el partido de soccer perfecto

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-¡Grey! ¡pasala! ¡Te la van a quitar!- gritaba un pequeño niño a media cancha -¡estoy solo!

El pequeño chico flama no volteo a verlo siquiera, él era la estrella del partido, y iba a anotar ese gol aúnque le costará la vida.
Bueno... Tal vez no tanto así.

Pero lo hizo, aúnque tuviera a medio equipo contrário detrás suyo él era más ágil y mejor que ellos. Tiró la pelota y el portero no pudo hacer nada contra tan certero tiro.
El público vitorio, ese chico aunque testarudo era el mejor.

El marcador iba 5/1 y ellos iban ganando.
El portero, un elefante con motas moradas, tomó la pelota entre sus pezuñas, y al tirar el balón a la cancha el silbato sonó, había finalizado el partido.

Los niños, ninguno menor de 12 años, comenzaron a vitoriar y festejar por su victoria.
Todos fueron a secarse el sudor y tomar agua, todos incluyendo a Grey, que aunque era un monstruo flama y el agua podía herirlo y hasta matarlo aún era lo suficientemente valiente (o estúpido) para acercarse.

- eso fue increíble Grey, eres la estrella del equipo. Anotaste 4 hoy

-me hubiera gustado anotar los 5 Pero 4 estan bien - respondió el niño sacando de su mochila una bolsita con algo parecido a incienzo y varitas de roble, que se comenzó a comer como si nada, lo normal para su especie.

-¿y que vas a hacer hoy? ¿irás a los entrenamientos? - pregunto otro chico, un león con hermosa cabellera y cuernos, que estaba limpiándose el sudor del pelaje

-me temo que no, pero no te preocupes, yo siempre entreno en casa

-eso se nota

-pero aún así, nunca asistes, si sigues así el señor Whist no te dejará participar en las finales -amonestó el felino, lider del equipo

El niño flama solo se alzó de hombros como contestación y sonrió

- si es así no hay mucho que pueda hacer. Mis padres no me dejan ir, no lo hago por mala gente. Pero si no puedo participar solo significa que no era para mi -dijo antes de morder otra varita y cambió el tema pues no le gustaba hablar de su situación familiar.

Al salir del partido fue entre rocas y caminos haridos hasta llegar a una zona de laberintos y lava, sonrió, y dejó su mochila a un lado.
Juntó sus piernas, sintió bien la tierra árida a sus pies y tomó aire. Luego respiró y golpeó al aire, con la palma de su mano, una pequeña llamarada se formo, dió una patada y un giro, pero no estaba satisfecho, no tenía buen equilibrio y sus golpes eran sosos, además de su magia, que no la sentía tan buena como la de los hombres de la TV. Sabía que era mucho mejor en magia que sus compañeros de la escuela, pero aún así no era suficiente para él, no solo quería ser bueno, quería ser el mejor, y lograr grandes cosas con su poder. Quería poder herir, poder ser intocable. Y sabía que si se esforzaba lo suficiente alcanzaría grandes cosas, pues estaba destinado a la grandeza.

Práctico algunas poses que encontró en una revista, intentó hacer ataques con fuego mágico rápidos y dañinos, dejó las rocas dañadas y logró mover el río de lava que había debajo, estuvo satisfecho cuando vió que su magia era más potente de lo que era hace un mes.

Decidió volver a casa.

Al ver la pequeña construcción a lo lejos escuchó gritos, se escuchaban claramente aúnque estuviera a una manzana de distancia todabía. Aún así decidió entrar pues iba a hacer tarea y las enciclopedias y libros de apoyo estaban sobre la repisa, si iba con cuidado no lo verían.
Entró a la pequeña casa de roca y teja y al escuchar golpes decidió esconderse debajo de la mesa para no ser visto.

- ¡vuelve aquí puto mocoso! - se escucharon forcejeos, Grey reconoció la voz de su hermano menor y su madre - ¿¡donde esta la moneda que estaba en la mesa!?

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