Alfred
Se quedó un momento parado, hace años que no entraba en este cuarto, pensó que jamás volvería a entrar otra vez, pero no fue así ¿Por qué Amelie quería abrir heridas que no quería recordar? Se había culpado por la muerte de su padre durante años y para dejar de hacerlo oculto todos esos oscuros recuerdos en ese cuarto. Ese piano. Se acercó a verlo otra vez. Todo fue causa de ese piano, si él no hubiera insistido en tener uno nuevo su padre no estaría muerto.
Escucho la fuerte lluvia que caía, sus oídos le indicaban que era una lluvia torrencial, él fuerte ruido de las gotas, le hacía recordar esos momentos que quería olvidar, todos sus recuerdos se hacían más nítidos, por eso no le gustaba la lluvia, le traía recuerdos inolvidables y dolorosos. El carruaje de su padre se accidento por una lluvia como esa.
Se sintió agobiado.
¿Por qué ella había husmeado? ¿Por qué entro a ese cuarto? Le enfurecía, no quería que nadie conociera eso de él, la culpabilidad que sentía y el dolor que lo consumía. Debió haber tirado ese piano en cuanto pudo.
Se tocó la cabeza, justo había llegado en un momento equivocado, no tenía planes de volver, pero las circunstancias lo obligaron y llego a este cuarto. Suspiro, debió suponerlo, algo así tenía que pasar en algún momento, ¿Acaso podría ocultar algo así toda su vida? No si se casaba, por eso en algún momento llego a pensar que no debía casarse, porque estaba lleno de culpa y remordimiento. No sabía cómo expresar esos sentimientos a otra persona y por eso había tratado mal a Amelie. Lo admitía, debió usar otras palabras, fue muy cruel porque se nublo de la ira. La idea de que ella se involucrara en algo que no le correspondía le había enfurecido por lo que lo llevo a tal acción de hablar con rabia.
Suspiro. Tenía que pedirle disculpas, él no era así. Nunca había levantado la voz de esa manera, menos a mujer.
—Milord. — Escucho decir, estaba perdido por un momento. Seguía en ese cuarto, oscuro y frio.
— ¿Qué paso? —Pregunto volteándose, en la puerta estaba la señora Smith, un tanto con la mirada confusa, pero prosiguió.
—Es Lady Derbyshire...—añadió con preocupación en la voz. — no se encuentra. —Soltó como si estuviera al borde de las lágrimas.
Escuchar eso le sorprendió. ¿No se encontraba? Hace un momento habían discutido estaba aquí y le dijo que se fuera, ¿Acaso no estaba en su dormitorio? Sintió una presión en el pecho.
— ¿Está segura de que es así? — Pregunto incrédulo.
—Si Milord. —Respondió la señora Smith. — la hemos buscado en la casa y no se encuentra. — Explico. Por su semblante sabía que decía la verdad, estaba más que preocupada. No tardó en reaccionar. Maldición, salió de la habitación tan rápido como pudo.
¿Qué estaba haciendo? ¿Dónde estaba? ¿Creyó acaso que le decía que se fuera de verdad? En ningún momento se refirió a eso cuando le dijo que se fuera. Pero y ¿si se había marchado? El clima no era nada favorable para usar un carruaje, podría pasarle algo malo.
— ¿Están todos los carruajes? — Pregunto mientras iba a la puerta principal.
—Sí, Milord. —Dijo. —Sir Frederick hasta reviso si estaban todos los caballos y no falta ninguno. —Explico. Hizo un puño. Entonces lo más seguro es que había salido afuera, llego rápidamente a esa conclusión, sino ¿Dónde más estaría? Definitivamente ella había cometido una locura. Cuando llego a la puerta principal vio que la lluvia era torrencial, no le gustaba, pero tenía que encontrarla.
—Saldré a buscarla.
—Milord puede ser peligroso salir con esta lluvia. —Expreso la señora Smith. —puede decirle a alguien que lo haga.
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Sentimientos Distintos
Ficción histórica[TERMINADA / EDITADA] Alfred Weasley conde de Derbyshire conocido por ser algo distante y serio. Con una personalidad algo diferente, da el aspecto de ser la última persona con quien querías relacionarte o entablar una conversación en un salón de ba...