Amelie
Había peleado la anterior noche con Diane y esa mañana no habían hablado. Diane la ignoro por completo esa mañana, y Amelie tampoco hizo el esfuerzo de arreglar las cosas, sentía que no era el momento. Pero cuando observaba a Diane la notaba muy callada y pensativa, cosa que no era común en ella.
Sentía que la pelea no era culpa de nadie, y si tenía un resentimiento todavía, lo mejor sería que ambas se den su espacio, para poder reflexionar lo ocurrido. Así que dejaría a Diane sola.
En ese momento Amelie se encontraba en el pequeño salón intentando bordar algo, a pesar de haber practicado mucho con eso, no era una experta, se olvidaba rápido si no practicaba, así que perdería el tiempo de esa manera.
—Amelie, llegó una invitación de la señorita Bradley. — Escucho la voz de su madre, quien entro al pequeño salón con una carta. Y se la dio.
Era de Daisy, siempre que se reunían Daisy venía a su casa, casi nunca era al revés. Leyó la carta cuidadosamente, le invitaba a pasar la tarde en su casa. Tenía ganas de ver a su amiga.
—Dice que le gustaría verme en la tarde. — Comento Amelie mientras sostenía la carta.
—Puedes ir. — Dijo su madre. Bueno eso ayudaría a que se distrajera un poco. —Diane ira a la casa de la señorita Stanley, así que podrán usar el mismo carruaje. —Finalizo diciendo mientras se sentaba.
Se encontraría con Diane a solas, y podía hacer algo para evitarlo, no quería que su madre note sus inconvenientes.
—Está bien. —Respondió Amelie. Seguramente para su madre todo iba bien entre ellas.
Bueno el momento seria incomodo, pero no imposible de tratar.
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Después de un tiempo ambas salieron para usar el mismo carruaje. Subieron las dos, no se dijeron nada, ninguna de las dos se atrevía a decir algo. Además, el trayecto no sería largo.
El carruaje comenzó a moverse, Amelie sería la primera en bajarse. La casa de Daisy no estaba lejos de la suya.
Observo a Diane, tenía la cabeza apoyada en la ventanilla, iban frente a frente.
Amelie suspiro, no hablar con Diane era algo completamente nuevo, y más aún verla callada. Diane no era de las personas que se guardaran las cosas fácilmente. Es más, pensó que hoy intentaría persuadirla de casarse, o que le diría que estaba loca, pero no era así.
El carruaje paro, eso indicaba que Amelie tenía que bajar.
La puerta se abrió. El cochero la ayudaría descender, podía ver su mano.
— ¡Amelie! — Exclamo Diane antes de que bajara. — Amelie volteo la mirada. Diane le estaba hablando —Adiós. — Finalizo susurrando y Diane volteo la mirada rápidamente.
Amelie se puso algo feliz, era la primera vez que Diane empezaba las cosas o daba el primer paso para arreglarlas. Notaba que Diane se preocupaba por ella, y el vínculo de amistad no desaparecería. Aunque no podía asegurar que después de eso estarían como antes, el preocuparse era suficiente.
—Adiós. —Dijo también y bajo. El carruaje se fue. Amelie se acercó a la puerta y toco.
La puerta se abrió rápidamente, Daisy se encontraba ahí.
—Estaba esperándote. —Dijo Daisy emocionada. —Pasa.
Amelie entro, la casa de Daisy. Su casa se encontraba junto al negocio de su padre; sastrería. Había algunos trajes ahí. Era una tienda, en la planta baja, pero Daisy tenía su habitación arriba. Y una puerta separaba un pequeño salón de la tienda.
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Sentimientos Distintos
Historical Fiction[TERMINADA / EDITADA] Alfred Weasley conde de Derbyshire conocido por ser algo distante y serio. Con una personalidad algo diferente, da el aspecto de ser la última persona con quien querías relacionarte o entablar una conversación en un salón de ba...