✔elecciones de 1934 parte 7

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- Jack, ¿puedo entrar? - preguntó la hermana del gato al otro lado de la puerta. Él, muy serio, la dejó pasar. Frente al pueblo y los micronofonos podría mostrarse muy alegre y dispuesto pero frente a su hermana mayor no fingía sentir algo que no sentía. Se sentía muy enojado, aún ahora. - ¿todo bien?

- si. ¿por que la pregunta? - preguntó acomodándose el cuello de la camisa

- te estás portando muy altanero

- lo siento - su respuesta sonó monótona y no muy sincera, ni siquiera volteo a verla

- no lo dices en sério

- si lo hago - y se hizo una coleta baja

- ni siquiera me estas mirando, mira tu tono, tu actitud. ¿siquiera me escuchas? No pareces siquiera ponerme atención

Jack no respondió, siguió mirando fijamente al espejo unos segundos más y bajó sus manos de manera lenta - lo siento. No le había puesto atención a ese detalle. No fué mi intención - esta vez había sonado más sincero, aúnque la verdad era que lo había sido desde el principio, pero esta vez le tomó más atención a su tono de voz, no solía tener esa clase de dilemas pero pensó solo sería la presión por la que estaba pasando

- ¿estas bien? Desde el inicio de las elecciones te has distanciado mucho de todo el mundo - Jack abrió la boca para hablar pero la cerró cuando su hermana específico - no solo de nosotras. Me preocupas

- no me he sentido muy bien, lo siento

- ¿que te pasa? ¿estas triste o nervioso acaso?

- si. Pero no solo eso, la verdad no se lo que siento, pero es malo... - negó con la cabeza y suspiró - cualquier cosa que tenga se me pasará luego de ganar y convertirme en rey

Se dispuso a irse pero su hermana le habló mientras andaba - no tienes que sobreesforzarte así, si no ganas nada malo pasará

- papá amenazó con matar a Ana si no lo hacía, tal vez también a ustedes. - volteó a verla y al ver tan confundida y casi divertida expresión le específico - no estoy bromeando. Es completamente en serio. Pero guarda silencio con los demás - su tono sonó tan serio que ella le término por creer, él no sería capaz de hacer una broma de ese tipo. Jack no volvió a dirigirle la palabra y salió de la habitación.

Al llegar a la parte trasera del campo de combate se pasó las manos por la cara en un intento de despejar su mente y luego intentó salir pero alguién le tomó del brazo haciendo que se sobresaltara. Era Alceo, que aún conservaba una postura encorbada aúnque la herida hubiera sido hecha hace ya más de un mes.
Se veía serio y preocupado, sudaba un poco de hecho y tenía sus largos cabellos dorados atados en una simple y medio mal hecha coleta, se veía bien con ese desordenado peinado pues su cabello era limpio y muy bonito, pero la verdad esa clase de coleta era poco práctica y se le iba a terminar por deshacer a medio combate.

- Jack. Hablemos

- olvídalo - respondió con aspereza soltandose de su agarré. Lo malo del príncipe naranja era lo rencoroso que era.

- tengo miedo

- es tarde para decirlo, ¿solo lo dices porque tu herida no sanó verdad?

- eres un imbécil

Jack se alzó de brazos, con una cruel actitud irónica. Claro que cuando Alceo le pegó el hombro contra la pared a Jack esté ya le cambio la actitud, enojado Alceo era mucho más intimidante

- si no paramos ahora te dañare y me dañarás, no quiero acabar mal, no quiero que ninguno de los dos pierda a nadie

- eso pudiste decirlo antes. ¿por que ahora?

- porque si fuera por mi, podría estrellarte la maldita cabeza contra la pared o hacerte lo que me plazca. Aún con la herida si no me contengo te puedo dañar de verdad - le dijo con un susurro ahogado, para evitar gritar y que alguién los cachace.

- entonces hazlo. Puedes incluso matarme si quieres, no me sentire intimidado por ti

- esa no es la maldita idea - le dijo a pie de lágrimas. Escucharon pasos y Jack se soltó del agarre de Alceo, éste se limpió rapidamente las lágrimas que ya se habían formado en sus ojos y actuaron como si llevaran una conversación normal, uno alado del otro.

- señoritos, bueno verlos. Por favor, vengan conmigo - les dijo la señorita Iswell y ellos hicieron caso con la mejor de las actitudes, como si realmente estuvieran entusiasmados por el combate. Aunque la verdad, ambos sentían como su corazón se empequeñecia por el dolor y la tristeza. No era fácil preferir salvarle la vida a alguién que quieres a costa de hacer miserable a tu mejor amigo

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