway y sabes perfectamente que soy de palabra -tomo una pausa observándole -. Si tu hablas, yo hablo, si tú te caes, yo caigo, contigo, siempre contigo, tenlo claro. Por...