La ciudad del Mar

453 39 3
                                    

-¿Ya has preparado las maletas?
-Mmmm.

Esa es la respuesta que Gèrard recibe, se esperaba más, pero no puedes pretender que Anne Lukin diga una frase coherente si la despiertas un sábado a las ocho de la mañana. Un murmullo ahogado por la almohada y, tal vez, un par de "anda a la mierda".

Anne, por su parte, ha entendido perfectamente, simplemente prefiere hacer como que no porque sabe de qué habla pero, diciéndolo de manera sutil, no se ha acordado ni por un segundo en toda la semana, de hacer la maleta. Es consciente de que Gèrard le va a matar, de que no le queda Valencia suficiente para correr como se entere. Por todo eso, decide que es mejor hacerse la dormida.

-Anne, cielo. -dice el ceutí acariciándole el pelo.

Él se acerca lentamente, por si se gira de un sobresalto, hasta que su boca roza con ternura la frente de la navarra, quién se estremece ante el frío tacto de los carnosos labios contra su piel. Perfecto, ya no puedo hacerme la dormida.

Ella se gira lentamente, desperezándose con delicadeza, cuando Gèrard ya puede verla, sonríe ampliamente, mientras se frota los ojos. Coloca sus labios en una posición sutil pero clara con el mensaje, le invita a besarla, ante lo que él responde sin pensarlo dos veces.

El ceutí hace ademán de volver a hablar, ante lo que Anne, la cual está segura de que va a volver a sacar el tema de la dichosa maleta, decide abrazarle con fuerza, estrechándose entre sus brazos, sosteniendo su cabeza muy pegada a su pecho, acariciando su pelo desordenado.

Gèrard, por un momento, sucumbe a sus encantos, escuchando atentamente los latidos del corazón de su novia, pensando, aunque solo sea por un momento, que late por él. Sin embargo, no deja que las caricias de Anne acaben por dormirle y piensa con cabeza. Por eso, susurra

-No has hecho la maleta.
-Lo siento, te prometo que la hago rápido.
-No hace falta, ya te la he hecho yo.

Ella se levanta de golpe, olvidando que Gèrard está encima suyo, el cual se da un golpe contra la mesita de noche. Anne levanta corriendo a socorrerle, se siente culpable en gran parte de lo que ha pasado.

-Estoy bien, no hace falta que te preocupes.
-¡Qué no hace falta! Casi dejo lisiado al mejor novio del mundo, -tiene los nervios a flor de piel y no piensa en lo que dice- ¿qué habría hecho yo si llego a matar al amor de mi vida? No me lo perdonaría nunca. Eres el padre de mi padre, ¿qué le diría yo a ella? Con lo que te quiere.
-¿Soy el amor de tu vida?
-Solo te has quedado con eso, idiota.

Como respuesta, Gèrard le abraza, calmando a la bestia que habita en Anne, durmiéndola entre sus brazos, durmiéndola que no matándola, eso último está demostrado que es imposible.

-Nos vamos a Ceuta.
-¡Voy a conocer a los iaios!
-Sigo sin saber de quién ha heredado el entusiasmo.
-No te ofendas cariño, pero de ti seguro que no.

Una hora después, se encuentran los tres en el puerto, sentados. Gèrard acaricia la mano de Anne con suavidad, sabe que está nerviosa, él también lo está, sin embargo debe ser fuerte por los dos. Ella va a conocer a su familia oficialmente como su pareja y él, bueno él tiene preparada una cosilla para dentro de un par de días, porque no cabe olvidar que el cumpleaños de la navarra está a la vuelta de la esquina, ahora solo falta rezar porque no se le escape a ningún familiar la gran sorpresa.

No va a mentir, a Anne al principio no le hizo ninguna gracia que la semana del viaje cayera el día de su cumpleaños, pero al final se hizo a la idea.

La navarra, por su parte, está atacada, ya conoce a toda la familia de Gèrard, han hablado por teléfono y se vieron el día de la graduación, sin embargo nunca ha llegado a mirarle a los ojos y presentarse como su novia, no sé cree capaz. Repasa mentalmente los nombres de los familiares, como si se encontrase a las puertas de la selectividad y no a nada de coger un barco para conocer a sus suegros.

Jamás me olvidé de Ti [Geranne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora