✔elecciones de 1934 parte 9

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Los rumores de que algo podría estar pasando en el palacio por el asunto de la corona se estaban esparciendo como polvora por toda la capítal, incluso llegó a ser motivo de cotilleo en otras ciudades y reinos. Estaban seguros de que algo había pasado ahí y ambos jovencitos habían terminado por quebrarse emocionalmente en pleno combate. Obviamente sus tutores lo negaron y adjudicaron todo a la presión y estres de la campaña.

Las primeras dos semanas luego de la pelea ambos estuvieron hospitalizados y muy graves en el hospital, la mayoría del tiempo inconscientes.

Meredicia se le permitió volver a Cambiras pues a esas alturas ya nada podría hacer para ayudar a Alceo y la situación de corrupción y sometimiento bajo la que estaban ambos príncipes.
A ella se le rompió el corazón al ver el desenlace del asunto, y ardiendo en colera, fué en son de guerra frente a Gorwed y prometió no descansar hasta que se hiciera justicia y él se pudriera en el calabozo.
Por ser una dama y una no muy conflictiva la mayoría de veces, el príncipe no le tomó mucho la palabra pero ella si que hablaba en serio.
Luego de eso trato de idear un plan y llamar a Iliam pero este se había ido a Narevok de nueva cuenta y no creyó que fuera muy seguro enviarle cartas para comunicarse.
Decidio esperar y tragándose su orgullo se dedicó unicamente a cuidar y procurar a Alceo para que se recuperara de la mejor manera posible.

Jack pudo ver a sus hermanas un par de veces en el hospital, aúnque por más que preguntaron ellas no quisieron decir palabra sobre el paradero de Ana o nada relacionado al tema. Esto pues su padre se los había prohibido rotundamente. Si bien él no podría matar a su hija por el error de su hermano iba a dejar que por lo menos él si sufriera su perdida un tiempo. Ya nada se podría hacer por el tema de la corona pero quería que sufriera su error.

Y si que lo hizó, al pensar que la pequeña niña ya no contaba con una vida y un futuro y que eso era su culpa se torturaba todas las noches pensando en lo que pudo hacer diferente para cambiar su destino. Tácticas de combate diferentes, haber sido más feroz a la hora de pelear, haber gritado por ayuda durante las elecciones para que todo Cambiras supiera lo que su padre le estaba haciéndo. ¡cualquier cosa! Lloraba al saber que todo pudo haber sido diferente.
Preocupante se tornó cuando de repente escuchaba la risa y la voz juguetona de su hermana al jugar por los fríos pasillos del hospital, sabía que era una alucinación, o por lo menos, su espíritu que había vuelto del más haya para verlo.
Luego comenzó a verla jugando alado de su camilla con su osito favorito, pero al ver que nadie más la podía ver más que él se rehusó a hablarle para no parecer que había perdido la razón.
Ella comenzó a insirtirle hablar y él, para no verla llorar comenzó a hablarle, le hablaba de como era la comida del hospital, le contaba chistes y jugaba con ella con juguetes que quien sabe de donde traía, aúnque no dudaba de que fueran reales pues hasta podía sentir la madera en sus manos. Llegó a pensar que ella era un espíritu y bajó la guardia, si bien no le contaba a nadie de su existencia si que él pensaba de que era real y la trataba como tal.

Todo cambió cuando una enfermera llegó de improvisto y le vió hablandole a la nada y haciéndo gestos con la mano como si jugara con un tren de juguete.

Jack nunca se había sentido tan avergonzado en su vida

Él trató de explicarle la situación del fantasma a pie de lágrimas por la vergüenza y ella, amablemente, fingió creerle. Jack solía ser muy perspicaz con esas cosas, pero ahora, en medio de su caos, realmente pensó que ella le creía y se sintió realmente agradecido con la enfermera.

Pero se sintió más avergonzado y hasta traicionado cuando esa misma tarde el psiquiatra del hospital, el señor García, entró a hacerle preguntas y una revisión general.

- yo no estoy loco - repitió, por décima vez en la consulta

- hijo, no te digo que lo estés...

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